Capítulo 5

22.1K 3.8K 907
                                    

El tiempo no perdonó un solo segundo, el tiempo siguió su curso sin detenerse, y siete años transcurrieron desde que JiMin usó la máscara por primera vez.

Casi estaba oscureciendo aquel día y dentro de una habitación yacía hombre con su esposa en cama. Dicho hombre se mantenía tembloroso y con la mirada baja, sus manos eran apretadas entre si y labios mordidos cruelmente por los nervios. Estaba asustado.

Frente a él, un chico de cabellera gris sostenía la mano de su mujer mientras ésta comenzaba a recobrar color.

La máscara que el chico llevaba puesta era bastante llamativa y el hombre se preguntaba qué era lo que había debajo, pero al recordar las instrucciones de Madame Amélie un escalofrío le recorrió.

"Si él intenta quitarse la máscara, baje la cabeza y no lo mire al rostro... Mucho menos a los ojos. Cuando su mujer este sana, no permita que lo mire y hable fuerte para que podamos escucharlo"

—Quiere mirar ¿No es así? — escuchó decir al joven de diecinueve años frente a él.

"No le hable"

—¿Por qué no averigua qué hay debajo?

"No lo escuche"

—Sé que usted quiere saber... Hágalo, será una linda sorpresa.

"No se deje engañar"

Pero las provocaciones de aquel chico eran mucho más fuertes. El hombre casi desesperado se lanzó contra él arrancándole la máscara. JiMin sonrió, para él era más divertido de esa manera. Sabía que aveces la curiosidad, era más grande que el miedo.

[...]


—¡No puedes seguir haciendo eso!— exclamó la mujer caminando de un lado a otro por la habitación de su hijo. JiMin se mantenía callado mirando por la ventana— ¿Por qué JiMin? ¿Por qué haces ésto?

—No sé— respondió igual que siempre— Yo no puedo controlarlo madre, tampoco fui yo quien se retiró la máscara ¡Fue él quien me la quitó! — gritó el menor dándose la vuelta, mirando a la mujer a través de la maya negra de su máscara.

Amélie se quedó estática y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

—No quiero molestarme contigo, te amo hijo, pero ésto se está saliendo de control.

El peli gris bajó la cabeza y se acercó a la mujer de cabellera negra.

—Lamento haberte gritado, pero no sé qué hacer mamá— JiMin la abrazó con suavidad y recargó su frente en el hombro de Amélie—. Sé que soy un monstruo y tal vez se arrepientan de haberme recogido aquella tarde lluviosa.

—Claro que no— respondió la mujer de inmediato y besó su cabeza— Eres el mejor regalo que la vida pudo darnos, solamente queremos lo mejor para ti, pero tienes que cooperar bebé.

—Lo intentaré madre.

La mujer cerró los ojos y volvió a besar la cabeza de su hijo.

Sus padres eran las únicas personas a las cuales JiMin se sentía incapaz de lastimar, tanto su parte buena como su parte mala, amaban a aquellas dos personas que lo habían recogido de la calle y que solamente le brindaban amor, quizá, ellos serían su única debilidad... Hasta ese momento.

[...]

El personal de la casa se había retirado en su totalidad con el pasar de los años, a excepción de Lauralie, esa señora se mantenía aún con la familia Ferrec.

вαʝσ ℓα мáѕcαяα || кσσкмιи Donde viven las historias. Descúbrelo ahora