Capítulo 18: Paseo Submarino.

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-¿Que tanto hicieron ahí?- preguntó papá cómodamente desde mi cama.

-No se de que hablas. Solo pasamos tiempo juntos- dije tratando de controlar mi nerviosismo. Pero por dentro me sentía más nervioso que nunca. Como si una ola fría me hubiera golpeado en la espalda y el frío pasara desde mi nuca hasta mis tobillos.

-Pues pasaste varias horas fuera de casa. Y no haces eso solo por una amiga- sonreía y yo debía tener cuidado con mis palabras.

-Papá, escucha. Ya es tarde y quiero dormir. Mañana hablaremos de esto- se levanto.

-No hace falta que mientas. Ya se que escondes- eso me puso aún más nervioso.

-¿Que es lo que sabes?-.

-Pues siempre estas con tu “amiga” en una cueva cerca del océano cuando el sol se oculta y eso no es normal. Es más que evidente- eso no podía ser bueno.

-De verdad... No oculto nada- afirme seguro.

-Di lo que quieras, pero no puedes mentir por siempre. Voy a averiguar que escondes-.

-No puedes... No estuviste aquí en años y no puedes venir a averiguar mi vida privada nada más- estaba molesto con el y cuando menos pensé me había dado cuenta de mis palabras.

Papá simplemente miro triste al suelo y se fue de la habitación. No fue mi intención herirlo, pero tenía que hacer lo necesario para proteger a Marina, y si para eso tenía que ser estricto con mi vida privada estaba dispuesto a hacer todo lo necesario. Entre en la cama algo arrepentido por lo que dije y mi conciencia no me dejaba dormir tan bien como otros días. Tarde mucho en dormir y cuando lo hice no logré descansar muy bien. Al amanecer, los rayos del sol aparecieron por mi ventana e hicieron que me levantará para darme una ducha rápida y salir con un par de pantalones cortos, una playera fresca y sandalias. Hoy iba a ser el día en que Marina y yo saldríamos a bucear juntos. Baje las escaleras y vi a papá con algo de café en la mano. Me acerque con cuidado y me acosté la garganta. Por consecuencia, se dio media vuelta para verme sin decir nada.

-Papá... Sobre lo que pasó- dije primero para tratar de encontrar algo que decir de forma correcta. Pero de mis labios solo salieron dos palabras sinceras: -Lo siento- hubo un pesado silencio mientras esperaba su respuesta.

-Yo también lo siento- lo mire confundido. Eso no tenía sentido -Tu tienes razón y yo solo soy un entrometido. Recién llegue y si, soy tu padre, pero eso no me da derecho de intervenir en tu vida diaria así como así solo porque quiero. En verdad quiero saber de tu vida, pero creo que no me corresponde en este momento... Soy tu padre, pero no tengo el derecho de algo así- dijo relajado pero a la vez triste. Al menos están siendo sincero y me ahorro mucho trabajo.

-Acepto tu disculpa papá- dije después de un rato de estar en silencio -Y si puedes saber de nosotros. Ya ocurrirá con el tiempo- le sonreí y después me retire de mi lugar para hacer mi desayuno. Minutos después, bajo el resto de mi familia.

Todos nos sentamos en la mesa y Ana había traído una silla extra para papá, así todos podríamos desayunar juntos. Mamá y papá estaban muy juntos y mis hermanos y yo no podíamos evitar pensar que podrían recuperar su relación perdida de hace años. De vez en cuando, papá miraba rápidamente a mamá y luego volvia a su plato intentando estar relajado. Lo mismo pasaba con mamá. Eso nos causaba risa a nosotros pero teníamos que dejarlos con lo suyo. Después de terminar, mamá y Ana se quedaron a lavar los platos, Carlos se fue a su habitación y yo iba afuera pero papá me detuvo sosteniendo mi hombro.

-Ven conmigo- me guio al garage de la casa. Lo usábamos para guardar cosas viejas ya que no teníamos auto. Entre después de que papá encendió la luz. Se fue a buscar entre unas cajas de un rincón cerca de la puerta y luego sacó una más grande a rastras de donde estaba en lo más profundo del rincón. La abrió y dentro había un traje de buzo que a pesar de ser viejo, estaba en excelentes condiciones para usarlo.

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