La Fuerza del Destino

Por siempre y para simpre

El resto de la semana me encantó, me lo pasé genial. Mis amigas aunque en el capitulo anterior diga lo contrario son las mejores del mundo y me lo paso genial, una vez casi me muero de la risa en un cumpleaños (nota: es peligroso comer con ellas, en cualquier momento te pueden soltar una parida y se te va la comida por otro lado). Algunas mañanas me iba a los encierros con Elena, por la tarde me quedaba tranquilamente en casa y por la tarde/noche quedaba con mi peña y nos íbamos todas a la feria o a dar una vuelta por la plaza, etc. Me encantaban las fiestas; sin preocupaciones, haciendo lo que te de la gana, te encontrabas por la calle a todo el mundo, me encontraba hasta amigos a los que no había visto en años. En esas fiestas me reí lo que no me he reído nunca con mis amigas, que aunque a veces se pasan de chulas, las quiero y son las mejores.

Aunque me lo pasé genial estuve toda la semana esperando al sábado que era la pólvora y venían todos los de la playa a mi pueblo a ver la pólvora.

Ese día me fui por la mañana a comer gachas con una de mis amigas y por la tarde me fui nerviosisima a mi casa a prepararlo todo. En cuestión de horas venían a mi casa.

Ese día me lo pasé genial; cenamos barbacoa, jugamos al just dance, dimos una vuelta, nos fuimos a la feria, vimos la pólvora, nos fuimos al concierto, etc. Vinieron los dos hermanos y las tres hermanas (que una de ellas casi no estuvo con nosotros porque era muy pequeña). El caso es que yo estuve toda la noche con Rubén, también con los demás pero sobretodo con él y empecé a notar rara a una de las hermanas, la mayor. Pero bueno, el sábado siguiente hacíamos 5 meses juntos y al siguiente iba a las fiestas del pueblo de las hermanas y esperaba eso con impaciencia.

Hasta entonces todavía quedaba un día de fiestas y dos semanas de instituto, las dos primeras y las mas tranquilitas, aunque la verdad es que me lo paso genial en el instituto y me río muchísimo, no se qué haría sin mis amigas...