26.Lejos de casa

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No sé cuánto tiempo llevo en este estado, en la nada. En el limbo. Todo está totalmente oscuro. En ocasiones escucho voces en la lejanía, pero, así como se escucha se pierde su nitidez.

Cuando por fin mis sentidos se van haciendo cada vez más fuertes siento que me voy, otra vez.
No sé cuánto tiempo ha pasado, pero siento que voy tomando poco a poco control de mi mente y de mi cuerpo. Siento un inmenso dolor de cabeza que me cuesta abrir los ojos, intento hacerlo, pero mis intentos son nulos. A lo que decidí mejor no abrirlos y escuchar algo que me dé pista de donde me encuentro.
Solo escucha la máquina de pulso cardiaco, de ahí en fuera todo es total silencio. En ocasiones alguien entra y revisa mi estado y vuelve a irse.
En ratos me duermo y en otros tantos intento con todas mis fuerzas despertarme o mover alguna extremidad de mi cuerpo. Un día, tarde o noche ya no sé en qué hora es, muevo mis dedos de mi mano derecha. Interiormente estoy bailando la Macarena de la felicidad que me embriaga por poder moverme, aunque sea poco, pero lo he logrado. Llevo horas intentar mover, ahora aparte de mi mano derecha puedo mover al izquierdo y los dedos de los pies, estoy mentalmente agotada y me duermo casi al instante.
En cuanto me despierto hago mi tarea, o sea seguir tratando de mover aparte de mis dedos, después de lo que parecen horas he logrado moverme un poco más. Llevo pensando que fue lo que me hicieron para llegar a este punto de mi vida, en un total vegetal, porque si señores así me siento, un tremendo vegetal el cual no me puedo mover y literal dependo de un aparato que dice que aún sigo viva y que hace poco descubrí que también me tienen bajo suero para no desaparecer de la faz de la tierra si es eso posible claro está.

Después de lo que parece días, intento abrir de nuevo mis ojos por millonésima vez, vaya mi sorpresa me lleve al darme cuenta de que poco a poco lo voy logrando. Lo primero que percibo es que la luz literalmente me ciega, cuando por fin mis ojos se acostumbran a la poca luz que tengo en lo que parece un cuarto blanco, empiezo a mirar alrededor mío, vaya ironía otra vez en una habitación blanca totalmente sola y si sujetada, como si estuviera en un manicomio.
Es la segunda vez en mi vida que me encuentro en esta situación y no es nada halagador, intento moverme, pero la realidad me azota como un iceberg. ¿No tengo fuerzas, me encuentro muy débil que ni siquiera puedo mover cosas con la mente, mi telekinesia no funciona, en dónde me tienen? ¿Acaso estoy con el enemigo o estoy con mis amigos?

Espero pacientemente a que alguien se digne a entrar a mi habitación, ya he aceptado el hecho de que me encuentro muy débil y no me puedo mover ni salir de aquí para investigar en donde me encuentro.

Me re lambo los labios, ignoro el tiempo llevo en el estado vegetal mis labios están totalmente secos que hasta duele al momento de separarlos, no he ingerido agua ni comida sólida. En ocasiones me desmayo por la falta de alimento y agua.

No sé cuánto tiempo llevo despierta mirando al techo cuando la puerta se abre y lo que veo no me agrada nada, empiezo a Inter ventilar, señal de que he entrado en shock.

Es él, sus ojos fríos no muestran señal de arrepentimiento, de hecho, parece que disfruta verme en el estado en el que me encuentro.
Sonríe y siento que voy a vomitar, estoy con el enemigo. Estoy con el líder, con el enemigo.
Su piel bronceada y lo que más me sorprende de él es su rostro, frío, cuadrado, calculador y esa pequeña, pero a la vez gran cicatriz que cruza de su pómulo hasta su mandíbula que hace que su aspecto físico sea tétrico.

Nos quedamos un largo y tortuoso momento en silencio. Ninguno de los dos emite sonido alguno. La verdad a estas alturas no se tenga voz, ya que desde que tuve razón de mí no he hablado. En cambio, él me analiza con la mirada, esperando algo de mí que no tengo ni idea de lo que sea. E decidió no hablar nada hasta que él lo haga. Tengo miles de preguntas, pero no pienso arder ante él. Tengo dignidad, aunque esté atada y dependa del maldito suero para que me alimente. No sé cuánto tiempo pasa en la que él no quita su mirada en mi ni yo de la suya, carraspea un poco antes de dirigirse a mí.

-Es bueno verte consiente- le dirigí una mirada ácida, sonríe un poco de medio lado. - Te hacia más fuerte, pero veo que han sido blandos contigo y aún no explotas toda tu capacidad. Aquí aprenderás los beneficios de todas tus habilidades, aprenderás todos los usos que les puedes dar. En este lugar redefinirás tu vida.

Mi rostro ha de ser épica ya que agrega- No espero a que aceptes, sin embargo, esta es tu realidad, será tu nueva vida. Y si más rápido te adaptes a los cambios mejor será tu perspectiva y te darás cuenta de que no somos los malos como crees. Recupérate.

Sin más salió de la habitación dejándome sola.

No pasa mucho tiempo cuando llega una persona y vaya mi sorpresa de ver de quien se trata.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora