¿Y si fuera ella?

Una nueva etapa

El viaje fue largo pero se me hizo menos en compañía de Ángela. Agradecía mucho que se hubiese ofrecido a acompañarme, en el fondo tenía miedo de hacer este viaje sola y con tantas maletas.

Los días se pasaron volando, en un abrir y cerrar de ojos Ángela ya había vuelto a Pamplona y yo estaba totalmente instalada en casa de mi hermano en Barcelona.

Hace apenas dos días que empecé el conservatorio en BCN, me había adaptado bien, mis compañeros eran simpáticos y se habían incluso ofrecido a ayudarme si tenía alguna duda o si quería conocer mejor la ciudad. De todas las personas con las que había hablado había una con la que tuve una conexión desde el minuto 1. La conocí en coro el primer día, se llama Aitana. Es una chica de mi edad, está en canto y en piano como Yo, es más o menos de mi misma estatura y de ojos verdes, tiene el pelo largo y una extraña manía con su flequillo, por lo que se ve tiene una lucha continua con que no se le vea ni la frente ni la ceja.

A mi me hace mucha gracia y la verdad que lo poco que he podido estar con ella me ha hecho sentir como si estuviera en casa con mis amigos de siempre.

Nuestro profesor de coro es Manu Guix, la verdad que es bastante guay, siempre trata de motivarnos y de sacar lo mejor de todos nosotros.

Aitana: Amaia pss -hace un gesto con la mano para que se ponga a su lado-

Amaia entra algo tímida a la clase, porque para variar ha llegado tarde otra vez a clase. Ve el gesto de Aitana y corre a ponerse a su lado.

Aitana: Oye ya te vale -dice riendo bajito- ¿algún día llegaras a tiempo?

Amaia: Shh que empieza la clase -rie-

Manu: Bueno creo que vamos a tener que empezar a regular relojes para que no me lleguéis tarde -dice divertido mirando a Amaia que está cada vez más roja-

Amaia: Ay dios Aitana -dice bajito mirando a su amiga intentando reprimir la vergüenza- no llevo ni dos días aquí y ya la estoy liando...

Aitana: Te queremos así -dice con resignación- es tu encanto principal -rie y le guiña un ojo-

La clase termina, son las siete de la tarde y Aitana le propone a Amaia ir a tomar algo a un café bar que hay cerca del conservatorio donde ella suele ir alguna que otra tarde. Al entrar Amaia se queda fascinada con el lugar, tenía un aire retro pero muy guay. Las paredes estaban repletas de vinilos de los iconos más importantes de la música, instrumentos colgados y un majestuoso piano de cola blanco sobre un pequeño escenario que estaba al fondo del bar.

Nos sentamos en una de las mesas que estaban cerca del escenario.

Amaia: Me encanta el sitio Aiti -mira para todos los con fascinación- es increíble

Aitana: Me alegro que te guste -sonríe satisfecha- yo no suelo venir mucho pero unos amigos del conservatorio si -mira al camarero para pedir- vienen casi todas las noches a improvisar con sus instrumentos o a cantar, vamos lo que se conoce como Jam Session.

Amaia: Pues me encanta, me gustaría venir algún día a oirlos tocar -apoya su espalda en la silla relajada y cierra los ojos- no hay nada como la música en directo.

Aitana: Bueno -titubea- mañana hay actuación si quieres podemos venir y así te presento a mis amigos -dice contenta- ¿qué dices?

Amaia: Si -dice emocionada- no me gustaría pasar un viernes encerrada en casa -rie-

Aitana: A lo mejor te sale un novio catalán y tendrás una excusa para no volver a Pamplona tan pronto como acabes piano -dice pícara-

Amaia se pone tensa y no sabe que contestar, intenta desviar la conversación.

¿Un novio? Lo que menos necesitaba ahora era eso, mi cabeza decia una cosa pero el hecho de nunca haberme enamorado de ningún chico me daba vértigo, he tenido "novios" pero nada más. Nunca he sentido eso que dicen que te pasa cuando te enamoras y la verdad que no quiero sufrir, por eso no he tenido nada estable ni me he involucrado emocionalmente con nadie más de lo que debería. He aprendido a través de las experiencias de las personas de mi alrededor y sus fracasos amorosos a crear mi propio muro de protección.

Pasan la tarde entre risas y confesiones, Aitana trata de indagar en el pasado de Amaia pero está no se lo va a poner nada fácil.