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La zona de estacionamiento se encontraba solitaria. Lo único que rompía ese perfecto espacio sin vida era un coche viejo de color azul desgastado. En la parte trasera de este se encontraban dos chicos. El primero de ellos tenía los ojos irritados, con lágrimas que no dejaban de escurrir por ellos. El segundo sólo trataba de analizar fríamente lo que estaba pasando. No era su lugar... Él no debería estar preocupándose por el chico que tenía en frente, no debería estar sintiendo como su corazón dolía por verlo así de roto.

- Sicheng - dijo casi en un susurro, mientras que con una de sus manos tomaba la mejilla contraria, y la acariciaba, limpiando un poco el agua constante de esta.

El rubio no le hizo caso. Aunque estuviera allí con él en cuerpo, su mente se encontraba muy lejos. Revivía aquella conversación... Su mejor amigo había sido la razón por la que Kun nunca había querido nada con él... Su primer amor y primer novio lo dejó porque se estaba acostando con su mejor amigo. Recordó la de veces que Sicheng fue rechazado por su novio cuando le proponía algo más; se sentía como si no provocase ninguna reacción en el chino. También recordó cuando el joven terminó su relación con él, y él fue llorando hacia su amigo en busca de consuelo. Estaba a punto de recordar lo hipócrita que había sido su "mejor amigo" cuando unos labios sobre los suyos rompieron el hilo de su pensamiento; trayéndolo de vuelta a la realidad.

Abrió mucho los ojos cuando notó que el japonés había unido sus labios. Sin embargo, no se separó, cerró los ojos y disfruto de ese mínimo contacto. De tener los labios unidos pero sin movimiento alguno.

- ¿Por qué has hecho eso? - preguntó en un coreano incluso peor al que ya de por sí solía tener. Estaba llorando, nervioso, avergonzado... No podía pensar en coreano en esos momentos.

A Yuta no le importó. Él lo entendió igualmente.

- Te estabas haciendo daño, no soporto que sufras.

- Yo...

- No tienes que decir nada ahora mismo - le dijo con una leve sonrisa. No quería sonreír en esos momentos, no cuando él mismo estaba sufriendo por la imagen ante él, pero Sicheng era como un pequeño bebé, se le contagiaban las emociones... Si él sonreía; en algún momento, Sicheng también lo haría.

El rubio asintió sin saber realmente que hacer. Se sentía incómodo y descolocado.

- No te culpes - le susurró -. Hay gente demasiado mala... o tonta. No saben ver, ni apreciar, ni cuidar lo que tienen.

El silencio inundó el lugar. Yuta sentía esa común necesidad de besar a Sicheng, de abrazarlo hasta que sus brazos se quedasen sin fuerza, y de prometerle que todo estaría bien, que él lo protegería.

Sin embargo, no hizo ninguna de ellas. No lo besó de verdad. No lo abrazó prometiéndole que lo sostendría siempre. Tampoco le juró que todo estaría bien. Porque, a fin de cuentas, él se iba a ir en cualquier momento.

Quizás para el rubio lo mejor sería volver a China... Igual que él iba a volver a Japón.

FIREWORK [YUWIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora