-5-

1.9K 285 14
                                    

Los días habían dado lugar a las semanas y la distancia incómoda cada vez iba haciéndose más grande y poderosa. Un chico que antes era alegre y bromista, ahora se encontraba vistiendo colores oscuros y sin ánimo de hablar demasiado. No prestaba atención a nada, ni a nadie. Sin embargo, no se había quedado solo, quizás no se acercase tanto a su antiguo grupo de amigo, pero sí que se había acercado a otras estudiantes japonesas; ellas eran las únicas que conocían la situación del muchacho y cómo sus elecciones, posiblemente, lo estuviese empeorando todo con sus elecciones.

El rumor ya corría por todo el lugar: "Nakamoto Yuta estaba planeando volver a Japón".

Por otra parte, la antigua pandilla del japonés se había visto en medio del batalla y habían tenido que "tomar posición". En sus palabras, aquello significaba esperar a que alguno se juntase con ellos. Ese fue el caso de ambos chicos, un distraído Yukhei, que se había distanciado levemente de Mark, y un Winwin de mirada perdida.

Nadie sabía qué decir, nadie se sentía con el derecho a decir nada.

- Sicheng - lo llamó Doyoung mientras se sentaba junto a él. El coreano había visto al rubio solo y había decidido que había llegado la hora de finalmente intervenir -, no te ves bien. ¿Extrañas tu hogar?

El chino negó - Echo de menos a Yuta.

- Ustedes se llevaban bien, ¿no es así?

- Yo me sentía bien con él - admitió con sus mejillas levemente sonrojadas.

- ¿No te habla tampoco?

Volvió a recibir una negación por parte de ese "pequeño" chico - Incluso si lo hiciera, yo no podría acercarme.

El de lindos ojos lo miró interrogante. ¿Qué podría hacer que ese chico no pudiera acercarse a Yuta? Es decir, se podía ver que era uno de los que más sufría con el distanciamiento de este. Se le notaba cada día en esa cara inundada en tristeza.

- ¿Por qué no podrías?

- Hyung... No se sale con los exs de tus amigos. Mucho menos con el que ha lastimado a tu mejor amigo.

Doyoung escuchaba esas palabras, veía al chico decirlas, pero las notaba tan distantes. El rubio, definitivamente, no pensaba así. Eso era algo que alguien le había dicho. Y el pelinegro sabía perfectamente quien lo había dicho, no podía creerlo.

Simplemente, aquella situación parecía extrañamente surrealista.

FIREWORK [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora