Capítulo 6.

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No sabía donde estaba, mi cabeza sangraba y sangraba, me sentía cada vez más débil, cada vez más vulnerable a cualquier ataqué, me sentía mucho más inútil ahora, llevaba días ahí, por lo que conté fueron exactamente seis noches, no comí nada en esos días, necesitaba salir de ahí lo cuanto antes; mientras miraba cada rincón de la cueva en la que estaba me imaginaba opciones para poder escapar y salvarme de aquello que estaba pasando.

- Despertó mi bello durmiente.

- No soy tuyo, cuántas veces debo decírtelo.

- Eres... Eres mío, completamente mío.

- ¡Qué no dije!

- Cállate mierda.

El más alto me dió una bofetada lo que hizo que de mi boca saliera sangre ya que ya estaba maltratada, este al ver la sangre río demente y se acercó a mi para tomar mi mentón y acariciarme la mejilla.

- Perdón mi Bello Durmiente, perdí la razón, ¿puedes perdonarme?.

- Jamás... Escuchaste.. ¡Jamás!

Después del gritó escupí su cara dejando esta toda mojada, con su mano limpió mi saliva y luego miró hacía un lado enojado.

- ¿¡Como te atreves a escupirle a tú novio!?

Esta vez apretó su puño y golpeó con el mi ojo, luego mi estómago y con su pierna pisó mis costillas y pateó mi rostro, sonrió malvadamente y puso sus dedos en su boca provocando que un silvido agudo saliera de esta, rápidamente llegaron dos de sus asistentes, este se acercó a ellos cautelosa y lentamente para luego susurrar en un tono casí inaudible su próxima misión, luego de dar la orden los asistentes asienten y salen igual de rápido como vinieron.

- ¿Mi Bello Durmiente aún no entiende lo que está pasando?

- D-Dejame ir... D-Dejame ir por favor...

- ¡No!, No, no, no carajo.

- ¡¿Porqué?!

- Por que quiero que sufras... ¡Que sufras!... Como yo también lo hice.

Lo último que salió de sus labios fue completamente sordo a mis oidos los cuales también estaban cortados y sangrando.

- Por favor.. Déjame ir... Haré lo que tú quieras pero déjame ir.

Dije con lágrimas saliendo de mis ojos, me acerqué gateando hacía él y me afirmé de sus piés.

- ¡Suéltame miérda!

Pateó con fuerza mi rostro haciéndome retroceder todo lo que había avanzado, era increíble la fuerza que poseía, su frialdad estaba en su máximo nivel, caminó en circulos por más de media hora, de vez en cuando me miraba y sonreía fríamente, eso provocaba en mi los mismos escalofríos que cuando lo ví por primera vez, esa vez que todo empezó, esa vez que murió mi padre, eso aún era delicado para mí por lo que comencé a sollozar.

- Cállate, ¡Cállate!, ¡No aguantó tus putos llantos!

Con furia tomo una piedra y la lanzó contra la pared en dirección de donde yo estaba, luego de eso volvió a reír demente, juntó con aquella risa un gritó muy familiar para mi se hizo presenté cerca de la cueva.

- Suéltenme... Suéltenme yo no he hecho nada, adonde me llevan, ¡Mamá!, ¡Papá!, ¡Ayuda!.

- Justo a tiempo.

- ¿Q-Quien es?, ¡¿Quien es?!

- Pensé que podías sentirte un poco solo en esta cueva tan fea... Así que traje compañía.

Con su mano abierta apuntó hasta la puerta de fierros doblados de la cueva haciéndose ver una silueta, por la oscuridad no podía diferenciar muy bien quien era, parpadee tres veces con lentitud y al mi vista aclararse me levanté con la poca fuerza que tenía.

- Déjala... Déjala por favor, no le hagas nada.

Dejaron su cuerpo arrodillado frente a mi, sus manos estaban atadas y rojas por la fuerza de la cuerda que tenía, sus piernas estaban igual de atadas y en su rostro había una expresión de terror, tristeza y sobre todo de nerviosismo.

- ¿Te gusta tú compañía mi Bebé?

- Diablo... Por favor... Déjala... No le hagas nada.

Este río como reía siempre, esa risa que me provocaba inseguridad al imaginarme cada acto que podía pasar por su cabeza demente.

- ¡Por favor!.

- S-Sthepen... ¿Q-Que está pasando?.

- S-Sophie... Descuida, todo va a estar bien. Por favor, déjala ir.

- Que lindo es el amor de hermanos que se tienen, ¡me dan asco!

Pateó la cabeza de la chica haciendo que esta caiga de frente hacía el suelo provocando llantos de dolor y alguno que otro grito, sus manos y piernas estaban amarradas juntas por lo que él aprovechó y pisoteó su espalda riendo a carcajadas, miles de gritos y llantos salían de mi boca, pero más fuertes eran los de la chica.

- ¡No!, No por favor... No le hagas daño, por favor.

Dije llorando al ver en ese estado a mi hermana, su cuerpo todo roto pero con vida aún, él más alto se detuvo y la tomó del cabello para dejarla en su antigua posición, aún con el cabello de ella en su mano se acercó al oído de ella y susurró algo que provocó en la chica una apertura de sus ojos y de su boca y llantos seguidos cayendo por su mejilla.

- ¡Déjala!

- ¡Cállate!

Sin saber como su pierna se levantó rápidamente llegando hasta mi mentón haciendo que mi cuerpo saltará y cayera fuertemente al piso, quejidos de dolor salían de mi boca, la chica negaba con su cabeza me mientras cerraba sus ojos al ver aquel acto.

- E-Eso... Golpéame a mi, n-no le hagas nada a ella.

- Okey carajo, la dejaré aquí.

Mi cuerpo más que molido estaba en el suelo casí sin fuerzas para pararme, su mirada se dirigió a mi hermana y con su mano izquiera corrió su cabello lentamente sonriendo, me miró y se acercó a su cuello para comenzar a besar este, el cuerpo de mi hermana temblaba por el terror y el dolor de su espalda, lágrimas de dolor salían de mis ojos al no poder moverme, lágrimas también salían de sus ojos y ella gritó un tanto agudo, el más alto de los tres se alejó de ella lamiendo sus labios y sonriendo malvadamente.

- No te pongas celoso mi Bello Durmiente, soy solamente tuyo.

Con esto último cerró la reja de la cueva con un manojo de llaves casí invisible para mis ojos, comenzó a girarlo entre sus dedos para luego dar un giro en 360°, sin captar como sacó un arma de su pantalón y con la velocidad del giro dió un disparó hacía dentro de la habitación.

- ¡¡¡N-Noooo!!!.

Él DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora