Un día volviendo de la playa estábamos andando mi madre, Rubén, su madre y yo. Estuvimos hablando de cuando íbamos a ir este verano y nos dimos cuenta de una cosa:
Ellos van para allá el 30 de junio pero luego, el 13 de julio se van a Hungría y no vuelven hasta el 20 de agosto. Yo, sin embargo, estaré aquí todo junio, luego me iré la primera semana de julio con mi prima, la segunda tendré que preparar maletas porque a la tercera semana me iré de campamento de baile del 14 al 20 para el 21 irme para allá y no volver hasta el 21 de agosto. Comparad los dos casos, todas las fechas, compararlas que no coincide ninguna, sólo nos veríamos un día en agosto, y en todo el año nos veríamos dos veces; un día que iremos todos los de allí al parque de atracciones y ese día de agosto.
Yo le supliqué y le volví a suplicar a mi madre que estuviéramos allí hasta el 30 de agosto, ella sabe que para mi Rubén es muy especial y no puedo soportar no verle. Mi madre me dijo que se la podían dar en el trabajo pero no es seguro y ahí me tranquilicé un poco, ya no quería ni el campamento, ni ir con mi prima, ni nada, ya sólo quería estar ahí esa semana de agosto.
Horas después mi madre habló con mi padre sobre eso y que no los íbamos a ver... pero la reacción de mi padre me alegró el día: "No me hagáis mucho caso pero yo creo que hasta agosto pueden cambiar muchas cosas" y tiene razón, mucha razón.
Mientras tanto, la Semana Santa no había terminado así que decidimos que lo que quedaba de ella sería lo mejor, pero lo poco que quedaba, pronto se acabó.
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La Fuerza del Destino
RomanceA veces es increíble como se solucionan las cosas. Cuando piensas que todo está mal y de repente aparece un poco de luz en algún rincón de tu alma…