XXVI

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—Él es Alexander, espero que lo traten bien —. Presentó el profesor al pequeño preadolescente de once años.

Alexander se sentó en el sitio asignado y evadió por completo las miradas extrañadas, curiosas y horrorizadas hacia él.

Todas eran dirigidas hacia su ojo derecho, aquel reluciente e implacable ojo de cristal que era notoriamente artificial al no transmitir mucha naturalidad.

Alexander se encogió levemente, no le gustaba que le miraran, llamar la atención era bastante horrible... Y más cuando las miradas hacia él no eran precisamente amigables.

Y esque ese niño tímido, callado, serio, con falta de un órgano de visión era la víctima perfecta que cualquier abusador reconocería.

No tardaron mucho en llegar.

—Ey, tuerto —. Alexander agachó la mirada y jugó con sus dedos con nerviosismo — ¿Qué? ¿Además de tuerto también eres mudo? —. Rió.

El azabache negó serio.

—Entonces habla, tuerto —.

—No hablo con basura—. Respondió con un tono neutro.

El chico respondió a eso golpeando su pupitre. Ya no quedaba nadie en el aula a parte de él y dos chicos más, todos se habían ido a su casa después de que sonara el timbre.

Alexander se levantó, el chico lo empujó volviendo a sentarlo.

Se colocó delante de la mesa de Alexander y la golpeó llamando su atención.

Cuando el azabache le miró, el chico sonrió.

—¿Te crees gracioso tuerto? —. Alexander mantenía su mirada seria, sin signos de intimidación.

—¿Ya has terminado? —. Preguntó Alexander para luego volver a levantarse.

—¡Ya me hartaste! —. Exclamó golpeando la mejilla del contrario.

Alexander era débil de corazón, siempre lo ha sido.

Poco a poco fue haciéndose más frío, más serio... Cada vez con menos misericordia o un ápice de afecto por el prójimo.

Maltrato desde que nació, mató a sus padres, experimentó en sus carnes matar a una persona que consideraba de su familia... Y ahora sufría de bulling.

Sí, era bulling que continuó por un largo año y que él ocultó a Sophie y Alan.

No porque tuviera miedo, si no porque no quería ver los rostros de Alan o Sophie preocupados, tristes... No, prefería tragarse sus palabras.

Alexander se autocontrolaba, seguía matando sí, pero cada seis meses y apenas era una ardilla, una rata... Cualquier cosa saciaba sus ansias.

Pero el bulling empezaba a afectarle emocionalmente.

Empezó a ocultar su ojo falso con su flequillo, aquel ojo del que tanto se sentía antes orgulloso... Ahora tenía miedo de mostrárselo al mundo.

Los insultos continuos que ignoraba los primeros tres meses, comenzaban a afectarle, empezaba a creerselos.

"Sin duda el mundo estaría mejor sin alguien tan horrible como tú"

✖El Amor No Existe✖ (BL) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora