La pareja se movió hacia el edificio que se erguía a su derecha. En todos lados parecía que hubiese risas y diversión, como debería ser en un campamento de verano completamente normal. En ningún momento vieron la cancha de voleibol por el camino que tomaron. El avance fue rápido, considerando la facilidad de caminar que les otorgaba el sendero de mármol.
— ¿Segura que deberíamos seguir? —cuestionó Percy al estar a unos cinco metros de la entrada del edificio.
Éste era una cabaña de tres pisos de altura, similar a la Casa Grande en la idea, pero muy diferente en tamaño y distribución. Era bastante largada en comparación a la Casa Grande que conocían. Se veían ventanales y dos o tres puertas de caoba. Percy no supo por dónde entrar, dejó la decisión a su novia. Annabeth echó un vistazo por los ventanales, primero. Y luego se dirigió a la puerta más cercana. Había un porche amueblado con sillones y unas dos mesas bajas de madera que tuvieron que atravesar. En la puerta había una campana de viento, con figurillas de búhos que impartían vuelo. No obstante estaba quieta y callada por la falta de brisa. Un momento antes de tocar la puerta Annabeth deseó en su interior que nada malo sucediese. Y prosiguió a tocar e ingresar.
— ¿Hola? —preguntó desde el umbral.
El interior de la cabaña, al igual que el exterior, estaba dejado al natural, con la madera simplemente barnizada. Los muebles que te recibían eran también sillones, unos de dos o hasta tres piezas orientados a la puerta. A sus espaldas había una indudable chimenea apagada, y del techo colgaban unas lámparas que alumbraban todo con luz amarilla.
No hubo respuesta para el saludo dudoso de Annabeth. Ambos chicos pasaron a la estancia que se veía terriblemente acogedora, sin pensarlo tanto, bueno Annabeth sí lo pensó pero a Percy le ganó la curiosidad. Era espaciosa, y cómoda. El techo tenía algunas vigas de madera oscura que lo cruzaban de lado a lado. Annabeth estuvo a punto de ponerse a hablar sobre cómo seguramente estaba hecha la estructura, pero se riñó mentalmente, no podía perder el tiempo pensando en lo linda que estaba la cabaña.
— ¿Hola?
— ¿Hay alguien en casa?
— ¿Su Señoría?
Ambos chicos comenzaron a llamar, a ver si aparecía con quien Annabeth había de hablar. Dieron unas vueltas por el recibidor. Había fotografías encuadradas y colgadas en las paredes o puestas en algunas repisas junto con lo que parecían trofeos, pero no esos trofeos que un semidiós consideraba como tales (un ejemplo era el cuerno de minotauro que Percy había ganado en su primer año en el campamento) sino trofeos que parecían ser de oro o de algún metal revestido de tal, dando forma a diferentes cosas, como una persona corriendo o un balón de baloncesto. Lo que en todas las imágenes había sin excepción eran niños y jóvenes con grandes sonrisas y camisetas coloridas que ponían: Campamento Mestizo.
En algún momento ambos pararon de llamar a Su Señoría y comenzaron a admirar lo que tenían enfrente. Percy se puso a ver las fotos. Parecía que cada una llevaba una generación de semidioses, todos estaban sentados alrededor de la fogata, en alguna mañana o tarde, sólo una estaba en la fogata ya de noche y los rostros eran bañados por la luz anaranjada que emanaba el fuego. Annabeth se puso a observar los acabados de las paredes de madera y la piedra de la chimenea, encontrándose con otra cabeza de búho por ahí, atenta. Ese detalle le encendió un sentimiento extraño. Si lo pensaba, podría ser que allí habitara...
—Lamento no haber atendido a su llamado antes, es que estaba haciendo una investigación importante.
La voz, una voz madura pero bastante femenina, hizo que Annabeth y Percy dejasen de ver lo que estuviesen viendo. Por el lado izquierdo de la habitación, donde había un arco alto de madera más clara que unía la recepción-estancia con un tipo comedor de mesa alargada y sillas varias, apareció una figura envuelta por un vestido blanco y de falda larga, que se abría a la mitad del muslo del lado derecho. Era una mujer de piel clara, un cabello oscuro y algo ondulado que caía sobre sus hombros sólo detenido por una delgada diadema de plata, y sus ojos, como una tormenta a punto de estallar sobre un valle desvalido.
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Cambiándolo todo [PAUSADA]
Fanfic"Han chocado dos mundos tan diferentes pero tan iguales." Las Moiras tenían grandes planes para Percy. Pero lo que él llegase a hacer en 'el otro lugar' era totalmente a su libre albedrío. Percy Jackson y los dioses del Olimpo fanfic. ADVERTENCIAS: ...