N/A: aquí no ha pasado nada, hoy es miércoles nO HA PASADO NADA
AAAAAAHHHHHHHHH LLEGAMOS A LOS 1000 FAVORITOS *no respira* MUCHAS GRACIAS, LOS AMO ;-; <3 <3 <3
XIII
Martín atraviesa corriendo la puerta de la escuela que daba salida al patio, esquivando a todos los demás niños que se encontraban disfrutando del receso. Recuerda que, unos meses atrás cuando recién llegaba nuevo a la escuela, lo que más le había llamado la atención era el inmenso parque y lo colorido que era. Ni siquiera le había prestado atención a Sebastián que lo regañaba por no estar concentrado en el partido de fútbol (su primo siempre se ponía extremadamente competitivo cuando Luciano no estaba en su mismo equipo y era su rival), Martín simplemente lo ignoraba y se limitaba a asentir con la cabeza, fingiendo que escuchaba sus regaños. El patio, además de ser gigantesco (o al menos sí lo era para un niño de nueve años) tenía muchos árboles, algunos muy altos y con abundantes hojas en todas las tonalidades de verde y otros más bien bajitos y pequeños. Estos últimos producían muy poca sombra, eran más bien decorativos y a Martín le parecían bastante bonitos, en especial por la gran diversidad de especies y distintos colores de ellos, pero definitivamente los que habían llamado completamente su atención eran tres grandes robles que estaban repartidos por el parque. La primera vez que los vio deseó recostarse debajo de las abundantes hojas que producían tal inmensa sombra y dar vueltas por el césped, quiso treparse por las raíces que sobresalían del suelo mientras se sostenía del grueso tronco e intentar escalar hacia las ramas y que luego su madre le comprara banditas coloridas para sus rodillas llenas de raspones.
Lo que lo detenía en esos momentos de cumplir tales deseos era la simple obligación de permanecer con ese grupito de niños groseros. Pero, ahora que ellos estaban suspendidos por unos días más, Martín tiene otros planes.
—¡Manu! —chilla para llamar su atención cuando ya se encontraba a unos cortos metros de llegar al roble más grande de la escuela.
El aludido alza la cabeza al instante, quitando la atención de su libro por unos segundos, para levantar la mano a forma de saludo y formar una pequeña sonrisa en sus labios. Se acomoda mejor en su lugar, recostando su espalda contra el tronco, mientras esperaba a que el rubio se acercara a él para —según creía— poder leerle a Martín el capítulo veintidós de ese viejo libro de fantasía que el rubio siempre cargaba en su mochila. Más sus planes comienzan a cambiar cuando ve con confusión cómo Martín le hacía señas con las manos de que se levantara y cómo, a medida que se acercaba, no disminuía la velocidad.
Manuel se apresura en levantarse casi de un salto cuando Martín ya se encontraba a unos tres metros de distancia, yendo incluso más rápido que antes.
—Rucio, ¿qué wea estái' hac-...? —intenta decir entre tartamudeos nerviosos, pero las palabras se ahogan en su boca cuando Martín lo alza en el aire. Le rodea ambas piernas, pasando los brazos alrededor de sus rodillas, y lo impulsa hacia arriba.
A oídos de Martín llega el grito de susto y desesperación más alto que había escuchado en toda su vida y, mientras el castaño pataleaba confundido, se hecha a reír.
—Quedáte quieto, no te vas a caer —intenta decirle entre risas.
—¡Suéltame, me voy a matar! —chilla asustado—. ¡Y ya deja de reírte!
—Agarráte de la rama.
—¿Qué?
—¡La rama! —repite, señalando con la cabeza la rama que estaba a corta distancia de Manuel—. No te vas a caer, yo te tengo.
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Leéme (ArgChi)
Fanfiction[ArgChi AU] Manuel se la pasa todos los recreos leyendo mientras los demás niños jugaban en el patio de la escuela. A Martín le llama la atención que un niño tan pequeño leyera tanto y le extraña que siempre estuviera solo. ⚠Advertencia⚠: Angst. Vio...