Elección y devoción

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-¿Qué demonios haces aquí?-

-Lo que siempre hago al subir al mundo humano, crear caos—extiende sus brazos orgullosa—y que mejor manera de iniciarlo que ver la vida actual de una vieja conocida-

-Oh pero que honor—menciona con sarcasmo desapareciendo el Ferrari—ahora, ¿qué haces realmente aquí?-

-Para ser considerada demonio por las brujas de Salem, no eres nada divertida—cambia su atuendo a un estilo gótico pero sin el delineado exagerado, de blusa roja con rayas negras, chaleco de piel negro así como pantalones del mismo materia y color ajustados, botas de tacón alto y mechones rojizos en su cabello castaño, y pulseras con púas plateadas.

-Siempre te has caracterizado por tu horrible sentido del estilo—Lena se burla cambiando también su apariencia a su antiguo atuendo, camisa blanca de algodón abotonada hasta el cuello, pantalones grises del material más antiguo así que le quedaban ligeramente flojos, botas de piel marrones y una túnica que parecía un poncho pues estaba abierta de los lados.

-Tú tampoco querida Lena, ¿así es cómo te haces llamar ahora no?-

-Mi nombre real ya no es importante Samantha, así que deja los rodeos demoniacos ahora, es intrigante que después de 700 años decidas subir a este mundo, ¿qué piensas llevarte esta vez?-

-El alma de Kara-El-


Lo dijo con tanta seguridad y maldad que Lena sintió como si cerbero le estuviese devorando las entrañas, su ser se llenó de ira al grado de que su cabello se volvió rojo llameante y sus pupilas desaparecieron de sus ojos, ahora eran orbes oscuros, sin embargo eso no intimido nada a la princesa de las tinieblas, sabía que Lena no tenía oportunidad contra ella aunque, dudo un poco al ver como ésta la toma del cuello con fuerza azotándola en la arena.


-Ella es mía—la voz de Lena había cambiado a una tenebrosa.

-Aún no la has marcado, ¿acaso olvidaste la manera de hacerlo?—reía con malicia para después darle una patada alejándola y poniéndose de pie rápidamente sacudiéndose la arena—lo que indica que esa niña, te interesa demasiado-

-¿Por qué quieres el alma de Kara?—recupera su compostura.

-Porque tú la quieres también-

-¿Cuándo superarás lo que sucedió?-

-Todo lo que desees lo arrebataré de tus manos, esa es tu condena por habérmela arrebatado-

-¿Cuántos siglos debo repetirte que Endora decidió entregarme su vida para huir de ti?-

-¡Ella era mía por derecho!—su grito causó que la tierra temblara—Sé que no perteneces a ningún reino, pero no te correspondía intervenir, por esa razón me quedaré con el alma de la única mujer de los El-

-Sabes bien que no puedes tomar el alma de un humano como ella, comenzarías una guerra sin sentido, solo por un simple capricho-

-Es cierto, no puedo tomarla aún, pero sí puedo hacer algo muy divertido por ahora-

-No te atrevas-

-Oh, claro que me atreveré-


Desaparece envuelta en llamas y Lena sigue su camino de la misma forma hasta que ambas aparecen en la casa de Kara, quien confundida por la mujer que yacía en frente comienza a sentir miedo, ella no podía ver a Lena pero a Samantha con esa mirada dual claro que sí.

Si no es conmigo con nadie vas a estarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora