19 - Estoy más que enamorado

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Lu Han tiene 9 años. Una mochila que parece tener su mismo tamaño le cuelga de la espalda pesándole bastante sobre aquel delgado cuerpo.

Se escabulle entre las sombras de los corredores, entre empleadas y guardias, hasta llegar a las afueras de su casa, de las rejas, de aquel gran terreno.

No, no tenía qué temer porque su madre jamás se daría cuenta, por lo menos no dentro de un año, probablemente.

—¿Estás seguro que nadie te vio? —Una chiquilla enclenque le espera en un callejón vecino. —¿Trajiste lo que te dije?

Lu Han asiente, había podido recolectar lo que más pudo de dinero en efectivo antes de escapar. Luchando seriamente con sus instintos de echar comics en vez de la comida con la que más tarde llenó la mochila.

—¿Estás segura que estaremos bien? —Inquiere, porque sólo tiene 9 años y está temeroso. ¿Qué hará ahora para comer y vivir, sin sus padres? ¿Qué hará con las inasistencias a clases? ¿Lo expulsarían?

—Estaremos bien. —Lo consuela la china con 15 años de edad. —Confía en mí, te cuidaré, soy tu hermana mayor ¿no?

Lu Han asiente porque de alguna forma la sonrisa que le da la chica lo alienta, aun cuando sus ojos sólo reparan en el rostro magullado de ella, el párpado derecho hinchado y morado, y los labios partidos a causa de golpes. Y el resto de su cuerpo no estaba mejor.

—Cualquier lugar será mejor que nuestras casas ¿verdad? Lejos de nuestras familias... estamos haciendo lo correcto, confía en mí, siempre te protegeré.

Lu Han le da una mano y comienzan a caminar por las solitarias y oscuras calles de las 3 de la madrugada aquel día viernes. Lu Han lo recuerda bien, el clima que hacía, la temperatura, todos los detalles. Quizá la chica no.

Era la segunda vez que Lu Han intentaba escapar. Era la décima quinta vez que la china lo intentaba.

La madre de Lu Han daba miedo, pero si ella daba miedo, su padre era aún peor. Y si sus padres eran aterradores, la familia de la china era mucho, mucho peor. Esa lamentable vida les hizo volverse cercanos a tan corta edad.

Lu Han era muy risueño, pero un bebé llorón, y cuando unos niños lo molestan en una cena familiar, la chica lo defiende consolándolo. Ésta de primera piensa que es una linda niñita, pero luego se convierte en un tierno hermano menor; ese fue el momento en que Lu Han definió seguirla hasta la muerte, como los patitos recién salidos del cascarón, caminando tras la mamá pata en una hilera irrompible.

Lu Han la admira, la observa con unos brillantes ojos y una tonta sonrisa desde que tiene memoria. Se pregunta si eso es amor, porque sabe que es un chiquillo, pero jura estar enamorado aunque ella lo rechace. Aun cuando en esos días la chiquilla no era nada atractiva, sino más bien masculina y algo mal hecha.

Entonces, quizá, no exista ninguna historia de una profesora que le pasaba por décadas en edad, sino más bien de una ayudante de sala 6 años mayor, que en los años de secundaria estuvo metida en un romance con el profesor de matemáticas casado y un chico enamorado que le seguía hasta el fin del mundo aun cuando ella le repitiera mil veces que era, y siempre sería, un amigo.

Aquella madrugada, no alcanzan a llegar a la estación de buses antes de que los encontrasen. Son autos blindados de negro quienes los detienen.

El anciano (que es anciano desde que Lu Han tiene memoria) se baja de uno de los automóviles yendo a hablar con él. No, su madre no iría por algo tan trivial, en cambio le espera en casa para más tarde reprenderlo. Su padre nunca sabría, porque todo acerca de él es un tema irrelevante para contar.

1. SÓLO TÚ   [XiuHan|LuMin]  -  FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora