N/A: traigo malas noticias :( En mayo sólo puedo asegurarles que actualizaré dos veces, perdón :(
Por cierto, a partir de ahora los capítulos serán más largos <3
XXII
Martín y Manuel entraron a la oficina casi al mismo tiempo, Manuel todavía sujeto al brazo de Martín y Martín caminando despacio para no apurarlo. El director los esperaba ya sentado en frente a su escritorio, sonriéndoles amable y haciéndoles señas para que no fuesen tímidos. Todo parecía mantenerse en las mismas condiciones que en las que Martín y Manuel lo presenciaron por última vez: el escritorio repleto de papeles, algunos apilados prolija y ordenadamente, otros esparcidos por toda la mesa, debajo del teclado; el ordenador algo viejo; la taza de café al lado del mouse y la cafetera en una esquina, la estantería llena de libros y de cajones abiertos repletos de más y más papeles y carpetas; el portafolios y el abrigo colgados en el perchero; las dos sillas de madera en frente al escritorio para recibir a alumnos y/o padres. Se encontraba idéntico a cuando el director llamó a Martín a hablar a solas con él para comentarle que tendría un castigo menos grave que el de sus compañeros, idéntico a cuando Manuel fue allí en la ocasión que se salteó las clases por estar llorando en el baño y la maestra lo llevó allí.
Todo igual. Con la excepción que, esta vez, en la oficina había alguien más que solo el director.
Ahí, sentado en una de las sillas de madera, estaba un niño de cabello castaño rizado, el guardapolvos arrugado y la cabeza gacha. Era Daniel.
—Por favor, cierren la puerta y siéntense —volvió a hablar el hombre, conservando su tono de voz dulce y apacible.
Martín cerró la puerta despacio y en silencio mientras que Manuel no le quitaba los ojos de encima al director, mirándolo con el ceño fruncido y los labios en una mueca molesta. Daniel se levantó entonces, para cederle el lugar a alguno de los dos.
—No, gracias —rechazó Manuel—. Yo me quedo parado.
Daniel miró al director, quien asintió con la cabeza despacio, y entonces se volvió a sentar. Martín, en cambio, miró a Manuel con duda antes de decidir sentarse en la silla restante. Manuel se quedó de pie detrás suyo.
—Daniel —comenzó el director, extendiendo su palma abierta hacia él con delicadeza para indicarle que era su turno de hablar.
Martín volteó la cabeza hacia su primo menor, entonces, y lo vio asentir con la cabeza muchas veces, lo vio jalar de la camiseta anaranjada que vestía debajo del guardapolvos y morder sus labios con nerviosismo antes de escuchar su voz temblorosa pero firme:
—Estoy muy arrepentido, por favor perdónenme.
Martín se quedó pasmado, abriendo la boca y arqueando ambas cejas en señal de sorpresa. Daniel tomó una gran bocanada de aire y se giró hacia su primo para verlo a los ojos, más que seguro de sus palabras y, quizás, si Martín le hubiese sostenido la mirada por tan sólo unos segundos más, hubiese visto la culpa en sus ojos verde musgo y hubiese creído que sus disculpas eran sinceras.
Pero Manuel se echó a reír y Martín se volteó hacia él. Era una risa amarga, un poco histérica y sin gracia.
—¿Te obligaron a decirlo? —dijo—. ¿Si lo decías te quitarían la amonestación?
—Manuel... —murmuró Martín.
—No le quitaré la amonestación —interrumpió el director, ganándose la atención de los niños presentes—. Los llamé para comentarles algunas cosas sobre su compañero y creo que la mejor forma de iniciar es con una disculpa ¿no creen? —Sonrió suave, tomándose el tiempo de detenerse a mirar a cada uno con calma y paciencia, aunque sus ojos delataban lo estresado que ya estaba con ese tema—. El mes pasado, Manuel, cuando sucedió el... incidente, fue Daniel quien acudió conmigo, el mismo día, para comunicarme todo lo que había ocurrido.
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Leéme (ArgChi)
Fanfiction[ArgChi AU] Manuel se la pasa todos los recreos leyendo mientras los demás niños jugaban en el patio de la escuela. A Martín le llama la atención que un niño tan pequeño leyera tanto y le extraña que siempre estuviera solo. ⚠Advertencia⚠: Angst. Vio...