Capítulo VII En casa, domingo

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Una vez fuera de la ducha, me dirigí a la cocina y preparé té, era hora de desayunar. Encendí el reproductor de música: "en casa, domingo, no hay coches en la calle, la luz es pálida y baila como tú...". Adelantar, lo siento David Summers, pero no quiero recordar a José ni su cuerpo moviéndose deliciosamente contra el mío. Mikel Erentxun, la voz más sexy del universo podía arreglarlo todo, pero en cuanto cantaba "¿Qué me das? Que me tienes colgado de un hilo bailando a tu son...". Apagar. Mikel ¿Por qué me haces eso si yo te amo?

Encendí la televisión mientras cocinaba unos hot cakes. Los dibujos animados son inofensivos y yo seguiría ganando terreno camino a la cordura. Terminé el desayuno y me preparé para salir a hacer las compras. Tomé mi bolso, mi smartphone y salí de casa.

Mientras estaba escogiendo tomates, el sonido de un mensaje nuevo me detuvo. Miré el teléfono, un mensaje de José:

"Toda la velada me tuviste caliente ¿Qué haces dulce pelirroja?"

No contestaré, esto no me lleva más que a perderme en la concupiscencia de la carne ¿Dulce pelirroja? Eso fue tierno. No, no contestaré. Continúe escogiendo verduras y frutas. Recorrí los pasillos del supermercado y cuando llegué al pasillo del papel higiénico, no pude evitar recordar su sonrisa y sus ojos brillantes cuando nos encerramos en el cubículo del baño de la discoteca.

"Hago las compras de la semana ¿Y tú?"

Isela

"Voy camino a la ducha ¿Vienes? Te espero, ya tardas"

José

Tomé una foto de los estantes del papel higiénico, adjunté al mensaje y escribí:

"¿Esto te recuerda algo?

Isela

Me encontraba ya, en la fila para realizar el pago de mis compras cuando llegó un mensaje nuevo.

"Sí, que no me cabe dentro del tubo de papel higiénico". Vídeo adjunto.

José

Miré el vídeo en el que me demostraba que su miembro viril no le cabía dentro del tubo de papel higiénico. Reí a carcajadas, la gente en la fila me miraba sin decirme nada, yo podía verlos de reojo pero no aparte la vista del teléfono ¡Qué idiota! Pero qué sentido del humor tan fantástico tiene. Respondí su mensaje.

"Jajá Espero no lo intentes con un vaso higball"

Isela

Por fin salí del supermercado, subí la compra al coche y me acomodé en mi asiento. Mi teléfono volvió a sonar, otro mensaje nuevo.

"¿Qué harás pelirroja, saldrás con tu novio?"

José

"Cuándo tenga, saldré con él los domingos, por ahora voy a casa"

Isela

Dejé el teléfono en el asiento a mi lado, y me puse a conducir, en el camino me llamó Alondra extasiada por su cita con Pablo, que según su descripción era el príncipe soñado de toda chica, el que le presentas a tus padres y te dan ganas de ser ama de casa.

- Amiga, es un caballero, cuando me llevo a casa me pidió que esperara para abrirme la puerta del coche. Me siento en un sueño -. Me decía al mismo tiempo que suspiraba.

- Suena muy tierno, como el príncipe azul del cuento. Después del helado ¿Qué hicieron?

- Me llevó a casa, tenía que dormir temprano porque hoy tiene un desayuno en casa de sus padres.

- Un chico apegado a su familia, eso casi no se ve ya, amiga.

- Así es ¿Crees que les cuente a sus padres de mí? -. Me preguntó en tono de preocupación.

- Es muy pronto Alondra, pero puede que les diga que conoció a una linda chica.

- Es verdad ¿Y José, qué sabemos de él?

- ¿Qué sabemos? Bueno, que no le cabe dentro del tubo del papel higiénico -. Dije riendo.

- ¿Qué dices?

- Me envió un vídeo donde comprueba que no le cabe.

- ¿Qué es lo que no le cabe? No entiendo.

- El miembro viril -. Respondí entre risas.

- ¿Te envió eso? No es nada tímido.

- Además me envió una nota de voz.

- Amiga, espera un momento que responda un mensaje a Pablo.

- Sí, hablamos luego, voy llegando a casa, bajaré la compra.

- Hablamos, besos.

- Besos.

Colgué desde el botón del volante, metí el teléfono en mi bolso, bajé y abrí la cajuela para sacar la compra y entré a casa. Después de acomodar las compras, puse un poco de música y me dispuse a revisar mis mensajes en el smartphone. Mensaje de José.

"Quiero verte de nuevo ¿Te parece el martes a las 8 pm para cenar?

José

El pulso del impulsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora