Tenemos un trato

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Al final Lois llegó y llevó a Mon a su casa, sus padres estaban preocupados pues al parecer se había fugado para venir a verme, sin duda alguna me sentía mal por ello aunque los señores Or no se molestaron conmigo, en cuanto les dije quién era sus ojos se iluminaron y según las palabras de mis cuñada me trataron como si ya fuese su nuera. Y ahora que lo pienso mejor, tiene razón, aunque no me desagrada tanto, hace mucho no me albergaba un sentimiento tan lindo, estar en compañía de unos padres tan amorosos, no recuerdo mucho a los míos pero viendo a mi hermano sé que fueron parecidos a ellos.

Hoy lunes, estaba llena de energías, tanto que me había despertado antes de las seis de la mañana, estando bajo mis cobijas mirando mi techo estrellado por esa cajita que Kal me regaló a los 7 años, sonreía recordando esa tarde en mi cumpleaños, ambos corriendo junto a Lois por los jardines de la casa con sombreros enormes que apenas y nos permitían ver por dónde íbamos, varias veces chocamos entre nosotros, o caíamos al césped riéndonos como locos, a pesar de que ellos ya eran adolescentes seguían mis travesuras encantados aunque terminamos regañados por las imágenes borrosas que ahora tenía de mis padres, todo por haber arrojado a la amiga de mi madre a la fuente mientras simulábamos ser aviones.

Mi despertador sonó y lo apague poniéndome de pie, esta vez no me tropecé con nada así que fue más fácil y rápido ducharme, en la ducha sin embargo algo ocurrió que por supuesto no me esperaba, al enjabonar mi cuerpo pude ver en mi hombro izquierdo una marca, parecía una mordida humana, ¿pero cómo era posible?, toque un poco con mis dedos y como era de esperarse me dolió bastante, no entendía nada de esto, así que mi miedo no se hizo esperar, pensando en que quizás alguien ha estado entrando a mi alcoba sin que yo me diera cuenta o sintiera algo, pues primero fueron las gafas y la cobija, y ahora esto.

-¡Kara!—Lois tiene una manera única de asustarme.

-¡Estoy en la ducha!—grité y escuché su risa.

-Oh lo siento—ya la oía detrás de la puerta—es mejor que te enjabones rápido, tengo una junta importante y además que no se te olviden tus lecciones de manejo por la tarde-

-Mierda…--susurré.

-¿Qué dijiste?-

-Que ya salgo, ahora dame privacidad por favor-

-¡Ya entendí!-

Sabía a qué se refería, pero jamás había hecho eso aunque ella me creyera una adolescente hormonal, después me preguntaría más sobre esta marca ahora solo me duché en tiempo record, saliendo con tropiezos del baño viendo que ella me había preparado mi ropa, debo admitir que Lois tiene un excelente gusto, no por nada le gusta mi adorable hermano. Era una blusa manga larga ajustada color turquesa, vaqueros azules, una chaqueta de mezclilla con decorados del mismo color que mi blusa y unos zapatos cómodos, dada mi miopía apenas y veía por donde caminaba pero como tenía memorizada cada parte creo que eso evitaba que me golpeara más, me puse las gafas peinando mi cabello y veo el cielo nublado por la ventana.

-Más lluvia, Rao tú sí que me odias-

La lluvia no era oportuna el día de hoy, tenía mi primera lección de manejo y paño en el parabrisas no era precisamente mi aliado en esto, no tenía idea de quién sería el encargado de instruirme, los profesores del colegio hacen una especie de sorteo o algo así tengo entendido, esperaba que mi suerte mejorara y no fuera ella la elegida porque entonces me quedaría claro que Kara-El nunca ha tenido buen destino, no es que me desagrade tanto, ayer se comportó muy bien pero solo para que viese sus ojos, hoy podría cambiar de opinión.

Si no es conmigo con nadie vas a estarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora