XXVIII

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Una tarde lluviosa de primavera.

Los cerezos en flor son lo que más llaman la atención en esas tranquilas calles, donde yo me encontraba dejando que el agua de la lluvia callera sobre mis cabellos, no me importaba mojarme.

Noté algo aferrarse a mi mano, me giro encontrándome con una tierna sonrisa de parte de Marcus, que me miraba con ilusión. Su paraguas se coloca encima de los dos, haciendo que las pequeñas gotas de agua ya no cayeran sobre mí.

—¿A qué son lindos los cerezos? —. Agaché la cabeza y asentí.

—Aja —. Susurré, él entrelazó nuestras manos.

—Mi mamá siempre dice que cuando florecen los cerezos florece el amor —. Desvié la mirada.

Esto me resulta tan familiar...

— S-Sí, ya oí ese dicho —. Respondí.

Empezamos a caminar hasta que en una parte del camino Marcus se colocó delante de mi parándome.

—¿A qué es muy romántico? Algún día podríamos tener una cita en un parque lleno de cerezos en flor —. Dijo acariciando mis manos con cariño.

Sí, esto es familiar.

Siento una extraña presión en mi peño, lo anhelo...

Acaricié la mejilla de Marcus, sus ojos esmeraldas tienen la misma inocencia que los preciosos ojos celestes de Alan.

Noté que sus gafas empezaban a resbalarse por su nariz, se las coloqué. Este me miraba con un pequeño sonrojo, estaba totalmente en silencio observando mis movimientos, sobre todo me miraba a los ojos, ya que había apartado ligeramente mi flequillo.

Lo extrañaba, deseaba volver a esos momentos felices.

No sé que fue pero, me dejé llevar por aquel anhelo y posé mis manos en la cadera de Marcus pegándolo a mi cuerpo. El paraguas se tambaleó ligeramente, ahora Marcus lo sujetaba con fuerza temblando ligeramente.

El sonrojo de este iba en aumento. Su mirada parecía la de un pequeño niño que no comprende lo que pasa a su alrededor, simplemente era inocente a su medida.

Mi mano derecha acarició su cabellera pelirroja, dejando que las hebras de sus cabellos se deslizaran por entre mis dedos hasta llegar a su nuca.

Agaché ligeramente mi cabeza para llegar a su rostro.

—¿A-Alexand—. Lo callé posando el dedo índice de mi mano izquierda sobre sus labios.

— Cállate —. Susurré antes de apartar mi dedo para besarlo.

Sentí la mano temblorosa libre de Marcus aferrarse a mi uniforme.

Noté su acelerado pulso contra mi pecho. El paraguas cayó al no poder seguir sosteniéndolo con aquel temblor y nervios.

Correspondió empezando a relajar su cuerpo, dejando de aferrarse para solo acariciar mi cuerpo.

La ligera lluvia caía sobre nuestros cuerpos, aunque eso no pareció importarle en lo más mínimo.

Entreabrió sus labios. Me quedé algo impresionado y cedí, pasando mi lengua a su cavidad bucal.

Las calles estaban vacías, solo se escuchaba el sonido de la lluvia caer contra el suelo y el de nuestras bocas juntándose.

Marcus funció su boca con la mía, su cuerpo tembloroso ahora estaba más tranquilo... Deseoso de más beso.

Sonreí ligeramente jugando con su lengua, eso provocó que se aferrara a mí de nuevo.

✖El Amor No Existe✖ (BL) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora