Hoyuelos
Desperté cuando sentí un peso en el abdomen, froté mis ojos y Dalí lamia mi cara como si intentara ayudarme a salir del aturdimiento del sueño -al parecer alguien tiene mucha energía en las mañanas- le sonreí mientras dejaba en el suelo y me dirigí al baño, Dalí tomo su lugar en la alfombra mientras yo me alistaba para el día; le escribí un rápido mensaje a Luz para vernos en el parque esa mañana antes de salir arrastrada por Dalí del apartamento.
Cuando llegamos comencé a estirar con Dalí atado a la banca porque no quería que saliera corriendo detrás de la primera ardilla que viera, note que estaba algo agitado pero al principio pensé que era solo por estar amarrado, hasta que escuche su voz.
-Hola hermosura- dijo mientras acariciaba la cabeza de Dalí que estaba ladeada y parecía disfrutar de las caricias recibidas.
-voy a creer que solo quieres correr conmigo porque Dalí nos acompaña- dije fingiendo molestia.
-En parte- dijo simplemente mientras se encogía de hombros -te parece si estiramos y comenzamos a correr, creo que a tu amigo no le gusta mucho estar quieto- sonrió y levantó la mirada hacía mi provocando que nuestras miradas se encontraran y de nuevo me sentí fuera de juego.
Estábamos sentadas en un banco, hacía rato que habíamos terminado de correr y ahora solo hablábamos mientras veíamos al pequeño cachorro corretear detrás de una vara que Luz o yo le lanzábamos, descubrí que a pesar de poseer un café casi no le gustaba, que se inclinaba más por el té y que en el café también servían además de comidas ligeras y café, un té que según ella era excelente y los viernes tenían una especie de micrófono abierto para cantantes, comediantes e incluso, le prometí que me pasaría por ahí este viernes, hablamos de cosas simples, de sus hermanos, de sus padres que tenían una historia digna de libros de romance, de su color de cabello rojizo que si era natural, sus expansiones y piercings varios entre ellos uno en la lengua que note cuando reía, de que siempre quiso tener una mascota con pelo pero tenía una tortuga que amaba aunque no era lo mismo, yo le conté la enredada historia de cómo mis padres se conocieron cuando cada uno tenía ya dos hijos y luego juntos tuvieron dos más incluyéndome, que fumaba desde hace cuatro años unos más que ella que lo hacía solo cuando estaba nerviosa o muy estresada, de mi faceta alternativa como le llamaba mi padre, que fue cuando comencé a escribir. En algún punto Dalí se cansó de jugar y se echó a nuestros pies, hablamos hasta que su celular nos sacó de esa pequeña burbuja que se había formado a nuestro alrededor.
-aló, okey... yo la cubriré... no hay problema... claro estoy allá en veinte... adiós- me sonrió a modo de disculpas mientras se levantaba -me tengo que ir, una de las chicas no puede llegar a su turno y la cubriré, si quieres caminar conmigo hasta allá, les invitaré algo de comer para compensar la interrupción, que dices y que dices tú pequeña bola de energía- sonreí ante la idea mientras Dalí solo le meneaba la cola reclamando su atención -aun no puedo creer que tengas hoyuelos en las fotos no se notan- comentó y yo reí haciendo que se marcaran más.
-Te dije que no me favorecen en nada las fotos- me levanté luego de ponerle la correa a Dalí y comenzamos a caminar hacía el café, seguimos hablando hasta que llegamos y tome asiento en la mesa que ya se me estaba haciendo habitual mientras ella desaparecía detrás de una puerta.
Otra chica tomó mi pedido mientras ella atendía otras mesas, de vez en cuando miraba en mi dirección y sonreía yo a duras penas podía devolverle el gesto sin quedarme embobada mirándola, mientras esperaba pensé en la cena de esta noche y con quien dejaría a mi pequeño cachorro, me daba miedo dejarlo solo y Valentina estaba con Andy esa noche, comencé a tamborilear con los dedos en la mesa, cuando mi orden llego, esta vez Luz fue la que apareció.
-Tu pedido Jul y tu leche pequeño- dijo dejando mis tostadas y café en la mesa y un tazón con leche en el piso donde estaba Dalí, reprimí la sonrisa por su manera de acortar mi nombre.
-Oye, ¿Qué harás esta noche?- dije un poco dudosa de si pedirle ese favor o no pero era la única persona a la que podía recurrir, ella pareció muy sorprendida por mi pregunta tan repentina y tardo en responder, yo comenzaba a sentirme estúpida por haber preguntado y una vez mas no saber controlar mi gran bocota.
-Pues aparte de Black Mirror y comer helado, no mucho- respondió y se encogió de hombros restándole importancia.
- ¿Podrías venir a mi casa y cuidar a Dalí? Tengo una cena con la sociedad de escritores y no tengo con quien dejarlo, lo siento, no quiero abusar de ti está bien si...- puso una mano en mi hombro para que le prestara atención ya comenzaba a divagar.
-Tranquila yo lo cuidare por ti, me encantaría pasar más tiempo con él- dijo con una media sonrisa.
- ¿Qué tal si me acompañas a la próxima cena? Para compensar que esta noche cuidaras al pequeño revoltoso- le sonreí mientras ponía la mejor de mis sonrisas, la estaba invitando a salir de la forma más sutil que se me ocurría.
-Pues me encantaría pero no quiero hacer mal tercio- mi cara debió ser un poema porque ella alzó una ceja -tu novia, la chica del otro día- comencé a reír y casi me ahogo con el café cosa que no le hizo mucha gracia porque puso los ojos en blanco.
-Ella no es mi novia, es mi mejor amiga, tiene una cita con su novio y no puede cuidar a Dalí y mucho menos acompañarme, iré sola esta noche- dije sin dejar de sonreír, no dolió aceptar el estar soltera. -Entonces, ¿Qué dices? Lo cuidas y otro día me acompañas a una cena sin hombres aburridos que solo hablan de estilos de escritura- bromee llevándome el ultimo trozo de tostada a la boca.
-Lo cuidare siempre y cuando tenga mi cena gratis sin señores que solo hablan de estilos de escritura y toman vino.
-Perfecto, te envío la dirección más tarde, eres un sol- me levanté, desaté a Dalí, me fui dejando dos besos en sus mejillas y dinero en la mesa por la comida antes de que pudiese protestar.
Nota: Yo tengo hoyuelos y en algunas fotos no se notan, tenia como sesenta años sin internet, ni megas ni saldo porque tengo bastante patria, pero eso me dio tiempo de escribir cositas jeje, probablemente suba otro cap mas tarde, yo no sé si leen esto, pero para mi es terapéutico.
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Café frío.
RomanceJulia, una escritora que comienza a ser reconocida, luego de una terrible depresión conoce a Luz, la dueña de un pequeño café que poco a poco le devolverá la calidez a sus ojos.