-Danos un buen motivo para justificar lo que has echo -estalló Luce-, por que no tenemos intención de olvídarlo. ¿Por qué demonios has expuesto hoy nuestro trabajo?
Hoon intentó frenar a su amiga ejerciendo una ligera presión sobre su brazo, pero Luce ya se había lanzado. Le parecía que Malaluna no reaccionaba, y la miraba como si no la comprendiera.
-Se lo diremos todo a Johnson -continuó Luce.
-Pues muy bien -masculló Sid-. Y luego os vais al diablo.
De pronto había recobrado parte de su energía. Se alejó con una expresión impasible.
-Hay que tener valor -comentó Dude, y miró a Luce y a Hoon con gran desprecio-. ¿Cómo podéis ser tan estúpidas?
Y fue tras Sid.
Luce se quedó sin palabras, y eso no le ocurría a menudo. Observó cómo se alejaban Sid y Dude en moto, y luego miró a Hoon. Creyó que su amiga también se habría enfadado, pero sólo estaba seria. Muy seria. Demasiado seria.
-No te tomes a mal lo que ha dicho -dijo, para desdramatizar, aunque Hoon siguió callada-. Ni siquiera nos conoce.
Se alejaron del club de esgrima, y recorrieron un buen trecho sin decir palabra. Luce fingió que miraba los escaparates, que se arreglaba el pelo y que buscaba algo en su bolso. Al final, no pudo contenerse más.
-¿Estás enfadada conmigo? -preguntó, esperando una respuesta negativa.
Luci fingía mirar hacia delante para no cruzarse con la mirada de Hoon, pero, por el rabillo del ojo, observaba la expresión de su amiga.
-No hemos solucionado nada -dijo Hoon, igual de seria, aunque con voz tranquila.
A Luce la tranquilizó su tono calmado. Pero, antes de abrir la boca, eligió con cuidado sus palabras:
-Bueno... Nos ha mandado al diablo. A mi ya es la segunda vez que me manda. Nosotras sólo hemos venido a hablarle.
-Quizá ha sentido que la agredíamos. Personalmente, no puedo decir que se haya equivocado.
Luce agradeció que Hoon utilizara el plural, puesto que el único comportamiento agresivo había sido el suyo.
-¿Me he pasado? -preguntó.
-Un poco.
-¿Y ahora qué hacemos?
-¿La llamamos? -propuso Hoon.
Luce notó que su amiga usaba de nuevo el plural, pero comprendió que debía llamar ella. Cogió el móvil que Hoon le tendía, buscó en la agenda el número de Sid y se detuvo un instante. No sabía que iba a decirle. Al fin, pulsó varias veces la tecla de llamada, que funcionaba mal. La línea estaba libre, pero, al cabo de pocos segundos, oyó la señal de que comunicaba. Evidentemente, Sid había memorizado el número de Hoon en su agenda, y, al ver quién llamaba, había colgado. Era de esperar.
-¿Y ahora? -preguntó Luce.
-¿Cuándo tenemos clase con Johnson mañana?
-A cuarta hora.
-Hablaremos con Sid durante el recreo -decidió Hoon.Al día siguiente, Malaluna había desaparecido. Probablemente, las evitaba, para no tener que aguantar otra escena. En el recreo, Hoon y Luce recorrieron el instituto centímetro a centímetro. Vieron a todo el mundo, menos a Sid.
-Ahí está Dude, su amigo -dijo Hoon mientras sonaba el timbre del final del recreo.
-¿Le preguntamos dónde está? -propuso Luce.
Hoon prefirió no hacerlo. Había notado lo mal que las miraba el chico, que estaba con un grupo de compañeros. Además, Johnson estaba a punto de llegar, y ya no había tiempo para para hablar.
Cuando las dos amigas entraron en clase, la profe Buitre ya se había sentado detrás de su mesa. Estaba pasando lista.
-Nuestro trabajo... -empezó a decir Luce.
-¿No ves que estoy ocupada? -repuso Johnson, sin levantar la cabeza.
Hoon estaba en tensión. Aquel asunto no le gustaba. No le gustaba el hecho de no saber qué había sucedido el día anterior. No le gustaba no haber encontrado a Sid. No le gustaba estar en manos de Johnson. Pero sólo podía esperar. Fue a sentarse, y empezó a alinear sus bolis sobre el pupitre. Ordenar objetos la tranquilizaba, lo mismo que hacer listas. Los deberes e incluso las actividades veraniegas. Acabó de ordenar los bolígrafos, y se sintió más calmada. En ese instante, el graznido de la profe rompió el silencio sepulcral que solía reinar en sus clases.
-Grimaldi, Song: habéis hecho un buen trabajo. No excepcional, pero sí bueno. La próxima vez, presentaos a la exposición, y no dejéis todo el peso en manos de una compañera.
Hoon miró a su amiga. No sabía qué decir.
-¿Cómo? -preguntó Luce, estupefacta.
-Grimaldi, otra pregunta como ésta y te bajo un punto -dijo la profesora, con una mueca rapaz, y empezó a rascarse las manos-. Si hubierais profundizado más en Ares, habríais sacado mejor nota. Supongo que fue Song quien se ocupó de él.Hoon se rindió. Su intención era relacionar todos los datos que poseía, pero no lo lograba. Y se sentía enormemente culpable por lo que le habían hecho a Sid.
Al final de la clase, fue a hablar con Priscilla Venom, la víbora que la asaltó el primer día de clase. No era el máximo de la simpatía, pero iba a la clase de Johnson, y siempre revoloteaba alrededor de la profe. Era la persona idónea para preguntarle qué había ocurrido.
-¡Pues qué iba a ocurrir! -dijo Priscilla, con aire experimentado-. Que, como vosotras no estabais, Madison tuvo que exponer vuestro trabajo entero. Por cierto, no me pareció gran cosa.
-¿Sabes por qué hizo la exposición ayer? -preguntó Hoon, haciéndose la indiferente.
-¿Cómo que por qué? -repuso Priscilla, riendo-. Porque os tocaba a vosotras. -Hizo una mueca, entrecerró los ojos y añadió con desconfianza-: ¿No lo sabíais? Yo creí que, como no habíais estudiado, decidisteis aprovecharos de Sid Madison y os quedasteis en casa.
Hoon imaginó a Priscilla contándoselo todo a la profesora Johnson.
-¡Todo lo contrario! -exclamó-. Nosotras queríamos presentar el trabajo, y esperábamos que Sid consiguiera aplazar la exposición.
¡Una excusa perfecta para Venom!
Al salir de clase, Hoon se sentó en un escalón, y le enseñó a Luce la hoja de programación que había pedido, aunque demasiado tarde. Se sentía un completo desastre.
-Es culpa mia. Invertí los números de la fecha. Teníamos que exponer el trabajo ayer, día 12, no el día 21.
-Es algo que puede ocurrir -repuso Luce, y le pasó un brazo por los hombros-, es un error comprensible. Mucho más que gritarle a una persona que te ha echo un favor enorme.
Hoon sonrió.
-Me he comportado como lo habría hecho Priscilla -siguió Luce-. Tenemos que buscar a Sid y hablar con ella.
-Es la primera vez que no la llamas Malaluna -observó Hoon-. O Reina de Malaluna.
-Hoy no lo merece.
-Nos va a poner verdes -dijo Hoon.
-Pues tendremos que escucharla. Sobre todo yo. Aunque ella, en vez de mandarnos al diablo, podría haberse explicado mejor.
Hoon estuvo a punto de decir algo, pero vio que su amiga ya lo había comprendido.
-Está bien -añadió Luce-. La culpa es mía, por haber sido tan agresiva. Y, cuando me disculpe, no voy a echarle en cara que nos mandara al diablo.
En ese momento, Hoon envidió el carácter de Luce. El día antes, su amiga parecía un búfalo enfurecido, pero ahora estaba tranquila, serena y convencida de que todo se arreglaría.
En cambio, para Hoon las cosas no eran tan fáciles. No soportaba la idea de no haber pensado que podía tratarse de un error suyo. Un error típicamente suyo.
Y, sobre todo, no le gustaba herir a nadie. Aún recordaba la cara impasible de Sid mientras las miraba como a dos locas. Por suerte, Luce impidió que Hoon siguiera cavilando: le pellizcó las mejillas, tiró hacia arriba de su boca para hacerla sonreír, y se puso a charlar con buen humor.
-¡Mañana no se nos va a escapar! -le dijo Luce-. ¡Aunque tengamos que hacer novillos para ir a buscarla!********
Otro capítulo acabado con esfuerzo y dedicación, algunos capítulos no tienen imagen así que busco imágenes de la serie , así podéis comparar si os gusta las imágenes del libro o las de la serie, esperó que os guste.Siguiente capitulo: ¿Dónde se ha metido Sid?
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chicas del olimpo 1. lágrimas de cristal
FantasiaTIENEN PODERES. NO SON HADAS. NI BRUJAS. SON DIOSAS. Y VIVEN AQUÍ, EN NUESTRO MUNDO. Sid, Luce y Hoon son compañeras de instituto. Sid es campeona de esgrima, Luce sabe cómo conquistar a un chico, y Hoon es un genio. Tienen poco en común, salvo una...