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—Ah, y resolviendo tu duda de qué hacen los chicos de Hefesto. Ellos se encargan de hacer todas las estructuras del campamento. ¿Necesitas una mesa? Pídeselo a Nyssa, sabe escoger la mejor madera del campamento, supongo que por algo está saliendo con una chica de Demeter. ¿Qué tal un nuevo aro para la cancha de basquetbol? En eso te puede ayudar Christopher. ¿Un aparato electrónico? Pídeselo a Shane o a Harley, evitarán que los monstruos te localicen a través de éste. Jake Mason es el experto en máquinas grandes, él repara el autobús del campamento cuando se descompone. Y así sucesivamente. Algunos tienen más talento que otros para hacer ciertas cosas. Y todos ayudan a los demás con sus artilugios dañados, o si necesitan algo.

— ¿Quién hace las armas?

—Charles Beckendorf se encarga de todas las armas. Él es el líder, nadie más puede intentar hacer un arma. Le pone mucho empeño a cada una, he de admitir, es para que salga perfecta. Hay algunas espadas, mazas, dagas, escudos y demás cosas en la Arena, todas las hizo Charles. Y cada una está conectada a algo cercano, como alguna grada, o un ladrillo.

— ¿Un árbol?

—Sólo di Angelo ha escogido el árbol. Le gusta mucho lanzar cosas. Pero sí. Tendemos a escoger objetos inanimados. Perce, por ejemplo, tiene una maleta con muchas armas para defender su cabaña por las noches. Pero si intentases asegurar el arma en algún otro lado, ésta volvería mágicamente a la bolsa de Perce, debajo de alguna de las camas de sus hermanos.

Annabeth se le quedó mirando. Ya no sabía qué era más interesante, las diferencias entre los mundos, cómo era utilizada la magia en este mundo o el desempeño diferente de cada persona que ella conocía.

— ¿Y Leo Valdez? ¿Él qué hace? —Al Tartaro con sus inseguridades sobre Anne, Annabeth quería saber.

Atenea seguramente le pediría que continuara empacando, y ella aún tenía unas horas en el campamento antes de irse, Anne le podría dar una visión más clara de los semidioses. ¿Y si le pedía una lista de datos importantes, sobre los monstruos con los que podrían topar y sus debilidades? Eso sería de mucha ayuda.

− ¿Leo? −preguntó Anne volviendo la vista al baúl. Se inclinó a coger algo más mientras le contestaba a Annabeth−. Bueno a él le puedes pedir lo que quieras. Pero eso es lo peor que puede tener un hijo de Hefesto, como yo lo veo. Tener poder de controlar las máquinas que tengas cerca, prender fuego a tu cuerpo y soportarlo exteriormente, y saber construir prácticamente todo, es como una maldición.

− ¿Por qué?

Anne se levantó, extendiéndole un reloj de bolsillo, un cristal colgando de un trozo de cuero y una bufanda rosa. Annabeth se preguntó si esa bufanda le perteneció a Afrodita, tenía un olor dulzón, como el de un durazno, muy fuerte. La rubia por entero cogió todo, esperando explicaciones que no tardaron en llegar.

—Ya te dije. Los chicos de la fragua son algo abusivos con él. Lo intentan hacer menos, estoy segura de que se sienten intimidados por lo habilidoso que Leo es —Anne suspiró—. Pero bueno. Siempre intento espantarlos como los buitres que son, pero cuando me voy, lo tengo que dejar a él a cargo de Perce. Y como es tan chico, insiste en que Leo aprenda a defenderse solo.

Annabeth parpadeó, viendo otra vez esa preocupación, aquel cariño fraternal que Anne parecía tener por Leo. Annabeth se sintió algo mal. El Leo de su mundo también la había tenido mal, pero sabía defenderse de los insultos, y malas miradas que a veces le mandaban. Leo Valdez sabía cómo apañárselas solo. Pero el otro Leo, parecía que no.

—Para no confundirme, ¿hay alguna otra forma con la que le llamen al Leo Valdez de por aquí?

Anne se quedó pensativa un momento.

Cambiándolo todo [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora