Yo no sé pelear... ¿Oh sí?

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Hoy, extrañamente me costaba más trabajo abrir mis ojos, me sentía sumamente cansada, como si hubiese corrido un maratón,  no comprendo mucho en mi estado somnoliento pero, al tocar mi rostro con ambas manos, me levanto abruptamente al percartarme de que nuevamente no llevaba puestas mis gafas.

-¿Qué diablos?--hablo con voz aspera--No Rao, esto ya es demasiado-

Mi corazón latía como si fuese perseguida por una estampida, no comprendía nada, porque simplemente no había razón lógica y no quería creer en fantasmas ahora, pues aún, si ellos existieran no podrían mover objetos tan minuciosamente,  así que aquí venía la parte, Kara-El se volvió loca.

-Alguien debió entrar, no encuentro otra explicación,  la pregunta es... ¿Quién? -

Inmediatamente me vino a la mente mi profesora, había soñado con ella, recordando el calor de sus labios, eso por supuesto no me tranquilizaba, ella no podría salirse de mis sueños para quitarme las gafas, era absurdo.

Resignada intento bajar de la cama, pero a falta de vista mis pies se enredaron en las cobijas por lo que obviamente terminé en el adorable suelo, ya éramos amigos, así que no me queje.

-Sí buenos días amigo--palmeo el piso de madera--Algo me dice que estáremos mucho en contacto hoy-

Me levanto y prosigo con mi rutina diaria. Lois y yo desayunamos rápido, lo cual fue bueno pues no quería que me preguntara por mi horrible aspecto demacrado de hoy.
Me dejó en el colegio y oraba por no ser molestada, lo que menos quería era lidiar con brujas tan temprano. Creo que Rao me escuchó por primera vez ya que llegué sana y salva al aula, supongo que aun estaba dormida que no me di cuenta al sentarme en el pupitre que ella ya estaba ahí.

-Te ves terrible-

Su voz me causa un horrible escalofrío que termina de despertarme, mis ojos se abren sorpresivos, ahí sentada con ese porte de dama británica, tan malditamente hermosa, Rao ya se metió en mi mente. Me sonreía coqueta viéndome como a un trozo de carne, sí, conocía las miradas como esa, tan transparente al mostrar deseo o perversión.

-Buenos días profesora--vaya mi lado cortés apareció.

-Buenos días--Responde con un tono sensual--Tu rostro hermoso luce mal, ¿No dormiste bien?-

No sé, pero algo en su cuestionamiento me hizo pensar o delirar que ella sabía algo, era imposible claro, pero ante tal mujer carecía de inteligencia.

-No... no--Anda Kara deja de balbucear--Dormí bien, solo creo que me enfermaré-

-Mmm--Pone los codos en su escritorio para verme mejor supongo--Eso no está bien, deberé cuidarte-

-¿Cuidarme?--no entendía--¿Usted?-

-Sí--Menciona con naturalidad--Quiero que tu rostro brille con el sol de nuevo, sí debo atender tu enfermedad lo haré, gustosa--Muerde su labio y no puedo evitar recordar su sabor.

-Usted no debe hacer eso--Alejo esos pensamientos de mi mente portandome seria--Mi hermano se encargará de eso-

Ella estaba por decirme algo cuando los demás entran al aula, Mon junto a Winn se acercan saludándome con el puño aunque Mon aprovecho para besar mi mejilla, ciertamente no me molestaba, era su manera de ser, aunque enseguida me cohibí cuando al volver mi vista al frente, la mirada de Lena, era fría, pero no estaba dirigida a mí,  Sí no a Mon.

Pestañeó un par de veces para levantarse e iniciar con el pase de lista, y como siempre ellas llegando tarde, no sé si eran lentas o gustaban de hacer enfadar a nuestra profesora que las mira desaprobatoriamente.

Si no es conmigo con nadie vas a estarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora