Pasaban los dias y las noches, siempre con él, a su lado. Las horas pasaban voladas y no quera seprame por nada del mundo de él. El día 20 de Agosto hicimos 4 meses juntos y fue uno de los mejores días del verano.
La noche anterior nos fuimos a un camping de por allí, pero cuando el reloj marcó las doce nos fuimos a la playa. Estaba todo oscuro y me da miedo la oscuridad, pero estaba a mi lado él, y junto a él nada me da miedo, nada. Nos sentamos en un banquito, yo encima de el, con las caras muy juntas, los labios rozándose, sus manos sujetándome por la cintura y las mías enredadas en su cuello. Esa noche me fui con un recuerdo precioso, con los besos más dulces grabados en los labios, y todavía no se me han borrado.
Volvimos a casa sobre las dos o las tres, no me acuerdo mucho pero si me acuerdo de ir abrazada a él todo el camino desde la playa hasta nuestras casas, hasta la urba y me costó muchísimo separarme de él aunque sea por unos metros de nada, no quería volver a separarme de él nunca más.
A la mañana siguiente (día 20 de Agosto) fuimos a la playa como todos los días, la mañana fue tranquila y por la tarde le enseñé a bailar.
Subimos a la terraza, al noveno. La terraza miraba a la playa y el sol estaba bien alto en el cielo. Puse la musica, le iba a enseñar bachata, empezando con el paso base. A mi siempre me ha encantado bailar y me se todos los bailes posibles como el moderno, clásico, flamenco o salón, todo, y me prometió que aprendería a bailar, por mi. Una vez ya pillado el paso base empezamos a bailar juntos al ritmo de la música, cada vez mas juntos, y más, y más... Cuando me quise dar cuenta estábamos sentados en el suelo abrazados y disfrutando de nuestro día juntos, sólo para nosotros sin pensar en cualquier otra cosa.
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La Fuerza del Destino
RomansaA veces es increíble como se solucionan las cosas. Cuando piensas que todo está mal y de repente aparece un poco de luz en algún rincón de tu alma…