Capítulo 20: La Tormenta Que Azota El Pasado.

74 4 2
                                    

El oleaje y las gaviotas era lo que escuchaba. La brisa del océano y amarres en las muñecas, eso sentia cuando aún hubo oscuridad. Era obvio que me encontraba a mitad del océano en algún lado y en medio de la nada al mismo tiempo. Cobre el conocimiento después de no se cuánto tiempo después de estar en el bote. Al despertar, sentí una venda que me cubría los ojos y las manos las tenia detrás de mi espalda y las sentí amarradas a un poste de madera. Sentí que estaba de rodillas sobre madera, pero no me hacía sentir incomodo. Lo que si lo hacía era no saber donde estaba o donde estaba Marina. Me intenté mover pero era inútil, todo movimiento de mi cuerpo era inmovilizado por más cuerdas que antes no había sentido. También sentia el calor del sol sobre mi cara. Eso me hizo saber que estuve inconsciente toda la noche. Escuché pasos que se acercaban a mí. Sabía que estaba sobre madera por el sonido que hacía el caminar de aquella persona. Podía escuchar sus pesadas botas acercándose cada ves más.

-¿Quien eres?... ¿Que buscas conmigo?- intente moverme pero aún seguia bien amarrado y eso me ponía cada ves más incomodo. Por más esfuerzo que hiciera para intentar soltarme de las cuerdas, era totalmente inútil. Estaban tan amarradas que dolían y me lastimaban la piel. Deje de forcejear por el cansancio y dolor. No se como, pero estos nudos estaban muy bien hechos -Vamos. Será más fácil para mí si me das un nombre. Te prometo que no diré nada a la policía si es lo que te preocupa- dije intentando buscar una salida.

No recibí respuesta alguna. Solo que la madera donde estaba se elevaba en el aire y me trasladaba a alguna parte. Sentía como comenzaba a bajar de nuevo pero esta ves sentí el agua del océano en mis piernas y el oleaje moviendo la madera donde estaba. La venda se quito de mis ojos y sentí la luz del sol golpear mi vista, lo cual evito que logrará ver a quien sea que estaba ahí. Pero después de unos segundos, vi a mi padre sobre el bote de anoche tan tranquilo como una tortuga marina.

-Hago esto por tu bien hijo- dijo con un tono de voz extraño. Entre preocupado, triste y seguro también. Eso me tenía confundido.

-¿De que estas hablando?- lo mire. Aún trataba de salir de los nudos.

-Cada noche te vas a ver a esa sirena en la cueva. Siempre regresas con el olor del océano entre la ropa. Y siempre te pones nervioso cuando hablamos de ello. Todo este tiempo estuviste llendo a una trampa- no lo reconocí al verlo así. Mire alrededor y Marina estaba en un enorme tanque de agua sobre la cubierta. Pero estaba recostada en el fondo de este con los ojos cerrados y traté de liberarme para ayudarla. A pesar de usar la mayor fuerza posible, las cuerdas solo me lastimaban más la piel -No luches más hijo. Solo te estas haciendo daño- dijo papá.

-¿Porqué estás haciendo esto?- mire a Marina preocupado. No daba señales de reaccionar -Si le hiciste algo, te juro que...-.

-Aun no le hice nada. Y tienes suerte de que yo apareciera anoche. De no ser por mi, estarías muerto- dijo en tono de orgullo. Estaba totalmente irreconocible.

-No tienes idea de como es ella... No la conoces como yo- lo mire molesto.

-Es verdad... No la conozco... Pero si conozco su especie y de lo que es capaz. Fue a su gente a la que eh estado persiguiendo por todos estos años. Siempre supe que eran reales y nadie me creía... Excepto mis amigos... Los que siempre estuvieron conmigo. Entre más tiempo buscaba, más gente encontraba que creía en su existencia tanto como yo- estaba usando un tono de voz que daba escalofríos. Casi como si estuviese planeando algo siniestro.

-¿Quieres decir que las estabas cazando?- me preocupe por Marina aún más.

-No tienes idea de que han hecho por siglos... Y no sabes lo que hicieron esa noche- se dio vuelta para ver a Marina en el tanque.

-¿Culpas a las sirenas de que se hundiera el barco en que ibas? Solo fue un accidente que se llevó a tu gente y nada más. El barco solo se hundió- se dio vuelta molesto y me miro con furia.

Un Amor De Tierra Y Mar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora