Capítulo 12

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Los labios de Jimin al fin se unieron con los de Emma en un lento y suave beso. Un beso que no llevaba sentimientos de por medio, un beso gélido y seco, pero que aún así provocó que la piel de la chica se erizara ante la fría piel del peli gris, sin embargo en ningún momento quiso alejarse, porque desde un principio anheló poder probar aquellos labios que ahora permanecían en contacto con los suyos. 

Jimin podía sentir claramente los latidos acelerados de aquella chica que se aferró a su suéter con fuerza, y en ese momento supo que debía detenerse.

—Emma— la llamó separándose delicadamente y uniendo su frente con la de ella— No sé qué estoy haciendo...Tengo miedo.

La peli negra lo tomó de las mejillas y puso su mirada en aquella tela negra que le impedía ver esos profundos ojos azules, observando la piel siendo iluminada por la tenue luz de la luna.

—No tengas miedo. Yo no te lastimaré nunca— dijo ella volviendo a besarlo mientras acariciaba sus mejillas con suavidad y lo guiaba lentamente a la cama.

Jimin cayó en la orilla del colchón y sintió a Emma colocarse sobre él a horcajadas, los labios de la chica recorrieron su cuello y él se preguntó porqué no sentía absolutamente nada.

A pesar de las caricias que le eran brindadas, Jimin parecía no tener vida, su piel fría y pálida era la de un muerto. Ninguna sensación lo recorría, ningún sentimiento emergía de su corazón, su interior seguía vacío  y aquello empezó a enfurecerlo, ¿De qué servía todo eso? ¿Cuál era realmente el objetivo de continuar si no sentía nada?

Tomó las muñecas de la chica y la colocó bajó su cuerpo, Emma dejó escapar un gemido al sentir el aliento del peli gris contra su piel. Realmente estaba deseosa de ser poseída por ese hombre.

—Tengo miedo por lo que pueda hacer— le susurró en su oído y fue en ese momento que el cuerpo de la chica se tensó de inmediato— ¿Quieres mirarme Emma?— preguntó besando su cuello, sus ojos se pusieron negros nuevamente y la perla comenzó a brillar.

—N-No... S-Señor... Y-Yo...

El miedo empezó a invadir el interior de Emma y pronto comenzó a patalear en desesperación, pues las manos de Jimin rodearon su cuello y empezó a empujarla contra el colchón cortando lentamente su respiración.

Inútilmente trató de apartarlo, pero él tenía mucha más fuerza y la ira lo cegaba en ese momento. Quizá no estaba destinado a amar, quizá sólo era un monstruo incapaz de sentir algo. Pero... ¿Por qué sentía dolor entonces? ¿Por qué los recuerdos le hacían infeliz? Y entonces recordó algo...

Inmediatamente soltó el cuello de la chica que empezó a toser con fuerza y salió corriendo de la habitación totalmente asustada, pero Jimin poca importancia le dio, pues lo único que le importó fue caminar a través de los pasillos hasta que por fin llegó a la habitación de Jungkook.

Con lentitud abrió la puerta y se asomó viendo al peli negro en su cama al parecer dormido.

Se acercó en silencio y lo miró por unos minutos. Su piel se veía tan delicada y suave, sus labios un poco separados le daban un aspecto aún más deseable.

¿Cómo era que Jungkook había hecho latir su corazón frenéticamente desde el primer día? ¿Cómo había logrado hacer que lo anhelara tanto? ¿Cómo era posible que lo hiciera sentir algo?

Se mantuvo de pie junto a la cama del mayor solamente admirando su belleza siendo iluminada por la luz exterior, como si estuviera frente a una obra de arte.

Pasaron algunos minutos hasta que por fin se acercó y tocó la piel porcelánica del peli negro, sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo y un hormigueo en las yemas de sus dedos. No se equivocó. Recordaba perfectamente esa sensación desde aquella vez en que estrecharon sus manos el día que se conocieron.

Los ojos marrones de Jungkook lentamente se abrieron y dirigió la mirada al chico que permanecía como una estatua a su lado.

—¿Jimin?— lo llamó con voz ronca haciéndolo estremecer.

—L-Lo lamento.

El menor se dió la vuelta dispuesto a salir rápidamente, pero la mano de Jungkook sujetó su brazo con fuerza haciéndolo volver.

Su corazón latió aún con más fuerza cuando los labios del peli negro atraparon los suyos y se vió preso en aquellos brazos fuertes que por poco le hacen temblar tal cual gelatina.

Con torpeza siguió el beso colocando sus manos en los hombros de Jungkook. El peli negro ya no podía contenerse más, era un error y lo sabía, pero si no estaba cerca de Jimin acabaría volviéndose loco. Quizá nunca estuvo listo para ese trabajo, se sentía tan débil frente aquél chico de cabellos grises que ya se había vuelto algo insoportable.

—Jeon— murmuró el menor separándose suavemente— No... Tu novia...

—Te mentí— confesó apretando más al menor contra su cuerpo—. Te mentí porque no debo acercarme a ti más de lo que ya lo hice... Pero no puedo Jimin, no puedo hacerlo.

—Creo que eso sería lo mejor— respondió bajando la cabeza, sintiendo las lágrimas venir—. Yo soy un monstruo, soy diferente a los demás y la maldad en mi interior cada vez crece más y más.

—El que seas diferente no te hace un monstruo, eres especial...

—No quiero lastimarte.

—No lo harás...

Jungkook acercó sus manos a la máscara de Jimin y la tomó, pero en ese momento el peli gris retrocedió asustado.

—¿Qué haces?

—Confía en mi.

Jimin negó y se alejó más hasta que su espalda chocó contra la pared. Jungkook se acercó de nuevo y tomó la máscara pero ésta vez el menor se quedó quieto y el peli negro con lentitud la retiró de su rostro.

Jimin percibió los latidos de su corazón acelerarse de sobremanera y cerró los ojos cuando no sintió más la máscara. No quería lastimar a Jungkook y hacía su más grande esfuerzo para no mirarlo.

—Ábrelos— pidió pasando saliva secamente. Jimin negó—. Por favor.

Sintió las manos frías de Jungkook sobre sus mejillas y su cuerpo se relajó de inmediato. En ese instante dejó de apretar los ojos y lentamente los abrió.

вαʝσ ℓα мáѕcαяα || кσσкмιи Donde viven las historias. Descúbrelo ahora