XXIII

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Ya habíamos llegado.

Aquel lugar tan espacioso lleno de atracciones altas y movidas que solo de verlas me mareaban.

Miré de reojo a Marcus, él miraba esas atracciones con ilusión y ansias.

Lo siento Sophie, moriré joven.

—¡Waaaaa! ¡Estoy deseando montarme! —. Exclamó.

Sacó de su riñonera una pequeña botellita de agua y bebió, hacía mucho calor.

—Espera, ¿eso no está prohibid—. Me interrumpió.

—Las botellas de cualquier cosa aquí cuestan un riñón... Todo es excesivamente caro —. Rodé los ojos. Se guardo la botella y me tomó de la mano— ¡Vamos a montarnos en esa montaña rusa porfis! —. Añadió arrastrándome hacia allí.

Me quedé mirando hasta donde de alto llegaba la montaña rusa y tragué saliva, era enorme e iba demasiado rápido.

Negué varias veces y me solté de su mano.

—¡N-No pienso montarme en esa cosa! —. Él elevó una ceja y sonrió.

—¿Acaso tienes miedo? —. Desvié la mirada frunciendo el ceño.

—Sí, a las cosas muy altas como esa que no puedo controlar yo... Nadie te asegura que el que controla eso no sea un psicópata y nos mate a todos —. Marcus empezó a reír.

—No pongas excusas... Básicamente, te dan miedo las alturas ¿no es así? —. Di un resigno— No te preocupes bobo, yo estaré a tu lado y puedes abrazarme si quieres —. Dijo con una sonrisa bobalicona mientras un sonrojo adornaba sus mejillas.

—¿¡Estás tratando de aprovecharte de la situación!? —. Él rió.

—No seas cobarde —. Me tomó del brazo y me arrastró hacia la cola para montar.

Esperamos juntos aguantando el terrible calor... Sobre todo yo, que no se me había ocurrido una mejor idea que venir en sudadera negra y con vaqueros largos. Al menos Marcus había sido inteligente y se trajo una camiseta de manga corta con vaqueros cortos.

Suspiré apoyándome en la barra que había a nuestro lado para separar las filas de la cola.

Marcus me dio la espalda para ver como era la atracción, sonreía entusiasmado deseando montarse de una vez por todas.

Suspiré, su rostro parecía ser él de un niño al que le acaban de regalar unas chucherías.

Lo miré de pies a cabeza, en cierto modo es muy pequeño y de buena figura... Bastante masculino eso sí.

Pero sin duda lo que más resaltaba de él era... Su trasero.

Y es que me esforzaba en no mirarlo pero era imposible, ese trasero parecía de una mismísima modelo joder, y esos vaqueros levemente apretados le daban una forma...

Noté que los que había detrás nuestra también miraban el trasero de Marcus y fruncí el ceño, sé que es un trasero de los dioses pero no por ello tienen que mirarlo con tanta gana, además... No tienen derecho.

Yo soy su novio y puedo mirarlo ellos no porqu... ¿Qué estoy diciendo?

—¡Nos toca Alexander! —. Exclamó Marcus despertándome de mi colapso mental.

Tragué saliva... Nononononono.

¡No, no y no!

— M-Marcus en serio esto me da miedo y-yo te espero abajo pe-pero —. Él me interrumpió sentándome a su lado.

✖El Amor No Existe✖ (BL) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora