Final.

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Los destellos estaba frente a nosotras, Lena había exterminado a 500 cuando me encontraba conversando con Rao, querían verse imponentes, pero dado el aspecto temeroso de los supuestos dioses, su fortaleza estaba decayendo a cada segundo, restaban nueve mil quinientos de ellos, podríamos hacerlo, solo que con tiempo encima. Las alas de Lena comenzaron a brillar, la blanca emitía una luz que al parecer cegaba a los destellos, esa era una ventaja, que por supuesto íbamos a aprovechar. Nos miramos y al asentir cada una atacó por su lado, ella era una maestra con la espada, partiéndolos en dos, degollándolos o clavándola en la zona de sus corazones, desapareciendo al instante, trataban de defenderse usando sus dagas en ella, sin embargo en este momento sé que era un ángel, no una criatura mixta, incluso me atrevería a decir que podría ser un arcángel.

Por mi parte, use mis puños, bloqueando sus golpes o el filo de las dagas, siendo un ser de oscuridad me herirían pero tenía la ventaja de que la armadura era una especie de protector así como los brazaletes, cuando lograba tirarlos o desequilibrarlos con mis golpes, usaba la magia de estos para volverlos cenizas. Sé que le debían su lealtad a un dios falso que posiblemente les prometió innumerables cosas maravillosas, Lucifer se quedaba con corto contra ellos, en cuestión de mentiras o maldades. Por culpa suya, nos condenaron a Mon y a mí, a vivir una vida que no era nuestra, sé que por capricho suyo, debíamos estar juntos, pero él lo aceptó, no había hombre más puro y honesto que él, tanto que usaron su alma para tratar de asesinar a Lena, cobardes, eso eran y quería eliminarlos para que mi amigo pudiera seguir siendo el mismo.

El sol amarillo frente al reino de Rao se estaba apagando, eso significaba que el tiempo estaba agotándose, Lena no se percataba de ello, estaba tan concentrada, hice lo mismo. Me olvidé del tiempo que aquí corría distinto y me enfoqué en ese miserable que nos ha causado tanto daño. Al pasar lo que para eran minutos pero posiblemente eran horas, solo quedaban 20 destellos, los cuales eliminamos, hasta que ambas quedamos lado a lado nuevamente, caminamos con decisión hasta ellos.

Los valientes en atacar, fueron los dioses Daxam, Lena y yo quedamos espalda contra espalda, tomé la espada junto con ella, y ambas nos movimos con sincronía, balanceándonos como perfectos guerreros, haciéndoles frente, no permitiendo que tocasen nuestros cuerpos, lanzaban, lanzas mágicas que la espada de Lena bloqueaba o mis brazaletes desaparecían, oía los susurros de los espíritus que me guiaban, compartí una mirada con ella, quien siguió la mía, el punto débil de estos antiguos ángeles, era la espalda, donde yacían sus alas cortadas, ella afirmó con la cabeza y de un giro de 180 grados, me haló con fuerza de la muñeca, lanzándome por encima de ellos, al aterrizar detrás, usé los brazaletes apuntando su poder a esa zona, de inmediato comenzaron a retorcerse, cuando lo que aún quedaba de sus alas, fueron derritiéndose, Lena, sin dar más tiempo al cobarde rojo, los degolló, sus almas, por decirlo de una manera, fueron absorbidas por los espíritus que estaban ayudándome.

Suspiré sonriéndole a mi novia, quedaba uno, y tal vez una pizca de tiempo, no debía sobrevivir, los ángeles que traicionan a su creador, deben caer al inframundo y estoy seguro de que Lucifer estaría encantado de recibirlo para darle su merecido, ellos tenían su propia historia, pues Rao fue creado junto a Lucifer, sin embargo Yahveh tenía a su favorito, al que le dio el libre albedrio, eso generó odio y envidia en Rao, y en Lucifer el deseo de gobernar sobre su padre. Ambos erraron pero uno buscó ser más astuto creando su propia religión y estirpe, así nacimos los EL y los Or, que en tiempos lejanos nos llamaron hechiceros por nuestros dones.

-Jamás podrán ganarme—decía sujetando dos espadas con sus manos—ante no son más que niñas deseando ser poderosas-

-Oh, ya somos poderosas—dice Lena— ¿no lo ves Rao?-

-Kieran—gruñía—tu nacimiento es un pecado, más grave que el de Samantha, no debió permitirte vivir solo por amor a su hijo, un simple ángel que ahora es un sirviente-

Si no es conmigo con nadie vas a estarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora