D i e c i n u e v e

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— ¿Que quieres? — Me deje caer e unos de los sillones de la oficia de Dietrich y él me siguió, imitando casi la misma acción.

— Sumin, sé que no te agrado.

— Que bueno que lo sepas — Atribuí a sus palabras.

— Al parecer nunca cambiarás. — rió— Lo que quería decirte es sobre tus padres.

Mi mundo se congeló al momento que oí ser mis padres nombrados, ¿A caso también me chantajearia con ellos?

— ¿Que sucede con mis padres, pedazo de mierda? — No tenía paciencia. Si él tocaba a mis padres, juré que él será el acabaría muerto.

— No te exasperes. A ellos no les sucedió nada, pero hay algo sobre ellos que aún no sabes.

No sabía con exactitud si confiar en él o no. Era muy estúpido como para confiar en él, además por el hecho de que me secuestro, me amenazó y me obligó a casarme con él.

— ¿Qué quieres decir?

— Sumin, tú eres adoptada. Tus padres te adoptaron hace 24 años en un orfanato al norte de Seúl, Corea del sur.












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