Esa mañana me tuve que levantar temprano para hacer la maleta, pero antes me fui a desayunar. Salí y vi un montón de maletas y por cada una que veía se me desgarraba un poco más el alma y una fuerza impresionante arrastraba a mil lágrimas salir. Cuando hube terminado me fui a hacer la maleta e intenté hacerla lo más rápido posible para acabar ya con todo eso. Por fin la terminé y quise salir da ahí lo antes posible pero mi prima no quería salir así que bajé con Rubén, él también estaba agobiado en su casa con tanta maleta.
Bajamos y nos fuimos a casa de unos amigos. Nos sentamos todos en el sillón muy pegados porque no cabíamos y yo estaba al lado suya. Hablamos todos un rato hasta que me llamó mi madre para irnos, por última vez, a la playa.
Habíamos quedado con Laura, Álvaro y sus padres pero tardaron un rato así que esperamos con los demás vecinos que estaban ahí en una explanada llena de césped con árboles a los lados y un poyete hecho de trozos de azulejos formando un dibujo de una enredadera donde estuvieron todos sentados, bueno, excepto yo y unos cuantos más (mayormente niños pequeños) que estábamos jugando al fútbol.
Al rato aparecieron ellos, pero no venían solos, también vinieron Rubén y sus padres. Nos quedamos otro rato allí, en el césped y mientras yo jugaba al fútbol no podía evitar mirarle y ver que estaba pensativo con los ojos llorosos y cuando me miraba veía en su mirada la pregunta que se estaba haciendo una y otra vez, "¿Cuándo volveré a verte?" Y la verdad es que yo me hacia la misma.
Después de estar ahí media hora haciéndonos fotos y jugando nos fuimos a la playa andando todos juntos.
Se pasó la mañana volada; fuimos a un bar a sentarnos todos, nos encontramos a un gatito, volvimos, comimos y después bajamos todos otra vez al parque.
Entonces poco a poco se fueron todos y pronto llego la hora de que me vaya yo. Me acuerdo de ese momento como si fuera ayer; durante todo el día estuve que no me podía creer que me fuera de allí y no volviera a ver a mis amigos, que son como mi familia allí hasta el verano, pero en ese momento es como si volviera a la realidad, que esa noche no dormiría allí, que al día no iría a la playa y que esa tarde no saldría con mi "familia", mis amigos a los que tanto quiero. En ese momento mi prima estaba sacando a mi perro y yo estaba en el parque con Rubén y unos pocos más, los que quedaban allí. Cuando volvió mi prima me dijo: "Nuria, dice tu madre que nos vamos". Ya había llorado un poco cuando se habían ido los demás pero en ese momento rompí a llorar y a llorar. Les di un abrazo a todos y me acompañaron hasta la puerta Rubén y una amiga, donde les di otro abrazo. Era como si se me estuviera rompiendo el alma cada segundo, cada vez que me separara de ellos, cada paso que daba. Entonces me siguieron acompañando a fuera y ahí tuvimos que esperar a que salieran mis padres del garaje con el coche. Cada vez el tiempo pasaba más despacio y cada lágrima que salía de mis ojos era un trocito más caído de mi corazón. Nunca había visto llorar a Rubén en los seis años que le conozco pero ese día tenía los ojos rojos y no podía aguantar más así que permaneció con la mirada perdida en alguna parte del cielo. Cuando por fin mi coche salió les abracé otra vez, y hubiera querido hacerlo mil veces más pero no podía, no me llegaban las fuerzas y me limité a irme a el coche, pero justo cuando me iba a montar apareció Charo, la madre de Rubén, a la que tanto cariño tengo y a la que tanto quiero. Había bajado a despedirse de mi y me miraba con alegría pero también con pena, no sabía cuando volvería a verla, ni a ella ni a su hijo, que fue al último que miré antes de montar en el coche que me llevaría de vuelta a Madrid, miré a sus ojos llorosos y me pregunté cómo podré aguantar un mísero día sin verlos. Me di cuenta en seguida de que le quiero, con toda mi alma y con toda mi vida... pero el coche ya estaba arrancado y no podía hacer más, la Semana Santa había acabado, y con ella, yo.
Mientras iba en el coche, vi mi urbanización a lo lejos e involuntariamente mis labios pronunciaron sin sonido dos palabras que me impulsaron a ponerme las gafas de sol y llorar como nunca... "Hasta pronto"
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La Fuerza del Destino
RomansaA veces es increíble como se solucionan las cosas. Cuando piensas que todo está mal y de repente aparece un poco de luz en algún rincón de tu alma…