¿Es Acoso?

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Sueña conmigo mi dulce Kara-El

Desperté de golpe empapada en sudor, con la respiración agitada así como mis extremidades temblorosas, mire el reloj, eran exactamente las 5:59AM, no entendía la sensación en mi pecho, era como si me estuvieran aplastando el corazón, por inercia lleve la mano a mi pecho tocándomelo con fuerza para contrarrestar el dolor, lentamente fue disminuyendo, un nudo en mi garganta se hizo presente impidiéndome tragar saliva, entonces es cuando recordé esa voz en mi sueños, me había causado escalofríos erizando mis vellos y provocándome más angustia al darme cuenta de que no llevaba puestas mis gafas y el libro estaba junto a ellas en la mesita de noche.

-Tal vez fue Kal—susurre tratando de convencerme aunque una parte de mi cerebro no se convencía, me sobresalte al oír la alarma—rayos-

Estaba nerviosa al extremo o más bien, asustada, aunque si supiera que o quién lo provocaba me podría tranquilizar, con alerta de peligro cerré los ojos esquivando mis temores y así levantarme de la cama, no use mis pantuflas solo me encamine a la ducha, no tarde demasiado ya que salí a los cinco minutos vistiéndome como siempre, camisa azul cielo, pantalón gris, converses del mismo color, un sweater cerrado ajustado, ahora si era yo, la misma nerd de siempre, sujete mi cabello en una trenza pegada a mi cabeza, un buen peinado evitando así que me halaran de él, sé que no veía muy bien sin mis gafas pero ahora temía ponérmelas, algo me decía que no eran del todo seguras, armándome de valor me acerque tomándolas con cautela, me di cuenta que no había nada raro, así me ayudarían con la miopía.

-Vaya—ahora mi hermano era el que me asustaba y se río por ello—la señorita ha despertado sola y con las defensas bajas-

-Que gracioso—tomo mi mochila bajando con él a la cocina.

-Oh vamos, eres tan fácil de asustar por las mañanas-

-Solo desayunemos—me senté frente a la mesa viendo mi pan tostado con huevos estrellados—gracias por el desayuno-

-¿Te encuentras bien hermanita?—deja las bromas a un lado mirándome preocupado.

-Sí solo tuve pesadillas—me quede pensativa viendo mi comida—hace mucho no las tenía-

-Desde los 10 años—susurra Kal, ambos sabíamos porque las tenía—trataré de llegar temprano y acompañarte-

-No te preocupes Kal—tomo su mano sonriéndole—ya no soy una niña, podré sobre llevarlo-

-Kara...-

-Anda que también tienes una novia a quien atender-

-Solo llámame antes de que te duermas-

Seguimos desayunando en silencio y después de 15 minutos ya estaba de nuevo en la entrada del colegio, me despedí dándole un beso tronado en la mejilla, al salir respire con pesadez y camine como siempre ignorando a todos así como ellos a mí, aunque claro lo de ayer no las tenía muy contentas ya que a la mitad del camino el par de novias me empujaron desde atrás por ambos hombros tirándome al suelo, caigo de rodillas perdiendo las gafas en el trayecto, tanteaba el suelo para buscarlas hasta que oigo como se quiebran.

-Qué pena—se burla la maldita de Alex—se cruzaron en el camino de mi bota-

-Haber si con esto sigues siendo valiente topo—Maggie estaba a mi altura tomándome con fuerza del cuello y me empuja una vez más riéndose.

-Demonios ahí viene una profesora-

Escuche sus pasos alejarse presurosamente, tome el resto de mis gafas en mis manos suspirando dolida ya que no quería que Kal se enterara, estaba por levantarme cuando siento una mano sujetando la mía y esa voz tan única que se me había quedado.

Si no es conmigo con nadie vas a estarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora