Invisible

Capítulo 34

Harry miró con desgana el fuego de la chimenea Hufflepuff... el primer trimestre del curso había pasado tan rápido que casi ni había sido consciente, y lo mejor de todo es que por primera vez, había tenido tiempo para hacer todo lo que había deseado... Lo único malo de todo eso era que había llegado las Navidades y por primera vez desde que llegó a Hogwarts, sus amigos se había marchado a casa dejándolo completamente solo... no que le importara mucho.. no, solo que se sentía solo y algo aburrido.

Sus días pasaban haciendo sus deberes y mirando que podía hacer para divertirse, lo malo era que antes de de que se marcharan había hecho la promesa de no hacer más investigación y tampoco podía volar como fénix porque últimamente el director no dejaba pasar un ojo para un fénix blanco... después de todo le había dicho a sus padres que iba a convertirse en el familiar de Brian y ya tendría que haber hecho los primeros pasos, como dejarse ver por el niño. Así pues, lo que solía hacer sobretodo, era pasar sus días en su biblioteca personal, o bien en la biblioteca de la escuela.

Misteriosamente y para rabia del Hufflepuff, Brian había decidido que también él se iba a quedar en la escuela esa Navidad, el motivo no se lo habían dicho, pero no hacia falta, lo que sus padres no le habían querido explicarle, lo había echo Remus... había una importante misión de la orden y no querían que Brian estuviera presente, no fuera que le pasara algo malo. Por ahora no había pasado nada malo, es decir, Brian se quedaba en gryffindor y él en hufflepuff, el roce era mínimo.

Durante todo el período de vacaciones, o mejor dicho, desde hacia varios meses no había recibido ninguna carta de sus padres. De hecho, no había recibido nada de ellos desde que supieron de su futuro aprendizaje con el profesor Snape y su padre había venido exigiéndole que lo revocara. Aquella no había sido una conversación bonita, y de hecho le habían llegado a decir cosas que dolían mucho... Después de eso, no había vuelto a saber de ellos.

Aquello hizo que se planteara muchas cosas, o mejor dicho que pensara sobre lo que se había convertido la relación entre sus padres y lo que vio no le gustó. Con el tiempo sus padres habían mostrado una clara preferencia entre los dos hermanos, siendo Brian su preferido... ¿Porque? Porque alguien les había dicho que habían hecho una profecía sobre la derrota del Lord oscuro, y que sería Brian quien lo haría..

Desde siempre, el único recuerdo que tenía era el de sus padres haciendo cualquier cosa por Brian y dejándolo a el solo sin hacerle caso... o peor aún, cuando solo le hacían caso para indicarle la desgraciá de hijo que era. Le habían llamado de todo, desde inútil hasta squib, culpándola de cualquier trastada de Brian. Jamás le habían apoyado en nada y la única vez que se habían comportado como padres había sido cuando sus amigos recordaron algo que ellos no habían sido capaces...

Y ahora, esto. Lo normal hubiera sido que le hubieran apoyado, que le hubieran dado ánimos y en vez de eso, hicieron todo lo contrario. ¿Realmente podía llamarles sus padres? Le habían dado vida sí, pero poco más.. Remus había sido su única figura paterna y últimamente Ginna había sido su figura materna; ellos se merecían más el que les llamara papá y mamá, no James y Lily...

Fue extraño, pero tras llegar a esa conclusión, se sintió más libre y relajado de lo que había estado nunca. Se sentía feliz, y después de eso, ya le daba igual si Brian estaba allí o no, le daba igual si este le volvía a echar en cara que sus padres le querían más... ¡era libre! Aun así, se sentía todavía algo inferior a su hermano, pero supuso que con el tiempo iría desapareciendo ese sentimiento de inferioridad.

Para su sorpresa, aquello pasó más rápido de lo que se pensaba. Fue solo un par de días después de Navidad... había ido a la biblioteca a mirar un poco sobre transformación humana, cuando escuchó refunfuños enfadados en una habitación cercana. Curioso, se acercó a ver que pasaba y se sorprendió al ver a Brian que miraba con enfado lo que parecía ser un trozo de tela, a la vez que exclamaba el hechizo diffindo. Por más que lo intentaba no lograba que le saliera y tras unos minutos de observación, Harry supo el porque. Le faltaba un levisimo giro de muñeca al principio del hechizo.