La Fuerza del Destino

50 1 0
                                    

Desperté en mi cama con mi perro al lado y la maleta hecha para irnos, había llegado el día, ya era oficialmente Semana Santa. Me levanté, me vestí, desayuné y cuando me quise dar cuenta ya estaban las maletas en el coche, mi prima ya había llegado (ella se venía con nosotros) y estaba todo listo para irnos.

El viaje dura cuatro horas en coche pero iba con entusiasmo porque estaba ansiosa por ver a mis amigos de la playa. Voy allí a esa playa desde que tenía 7 años, cuando compramos el piso allí, y ahora no quiero ir a otro sitio más.

Cuando llegamos subimos las maletas, las dejamos encima de las camas y nos fuimos corriendo mi prima y yo para reencontrarnos con nuestros amigos, que estaban en la calle de al lado con los monopatines de arriba a abajo. Creía que esas vacaciones iban a ser como todas y que me lo iba a pasar genial, como en todas, pero estas vacaciones no fueron iguales, fueron mucho mejores: aprendí a montar en monopatín, bailé lo que nunca por las noches, me bañé hasta que se me arrugaron las yemas de los dedos, reí lo que no había reído en un año y... me enamoré como nunca.

Había un chico allí que vivía dos puertas al lado mía por el que siempre he sentido una debilidad; el verano pasado, mientras todos subían por el ascensor, nosotros dos por las escaleras porque a mi me daba miedo el ascensor (una larga historia que contaré más adelante) y a él le gustaba acompañarme y me lo pasaba genial con él, me reía mucho. Pero eso es del año pasado, vamos a hablar de este año, del fabuloso 2014.

Todas las mañanas íbamos toda la pandilla a la playa, luego volvíamos a la urbanización a comer, después bajábamos un rato al parque o a la calle de al lado, seguidamente nos íbamos a alguna actividad en los hoteles y finalmente, por las noches, nos íbamos al centro a las fiestas que había a bailar y a ver las actuaciones. Aunque parezca lo contrario, cada día era totalmente diferente al anterior pero cada vez quedaban menos para que nos volvamos a despedir... hasta el verano.

La Fuerza del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora