24 - Y hoy es invierno, otra vez

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Cuando Lu Han aborda el avión, no hay ninguna ancianita amable al lado que quiera escuchar su historia aconsejándole cuando lloriquease sobre cómo perdió al amor de su vida.

Al lado va un señor, vestido con un traje barato, que finge estar muy ocupado y ser muy importante diseñando diferentes gráficos en su portátil. Coloca malas caras cada vez que el rubio hipa a causa del llanto que quiere controlar.

Lu Han lleva en una mano el libro que Minseok le regaló para Navidad; "El principito" en tamaño bolsillo. Estaba usado y tenía marcada las frases favoritas de éste. Al abrirlo, la primera hoja decía "¡Tu historia, Luge!" con unos monitos de ambos unidos a un corazón.

Aquellos días parecían demasiado lejanos.

Y entre las páginas del libro, estaba el dibujo de la hermana de Minseok que Lu Han se robó aquella mañana, después de la noche en que durmieron juntos.

Aquellos días ya parecían demasiado lejanos. Casi inexistentes.

El vuelo se hace más corto de lo que quiere, sobre todo por el vodka que ha pedido, y porque está dejando atrás su vida. El dolor es más grande que su acrofobia.

Va en busca de su equipaje, y esta vez no necesita ayuda ni consejos erróneos para dar con la maleta. En menos de 5 minutos, unos sujetos de traje negro lo rodean.

—Hemos venido de parte de su madre, sr. Lu. —Dice uno sujetándole el brazo. Lu Han siempre ha odiado el "sr. Lu" porque ese no era él, era su padre. Estos hablan a través de los cables que están en sus orejas. Sin forcejeos ni luchas por parte del rubio, se deja conducir hasta un automóvil que espera por ellos fuera del aeropuerto.

Las pertenencias las meten en el maletero, sentándose dentro del coche entre dos silenciosos hombres. Lu Han, entonces, nota cómo su madre no ha perdido el talento para enterarse de todo, y aquel pensamiento le comienza a preocupar, de pronto.

Aún no está listo para verla...

Nunca estaría listo para verla.


La vista desde el asiento es tan extraña y lejana, pero a la vez, tan nostálgicamente familiar.

Solía ir por esos caminos desde pequeño, día tras día, una y otra vez. Pero hoy, por primera vez se percata que nunca ha recorrido las calles, caminado sobre el césped, entre el gentío y las casas, impregnándose con los olores de la ciudad. Siempre se había limitado a observar desde la ventana dentro de un coche.

Los carteles, edificios y propagandas en chino de pronto le marean, consumiéndolo en depresión. Se sentía tan perdido en un mundo en el que no pertenecía a ningún lugar.

Hoy, por alguna razón, le gustaría tomar el frío sol que se extiende sobre las cabezas y saborear como cada rayo le entibia, con el viento rasguñándole la piel. Quizá de esa forma se sentiría un poco más vivo.

Es su casa de toda la vida. Donde nació y creció. Pero le tomó unos cuantos segundos darse cuenta. Está idéntica, no ha cambiado absolutamente en nada, aun así parece demasiado lejana para él. Se siente un extraño ahí. Son los mismos empleados en las puertas, y el guardia en la cerca. Y el mismo aire a vacío y a soledad que durante toda su vida le rodeó.

Todo estaba igual... excepto por una cosa.

No había ningún anciano que le recibiera con una sonrisa; "¿Cómo has estado, pequeño ciervo?"

1. SÓLO TÚ   [XiuHan|LuMin]  -  FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora