Prólogo.

161 1 0
                                    

Y, rápidamente, abrí los ojos.

Abrí los ojos con ese primer rayo de sol que, insolente, se dejaba caer por una oquedad cuadrada en la pared.

Un dolor punzante recorre mi cuerpo. Retiro las telas cubren mi cuerpo, que presenta atisbos de haber estado sangrando durante un largo periodo de tiempo. Demacrado es la palabra para describirme.

El dolor se hace realmente intenso. Estoy exhausto pese a que acabo de despertar. El monstruo de la impotencia y el sueño me devuelve a mi letargo, que parecía ser lo único que me mantenía cuerdo hasta ahora.

Nunca temí a posarme en una rama desconocida si así lo necesitaba.

Kai.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora