Capítulo 4: Mirando el horizonte.

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El resto de la noche quedó en silencio, nadie se atrevió a continuar con el tema. Y cuando la comida término, mamá envío a Ana a lavar los trastes. Imagino que era su regaño por preguntar sobre papá. Los demás nos quedamos a limpiar la mesa y ordenar las sillas. Tiempo después, todos nos fuimos a dormir. Todos tenían su propia habitación, solo que mamá dormía en el piso de abajo. Me quedé pensando en lo sola que se sentía en una cama sin alguien que la acompañará. Aún recuerdo cuando papá estaba con nosotros y eramos una verdadera familia.

Muchas veces, el nos contaba historias a los tres antes de dormir. Historias sobre el mar, piratas, aventuras y mucha fantasía. Todo lo que un niño esperaría a esa edad.

Después, tarde un poco en dormir tras pensar tanto en lo que había pasado a lo largo del día. De el porque sigo vivo o si las historias sean reales. Pero si lo fueran, ya deberíamos saber de su existencia. Aunque, tantos años ocultándose, seguro tienen sus métodos para evitar ser vistas.

Cai en un sueño profundo. Tanto qué nisiquiera recuerdo haber cerrado los ojos. A la mañana siguiente, bajé para tomar el desayuno con todos. Cocinamos huevos revueltos con tocino para todos y café. Después, mamá fue a su trabajo en el muelle para ayudar en los botes. Carlos se quedó en casa y Ana salió para pasear por la playa y estrenar el nuevo traje de baño que compró. Yo en cambio, opte por caminar manteniendo una cierta distancia con el mar. Tenia puesto una playera negra sin mangas, pantalón de mezclilla y mis tenis azules. Ahora me sentía inseguro respecto a acercarme al agua. Ahora me doy cuenta de lo mucho que ignoramos sobre el océano. Voy caminando y no me doy cuenta de que había alguien más caminando en mi dirección. Termine chocando con esa persona y cayó al piso. Le ayude a levantarse y me doy cuenta de que es Kate, una chica de la estatura de Ana, cabello rubio, piel bronceada y ojos cafés e iba vestida con un short de mezclilla, una playera negra que dejaba descubierto su estómago y un par de sandalias rosas. Veo como me mira con una sonrisa y luego trata de ser coqueta conmigo.

-Gracias Edward- dijo ella -parece que tuve suerte de encontrarme contigo-.

-Ojalá pudiera decir lo mismo- dije con sarcasmo.

-Vamos, no arruines el momento- dijo mientras se acercaba a mí como una diva.

-Mejor déjalo así- dije mientras la alejaba con mi manos en su pecho -Y prefiero que no te me acerques de nuevo o a mi familia-.

-¿Todo porque Carlos y yo terminamos?- cuestionó fingiendo ser inocente.

-Carlos dijo que tú terminaste con el-.

-Fue solo un malentendido...- dijo tratando de dar una excusa pero no le permiti continuar.

-Yo sabía que esa relación no iba a dar nada bueno... No después de como se conocieron- dije fríamente.

-Admito que no fue de la forma tradicional, pero si hubo algo real- se defendió ella.

-Hubo, en tiempo pasado- afirmé.

-Pero no debe terminar así- dijo ella. En eso, apareció Nate, el ex de Kate. Se le acercó desde atrás para abrazarla.

-Hola a los dos. Hoy parece un buen día para pasar el rato con amigos- dijo muy animado. Nate era un chico de mi estatura, cabello negro, piel muy bronceada y ojos negros. Llevaba una playera ligera azul celeste, traje de baño naranja y sandalias negras.

-Mejor los dejaré solos para que se diviertan- dije para luego darme la vuelta para irme, pero Nate me tomo del brazo para evitar que me fuera.

-Vamos surfista. No me digas que ahora te volviste gallina desde ayer- dijo con tono burlón.

-Buen día- dije para luego tratar de alejarme. Pero Nate insistió en que me quedara.

-Vamos, al menos háblanos sobre lo que paso en el agua- dijo Kate suplicando con ojos tristes.

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