Capítulo VIII Pecadora

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Me quedé helada, no esperaba que esto pasara ¿De qué íbamos a hablar? Quizá en el baño intentando que no pruebe con el vaso higball. De pronto el baño no me pareció un mal lugar. El sexo fue bueno, qué digo bueno ¡Fue genial! No sé si deba de ir, después de todo se había llegado a la intimidad sin decirnos nada. Tal vez, es verdad que quiere saber más de mí, así que le respondí.

"De acuerdo, pásame la dirección del lugar y te veo ahí el martes a las ocho".

Isela

"Te envío la ubicación, sé puntual por favor".

José

¿Puntual? Se supone que debo de llegar "elegantemente tarde" ¿Y si es obsesivo compulsivo con la puntualidad? Me preocupo demasiado, debo de dejar de hacer suposiciones, ya iba a tener la oportunidad de conocerlo. Me estaba comenzando a poner nerviosa ¿Qué me pondré? Estaba en problemas, él espera a la chica audaz de la discoteca, yo no tengo nada así en mi armario ¡Rayos! ¿Y si le digo que no podré ir a la cita? No, no es momento de acobardarse. Me fui directo al armario y lo miré por dos horas sin saber qué usar para la cita del martes.

Es tiempo de ver internet, quizá pueda darme una idea de qué usar. No, me estoy complicando demasiado, iré como soy siempre. Usaré lo que acostumbro usar. Y encendí el televisor e hice zapping. Me detuve en un programa de entrevistas, justo en el corte comercial volvió a sonar mi smartphone y una corriente eléctrica me recorrió, quizá era un mensaje de José. Miré el mensaje.

"Estas muy callada pelirroja ¿No pensarás en huir de mí?"

José

"¿Huir? Si lo que quiero es atarte a mi cama"

Isela

"Cuéntame qué me haces atado en tu cama, en una nota de voz"

José

No puede ser ¿Qué tiene José que me nubla la mente y sólo pienso en sexo? Pongo mi smartphone en grabadora y envío la nota de voz.

"Estarías recostado con la espalda en la cabecera y las manos atadas juntas, y yo subiría por tus pies, como gata rozando tus piernas con mis pezones, posaría mis labios sobre tu ingle y seguiría con besos hasta tus tetillas para luego morderlas, al mismo tiempo que acomodo mis piernas a tus costados para tenerte dentro. Luego me acomodaría en el espacio que hay entre tus brazos, sintiendo como me sofocas iré moviéndome lento, besaré tus labios y luego iré moviéndome muy rápido hasta que me llenes por dentro de tu simiente".

De acuerdo, es momento de aceptar que José me alborota las hormonas y mis neuronas se desconectan cuando se trata de él. Mi mente no piensa, sólo recuerda el roce de su bulto con mi sexo, su lengua recorriéndome la piel, sus músculos y su voz que me embriaga ¡Qué me lleve a donde quiera, pero que me regrese a casa!

Sí, José despierta mi lado pecaminoso ¡Soy pecadora compulsiva! Iré al infierno pero antes gozaré del placer de su piel, de sus besos, de sus sexteo. En mi mente recreaba la escena del baño de la discoteca. Creo que me estoy poniendo húmeda.

Otra vez, ese sonido de un mensaje nuevo que hacía temblar mi cuerpo. Mensaje Nuevo de José, Nota de Audio.

"Pon tus tetas en mi boca, ahógame con ellas mientras te aprieto las nalgas"

No pude evitarlo, con una mano me toqué el clítoris y con la otra di "play" a la nota de audio. Comencé a jadear. Entonces, busqué la aplicación de grabadora y me grabé teniendo un orgasmo sin reprimirme, un orgasmo con todos los jadeos y gritos que no pude en el baño de la discoteca y se lo envié.

Dejé la televisión encendida y fui a lavarme las manos pensando en que no habría suficiente agua en el mundo para lavar tanto pecado. Delante del grifo sentí que las piernas aún me temblaban. Cuando salí, apagué la televisión, tomé mi smartphone, me recosté en el sofá y le escribí a Alondra.

- Adivina a quién veré el martes para cenar.

- (carita de sorpresa) ¿José?

- Sí, a las ocho (carita sonrojada)

- ¡Qué bien! ¿Ya sabes qué te pondrás?

- Pensaba en el vestido rojo de Jessica Rabbit. Ja, ja, ja. No sé aún, en el momento lo decidiré.

Me dejó en visto, quizá conversa con Pablo. Llegó un nuevo mensaje de José, con una nota de audio, pinché en reproducir y lo que escuché fue su orgasmo, esos jadeos reprimidos que parecían un resoplo, este chico es sexy hasta en su orgasmo. Sentí una vergüenza ligera por la cantidad de gritos que envíe, también porque me estaba excitando nuevamente. Es momento de una ducha muy fría, iré por hielos a la nevera.

Otro mensaje llegó.

"Me provocas demasiado, pelirroja mala, eres una tentación"

José

"Eres tú el que me provoca a ser una pecadora, desde que te vi por primera vez me pareciste misterioso, guapo, sexy y yo soy curiosa natural, no pude evitar acercarme a ti, aunque no esperaba lo que ahora vivimos".

Isela

El pulso del impulsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora