Capítulo 9

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El día en que habían de coger el expreso de Hogwarts para regresar, cmenzó de forma fría y nublada, casi como si quisiera acompañar el humor del joven hufflepuff ante el inminente reencuentro con su "querida" familia. Aun dudaba si había hecho la opción correcta y so sabía cual iba a ser la reacción que tendrían ante su regreso, la lechuza que les envió aún no le había traído respuesta; así que ciertamente podía corresponderse a su humor.

El resto de sus amigos, al igual que sus compañeros, parecían felices por poder regresar a sus casas y ver a sus familias, por donde mirara había risas y bromas, expresiones ilusionadas por el regreso... cualquiera que lo viera podría pensar que en realidad le obligaban a quedarse en la escuela, aunque tal vez sus padres lo hubieran intentado de poder.

- Vamos Harry, el tren se marchará en cuarenta minutos. Tenemos que ir a la entrada.- Dijo Athenea sonriente.- ¡Vamos, alegra esa cara! ¡Volvemos a casa!

- Sí, volvemos a casa.- contestó con una risa algo forzada.

Su amiga notó lo forzado de su expresión, pero no dijo nada y comenzó a arrastrarlo hasta el vestíbulo para poder ir hacía la estación. Por cualquier lugar donde mirara había gente impaciente por llegar a casa; había gente que incluso se quejaba que no pudieran usar un traslador para volver a casa. Harry apenas era capaz de participar, solo esperaba que sus padres y su hermano decidieran no darle un tiempo duro mientras estuviera allí, aunque sinceramente lo dudaba.

El viaje, aunque lleno de risas para la gran mayoría, para Harry resultaba bastante incómodo; ¡ni siquiera sabía si habría alguien esperándolo, ¿se olvidarían de que iba a volver por Navidad? Y si no se olvidaban, ¿vendría su padre o enviaría alguien más. La respuesta le llegó clara cuando salió del andén nueve y tres cuartos junto con sus amigos; allí en la estación estaba su padrino Sirius, con cara de fastidio. Su padre no se había olvidado de que volvía hoy, pero no había querido venir y había enviado a Sirius, el cual había venido solo por su padre... Las cosas ya comenzaban mal.

- Que tengas buenas vacaciones, Harry.- Le dijo Hermione.

- Sí, feliz Navidad, Harry.- Añadió Neville.

- Nos veremos en el tren.- Afirmó Malfoy.- Así volveremos a Hogwarts juntos.

- Hasta después de vacaciones.- Se despidió Harry.

Después de las despedidas de rigor, Harry se acercó a su padrino que tenía una expresión impaciente. Tan solo le dio una cabezada como saludo, antes de comenzar a andar hacía la salida obligando a Harry a seguirlo. Si no hubiera sido porque ya estaba acostumbrado, se habría sentida muy herido por la falta de bienvenida por parte de su padrino, pero de acuerdo a su experiencia previa, lo ignoró ¿Qué más daba que su padrino no le dijera nada? Que el pudiera recordar, le había prestado muy poca atención en toda su vida, y si realmente notaba su presencia, tampoco sabía como comportarse con él.

- Agárrate fuerte, voy a aparecerme a tu casa, así que coge tus cosas, no sea que te las dejes aquí.

- Sí, tío Sirius.- Murmuró Harry agarrando tanto el brazo de su padrino como su baúl.

Después de la sensación de deshacerse en un sitio para rehacerse en otro, Harry se encontró en la puerta de su casa. Si hubiera sido otro niño, seguramente no habría permanecido en la puerta ni dos segundos antes de entrar en su casa, pero Harry no era un niño normal y por ese motivo esperó junto con Sirius a que sus padres les abrieran.

Fue su madre quien les abrió sonriente; aquello le hizo que el corazón le diera un salto. ¿Lo había echado de menos? La respuesta le vino enseguida, no le sonreía a él, sino a Sirius, de hecho ni tan solo reparó en que estaba allí. Vio como su madre cogía a su padrino del brazo y se lo llevaba al salón, así que tras un suspiro triste, comenzó a llevar su baúl hasta su cuarto; lo mejor era que permaneciera allí hasta que alguno de sus padres se diera cuenta de su presencia.

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