Narra Amaia
Terminé mi actuación y mis ojos seguían conectaos con la mirada penetrante de Alfred que se encontraba a pocos metros del escenario, casi sin darme cuenta me ví entre los brazos de Eugen. No me molestaba ni mucho menos, es uno de mis amigos de la infancia, pero tanta efusividad por su parte me abrumaba, y más si Alfred no me quitaba ojo.
Por una parte estaba orgullosa, sabía que se estaba muriendo de celos y la verdad que lo estaba disfrutando. ¿Qué hacia otra vez con Marta? si quería guerra la iba a tener, se que no soy nadie para reclamarle y mucho menos después de desaparecer de su vida sin explicación alguna, pero siendo sincera tenía la esperanza de poder aclarar las cosas con él y tratar de intentar algo juntos, sin etiquetas, sin prejuicios, ni miedos... ser solamente nosotros y esa electricidad que recorre nuestro cuerpo con tan solo una mirada.
De una forma u otra siempre había algo que no nos dejaba terminar de tener esa conexión, no puedo negar que desde el día que ví esos ojos negros me perdí, en su forma de mirar, de sonreír, esa purpurina que se reflejaba en su mirada cuando habla de lo que le gusta, y el poder que tiene su piel en contacto con la mía. Una mezcla de hielo y fuego que de no ser por la interrupción que hubo el día de la playa, habría ardido hasta el mar. Solo siendo él y yo.
Después de un pequeño descanso me tocaba actuar otra vez, estuve hablando un rato con ella y Eugen. No son tontos, se han dado cuenta de que algo me pasó nada más empezar la primera estrofa de la canción.
- ¿A quién mirabas tan fijamente mientras cantabas Amaia- dijo mi hermana intentando sonar inocente pero me miraba con una sonrisa burlona-
Casi me atraganto con el agua, lo que menos me esperaba era un interrogatorio antes de volver a salir a cantar. A veces me arrepiento de haberle hablado tanto de Alfred, yo le quitaba importancia al asunto e intentaba hablar de todos por igual y de una forma neutral, pero ni una llamada de teléfono podía ocultar la cara de idiota y la sonrisa que se me dibujaba casi de forma automática cuando hablaba de Alfred. Maldita sea.
Eugen me miraba pero con cara de no entender nada, sabía que se había perdido una parte de algo y que mi hermana casi me estaba hablando en clave.
- ¿Un ami...-pero no le dio tiempo a terminar la frase, me llamaban para subir al escenario-
Sabía perfectamente que el interrogatorio por parte de Ángela y al que se había sumado Eugen no había terminado aquí, pero sentí un gran alivio cuando me llamaron, necesitaba pensar y dejarme ser a través de la música.
La canción que iba a interpretar tenía nombre y apellido, un pelo que incitaba a perderse en el con las manos en el y una sonrisa jodidamente perfecta adornada por sus paletas levemente separadas.
Nunca me había pasado nada parecido con un chico pero todo en el hacía que mis sentidos explotaran y quisieran ir más allá, era inevitable, me ponía muy cachonda. Todo su ser irradiaba sensualidad.
Me senté al piano y se hizo el silencio, antes de empezar lo volví a buscar con la mirada pero estaba vez de forma decidida, como si le quisiera decir que cada frase cada acorde y cada golpe de voz eran por y para él, como dice el dicho en la guerra y en el amor todo vale y estaba decidida a declararle la guerra aún sin saber muy bien por que, bueno uno de los motivos era Marta. De una forma u otra quería enseñarle quien era la verdadera dueña de sus pensamientos. No hacen falta palabras para saber que tanto el como yo disfrutamos retándonos.
La tensión sexual que había ahora mismo entre nosotros era tan grande que tenía las mismas ganas de matarle por estar con ella que de dejarnos ser para amar. Se que el está igual que yo, su mirada es fuego puro y pienso aprovecharlo.

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¿Y si fuera ella?
Fanfiction¿Qué es realmente el amor? Adentrate en esta historia y descúbrelo con ellos.