Capítulo 8

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Resultó que al final, no le permitieron unir al equipo, el director consideró que no era justo el dejar que él pudiera jugar como un primer año y el resto no; fue por eso que el capitán del equipo, un sexto año, le arrancó la promesa de participar en las pruebas que haría el siguiente curso para él, ya lo había visto volar con anterioridad y no podía esperar para tenerlo en el equipo.

Al chiquillo lo que tal vez le hizo más gracia fue la indignación de sus amigos, fueran de la casa que fueran; de hecho, habían sido los gemelos Weasley, los cuales forman parte del equipo de quidditch de su casa, los que más indignados estaban de que no le hubieran permitido unirse al de su casa.

- No lo entiendo.- Dijo Terry en una zona tranquila de la biblioteca donde se habían reunido todo el grupo, incluido Draco Malfoy, que en las últimas clases había desarrollado una extraña amistad con el resto del grupo a partir de su compañero habitual de clase.- ¿Vosotros no tendríais que querer que no entrara y por ende alegraros?

- Bueno, lo normal es que sí...- Dijo Fred Weasley indignado.- pero sobretodo, disfrutamos jugando al quidditch y después de verlo volar, lo que queríamos era poder jugar contra él.

- Aunque ni yo mismo me lo crea.- Afirmó Malfoy.- Estoy de acuerdo con Weasley, cuando te encuentras un jugador como Harry, deseas poder jugar un partido con o contra él. Que ya te hicieras a la idea de que podrías jugar y luego resulte que no le permiten aún, hace que te mueras de rabia. Espero poder entrar el curso que viene en el equipo para poder jugar contra ti.

- Aún no se sabe si entraré en el equipo el próximo curso.- Murmuró Harry.

- ¿Estás loco?- Se asombró Athenea.- ¡Morris ya está contando contigo! ¿Cómo puedes decir que no es seguro?

La verdad, es que aunque le gustara muchísimo volar, agradecía no estar en el equipo; necesitaba ese tiempo para estudiar y prepararse sus clases, después de todo, él estaba haciendo el triple de trabajo que los demás. Además, también quería aprovechar al máximo su habitación y poder experimentar con su magia.

Dentro de su habitación se estaba concentrando en dos cosas, la primera: pociones. En aquellos momentos, estaba practicando todo tipo de pociones, sobretodo las que se hallaban fuera del plan de estudios, además de tratar de crear sus propias pociones y combinaciones. Por ahora, tan solo se contentaba con realizar las recetas tal y como las indicaban y luego, también en mejorar algunas de esas recetas; se sentía muy orgulloso de haber logrado mejorar la poción "Felix Felicitas", logrando que en vez de doce horas perfectas de buena suerte, fueran treinta y seis... Todo un logro. También tenía en mente la poción Wolfbane, quería ser capaz de hacerla para su tío Remus y en realidad, lo que le gustaría sería mejorarla... si lograra que además de conservar su mente humana, tampoco sintiera dolor... aunque lo mejor sería realmente que lograra impedir la transformación, pero eso era aún demasiado.

Otra cosa que en esos momentos también se comentaba, era en la meditación y relajación. Aquella era la mejor forma de llegar a conocerse uno mismo, especialmente conocer su propio poder y magia. El muchacho sabía que su poder y su conocimiento no estaban dentro de la media; según muchos de sus libros, algunos de sus poderes eran tan solo un mito o bien, se rumoreaba que nadie los había tenido en bastantes siglos... era por ese motivo que no podía confiar en ninguno de sus mayores para ayudarle a controlarlos, y tan solo podía confiar en Remus con respecto a su conocimiento. Lo mirara como lo mirara, cuestión era que se las tenía que apañar el solo. Además, el hecho que sus estudios regulares ya desconcertaban a sus maestros, hacía ver que no era la mejor idea revelar sus auténticas capacidades.

El curso iba piando despacio, pero de forma continua, y cuando Harry se quiso dar cuenta ya se encontraban a principios de diciembre. Era fácil ver como el frío se había apoderado del castillo, la gran mayoría de alumnos en más de una ocasión se negaban en salir a los terrenos durante los recreos y durante las clases de pociones solían juntarse unos con otros alrededor de los fuegos que alimentaban sus calderas. Las chimeneas se encendían y gran parte de los alumnos solía pasar allí sus ratos libres.

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