XVII

1.3K 216 163
                                    

Ya era de noche.

Habíamos terminado de cenar y ahora mismo solo podía mirar el rostro de perfil de Alexander, que observaba el bosque de noche.

Su nariz, su barbilla... Era extremadamente guapo. Su flequillo asomándose por el otro lado de su cabeza, su ojo marrón chocolate (que por mucho que la gente dijera que era lo más común, a mí me encantaba ese color) y sus pestañas de aquel lindo azabache... Siento que me quedé embobado mirándolo.

—¡Vamos, acercaros!—. Me despertó de mi trance el profesor.

Este se encontraba en la puerta de la posada, en sus manos llevaba una linterna a pesar de que ya había bastante iluminación con la luz que salía por las ventanas del edificio.

Suspiré, miré a Alexander que ya se había levantado. Ambos nos acercamos a él, al igual que nuestros compañeros.

—En esta posada hay doce habitaciones, diez para nosotros y dos para los de la posada... Como podréis adivinar al ser veinte repartiremos las habitaciones equitativamente por parejas —. Informó con aquella sonrisa amable que siempre llevaba en el rostro — Algunas habitaciones son más pequeñas que otras por que tienen camas de matrimonio en vez de dos camas individuales... Todos somos hombres así que no seáis críos —. Añadió, sentí los nervios apoderándose de mí.

Conociendo mi suerte...

...

—Lo sabía —. Susurré afligido mirando aquella cama de matrimonio, Alexander dejó su mochila encima de esta.

—No seas ruidoso, me gusta dormir —. Dijo sacando de su mochila el pijama, yo me coloqué al otro lado del colchón e imité su acción.

—Bueno... ¿Qué tal si nos cambiamos uno aquí y otro en el bañ—. Al darme la vuelta me encontré a Alexander sin camiseta — ¿¡Q-Qué haces!?—. Me tapé la cara abochornado.

—Cambiarme, ¿esque eres ciego?—. Negué dejando de taparme la cara y desviando la mirada.

— P-Pensaba que te daba vergüenza, ya sabes... En educación física te metes en un baño a cambiarte solo —. Me excusé. Empecé a mirarlo de reojo cambiándose... Mis mejillas empezaron a arder.

¿Por qué se cambiaba solo teniendo ese cuerpo? ¡Sería la envidia de todos los chicos! No me extraña que me ganara en fuerza... Sus brazos tenían bastante músculo, y sus abdominales estaban bien marcados.

Tendré que ir más al gimnasio, ¿acaso Alexander va todos los días?

Todas mis expectativas de que era un macho agresivo y abusador se fueron en cuanto se puso un camisón... Lo miré sorprendido.

—¿Q-Qué...?—. Me miró amenazante.

—Me gusta dormir cómodo—. Se adelantó.

—Dime que llevas ropa interior debajo —. Rogé, él asintió.

Suspiré aliviado.

Alexander empezó a acercarse a la ventana y se detuvo apoyándose en el marco de esta, mirando a través de ella el paisaje del bosque nocturno.

El sonido de los seres vivos nocturnos como los búhos o los grillos se escuchaba gracias a el silencio que se formó en la habitación.

✖El Amor No Existe✖ (BL) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora