Edward.
La noche tuvo presencia más rápido de lo que imagine. Asique tome prisa en salir de la casa hacia la playa pero apenas puse la mano sobre la perilla de la puerta, la luz de la sala se encendió. Me di la vuelta y vi a mi padre sentado en un sillón reclinable de la sala sonriendo.
-¿Vas a ver a tu amiga?- preguntó de brazos cruzados y con una sonrisa.
-No... Iba a surferar. Hoy es luna llena- trate de sonreír.
-Debes tener cuidado. Nunca sabes lo que puede pasar a estas horas de la noche-.
-Se que debo hener cuidado. No voy a dejar que un tiburón me coma- reí en mi cabeza al recordar a Francis
-O quizá sea otra cosa la que trate de atraparte ahí- dijo el sacándome de mis pensamientos.
-¿Como que?- río.
-Mejor ve a divertirte. Solo asegúrate de tener cuidado- sonrió más. No pregunté más y salí a con mi tabla y traje de baño puestos para llegar a la playa en minutos. Me quede pensando un momento en lo que acababa de pasar. Era demasiado extraño, aunque no pude encontrarle pies ni cabeza al asunto.
La luna llena daba un gran cielo nocturno muy bello. Al llegar a la playa, ya había muchos otros chicos surfeando las grandes e impredecibles olas del océano. Rápidamente fui al agua para formar parte. Al entrar lo suficientemente dentro del agua, me di vuelta en mi tabla esperando una ola perfecta. Se comenzó a formar un poco lejos y moví los brazos en el agua para estar en el lugar correcto y la cresta de la ola se formó sobre mi. Me subí a la tabla apoyando los pies y deje que el peso me deslizara primero hacia abajo y moví las piernas para dar un giro fuerte que casi me lanzó al agua. Logré recuperar el equilibrio inmediatamente e hice movimientos fluidos en el agua. Algunos jóvenes que estaban conmigo en el agua comenzaron a caer por la ola, pero para mi no hubo problema conservar el equilibrio al surfear.
Después de un rato de pasar, llegó otro joven rápidamente y al ver que yo era mejor que el, me lanzó agua con su tabla lo que hizo que perdiera la vista un momento y de inmediato caí al agua por varios metros bajo el agua. Logré recuperar la vista un poco para encontrarme con el arrecife nocturno al igual que las aguas que dejaban pasar la luz de la luna radiante. Mire hacia abajo y vi el fondo, pero por un momento creí ver algo de luz. Lo que me parecía imposible ya que no había nada que hiciera luces de colores ahí abajo además de algún animal bioluminicente. Entonces recordé porque Marina no estaba conmigo hoy. Posiblemente, ese era el festival del que me habló ayer.
Subí a la superficie por falta de aire y nade con tranquilidad. Fui a la orilla y aún tenía la cuerda que me unía a mi tabla para no perderla. Me quedé a descansar en la playera por un rato. Me imagine el festival de Marina por un momento y regrese a la realidad al darme cuenta de que comenzaba a hacer frío. Me levante para ir por la toalla que había dejado junto a mi ropa seca para quitarme el exceso de agua salada del cuerpo. Volví a casa para darme una ducha caliente y luego fui a la cama a dormir hasta la mañana. Solo me quedaba esperar que no hubiera pescado un resfriado esa misma noche. Odiaria tener que dejar de ver a Marina solo por enfermedad. Aunque no me importaría, pero no quisiera que ella también se enferme por mi culpa. Y es que seguro para su gente es difícil enfermarse de un resfriado. Tanto pensar sobre el asunto hizo que cayera dormido del cansansio.
Desperté algo cansado por el esfuerzo de anoche además de que regrese hasta después de la medianoche, que era cuando las olas eran mejores en noches de luna llena. Baje las escaleras y mamá y papá ya estaban desayunando juntos sin dirigirse la palabra o la mirada. Pase junto a ellos y me serví una taza de café. Ambos comían algo de fruta y jugo, pero ninguno había comido nada aún.
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Un Amor De Tierra Y Mar.
RomanceEl mar suele esconder muchos secretos, de hecho, la humanidad tiene más conocimiento del espacio que del océano. Yo solo me conformo con buenas olas, cielo despejado y una buena vida en tierra. A pesar de todo, se me ha ocurrido que estoy hecho para...