La Elegida

27. Todo cambió

Se acerca sigilosamente hacia mi sin quitarme la mirada encima, pero cuando está a poca distancia detiene su avance. Carraspea un poco antes de hablar.

-Cómo te encuentras? -se lo piensa un poco y agrega - Pronto te sentirás mejor - Me da una mirada tranquila - sé que te encuentras confundida, furiosa y sientes tristeza, lo puedo ver, pero debes saber que tú no pertenecías allá, por más que ellos quisieron entrenarte no lo hacían como debían, eres demasiado para ellos. Si realmente quieres mejorar todo el jodido mundo debes de entrenarte mejor.

Con esas palabras dichas empecé a sentirme realmente furiosa, quien se cree para decir que es bueno para mí y que no, aquellas personas eran mis amigos, mi novio, eran mi familia, ellos no tenían derecho de arrebatármelo todo. No lo tenían y aun así lo hicieron.

No sé en qué momento salió de la habitación dejándome sola con mi maraña de pensamientos, sin embargo, se lo agradezco. En estos últimos meses mi vida a cambiado drásticamente. De ser una maestra de un colegio privado recién graduada mal pagada a pertenecer a un grupo de personas con habilidades extraordinarias y más aún enterarme que soy diferente de todos ellos y agregarle que por eso han destruido y asesinados a personas para lograr llegar conmigo. No sé cómo sentirme al respecto. Confundida, definitivamente. Furiosa, a mares. Triste, obviamente. Me han quitado todo y cambiado mi perspectiva de ver las cosas y apenas me acostumbro me lo arrebatan. No sé qué chingados hacer con mi vida, no sé cuál es mi propósito. Hay algo que siento que ocultan y no sé qué es y pronto lo descubriré.

Por otro lado, intentó poner atención a mi alrededor no hay mucho que ver, pero logro divisar una pequeña ventana que al parecer da hacia un pasillo. Bufo ya que no sabré cuánto tiempo ha pasado y si es de noche o día.

Han pasado horas o incluso no dudo que haya pasado un día entero, entre siestas y un brutal aburrimiento pasa el tiempo, después de lo que parecen siglos llega de nuevo ese chico. Llega con una bandeja de comida, puedo olerlo desde el umbral de la puerta y mi boca ya saliva del hambre. Hambre que no me había dado cuenta de que tenía.

Deja la bandeja en la mesilla que está a lado de mi cama y sin más se retira, en cuento cierra la puerta devoro lo qué trajo como si mi vida dependiera de ello.

Después de un tiempo llega aquel chico a llevarse lo que quedó y trae algo que tiene en sus manos.

-Te traje un poco de ropa para que la uses si desees.

Me lo deja en la parte inferior de la cama y recoge la bandeja y se retira. En todo ese tiempo yo no moví ningún músculo y solo me dediqué a observarlo. Cuando cierra la puerta tomo la ropa y me la pongo, no está mal solo son jeans una playera sencilla y un cambio interior.

Me recuesto en la cama y trato de que pase el tiempo muevo mis piernas sin parar. Estoy ansiosa. Quiero salir de aquí. Escucho que la puerta se abre.

-Veo que te sientes mejor y te vez mejor.

Lentamente giro mi cabeza para observar a dicha persona, ya que no es el chico de siempre. Es nada más y nadie menos que la cara rajada.

-Venía a darte la bienvenida a nuestro campamento de entrenamiento permanentemente, este es un campo de entrenamiento militar especializado en personas con habilidades extraordinarias. No cualquiera es elegido a este lugar sin embargo en una estancia aquí se te hará más cómoda que en el otro sitio.

No espero a que le respondiera cuando cerró la puerta dejándome sola.

No tardo alguien en entrar a mi habitación, esta persona nunca la había visto en mi vida, se posicionó a un costado de mi cama. Y en eso siento como una fuerza dentro de mi mente hace presión y reprimo las ganas de gritar de agonía, cuando no aguanto más grito con todo mi dolor cubriendo mi cabeza entre mis manos en mis rodillas, en ese instante todo se vuelve negro y pierdo el conocimiento.