17.
“Perdóname”
Me ignoras, me evitas, no querías simplemente saber nada de mí. El día siguiente de aquel incidente estabas molesta, cruzamos una que otra palabra pero el otro día fue peor.
Fui a recogerte, tu abuela me había dicho que te habías ido caminando. Llegue al instituto, no te encontré, no fuiste a clases. Miraba tu butaca vacía preocupado por si algo te había pasado en el camino. Luego vi a Ana, estaba hablando contigo, decía que estabas llorando ¿por mi culpa? Si, por mi culpa.
¿Por qué? No creía que lo que había hecho fuera tan malo.
Te vi llorando mientras hablabas por teléfono con Shawn, con el era ¿no?
Escuchaba como gritabas, golpeabas y llorabas por mi culpa, no sabia porque tanto alboroto hasta que te escuche decir
“Se acostó con otra chica”
¿Cómo sabes eso si ni siquiera yo lo sabía?
“Ella me envió fotos y una que otra persona me enviaba fotos de ellos mientras se besaban” Dijiste.
No, joder, la he cagado.
¿Qué mierdas me está pasando?
¿De verdad hice eso?
¿De verdad la engañe?
Finalmente, después fui a dar cara.
Un paso más. Estoy aquí. Han pasado tres días. Pero necesito verte. Necesito hablarte. Y aunque me odies, necesito escucharte. Las ventanas están cerradas. Me conoce lo bastante bien para saber que entraría por allí. Así que intento abrirlas por fuera de su balcón. No me importa absolutamente nada. Hoy he venido por ti princesa, a recuperarte. Y lo hago. Abro las ventanas por fuera y las expando. Puedo olfatear ese dulce aroma de su habitación. Dulce y frutas. A ella. A mujer. Me fascina. Me encanta. Me hace desearla muchísimo mas. Me hace preguntarme… ¿Cómo es que sobreviví tres días sin ella? Entro un poco mas, las luces están apagadas. Cuando volteo a divisar su cama, las luces se encienden de repente… y esta ella, mirándome completamente sorprendida puesta de pie en la puerta de su habitación.
Sus ojos estaban cansados, rojos, hinchados. Me partía el alma verla así, no, no me partía, me destruía el alma verla así.
-¿Sabes que hay una puerta? – dijo ella volteándose. Esa voz, joder. La extrañaba.
-Es muy tarde, no quise despertar a tu abuela –me acerque a ella.
-No te acerques – me advirtió ella.
- Princesa… -susurre mientras mi voz se entre-cortaba.
- Tres días Nash, tres días desde la última vez que hablamos ¿y vienes a dar la cara ahora? Oh, si claro, debias de estar revolcándote con una perra. –me sonrió falsamente
-No digas eso, princesa. Déjame explicarte. –trate de tomar su mano pero la aparto de golpe.
-No te importaba, te valía una mierda el ‘nosotros’
-No sigas eso
-¡Estoy en lo cierto! –gimió
-¡Si no me importara toda esta cosa de ‘nosotros’ no estaría aquí y esto hubiera acabado ya hace mucho! – dije yo con toda la impotencia del mundo.