¿Cómo te atreves a volver?

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Capítulo 18

Pov de Robin.

No podía explicar con exactitud de por qué estaba en este lugar, yo tampoco podía explicarme el por qué hacía eso, pero daba igual, ya estaba aquí y mi orgullo me impedía mirar hacia atrás y volver con el rabo entre las pierna, reconociendo de mi error, aunque si lo analizamos detalladamente, realmente es una gran locura. Le voy a dar la razón a Nami de que paso demasiado tiempo con el capitán.

Pero me lo exigía a gritos mi corazón. Necesitaba respuestas, es por ese motivo que volví con los Revolucionarios, para descubrir respuestas y volver a ser la misma mujer de siempre y enterrar por fin por de todas a Miss All Sunday y mi pasado. Suspire cansada recordándome a mí como mano derecha de ese maniaco de Cocodrilo. Agradezco un montón a mis nakamas de que me salvaran, es el único motivo de que este haciendo esto, poniendo mi vida en riesgo extremo, que al mínimo error acabaría descuartizada. Pero sino arriesgas no ganas, pienso yo, aunque sea para consolarme un poco.

Corrí escuchando por todos los lados un sonido ex prudente que te destrozaba los tímpanos, no cesaba, y por desgracia ese sonido iba acompañado de pisadas y personas que gritaban armadas de pie a cabeza acercándose cada vez más a mi coordenada. Pero no había ningún problema, no debería preocuparme por que por una vez no soy yo el objetivo, después de 22 años, aun así no bajaría la guardia.

Gracias al entrenamiento de Jimbei pude escurrirme por los pasillos sin ser descubierta y que no presenciara mi presencia. Mentalmente agradecía a Jimbei de que fuera un sensei exigente. Recuerdo cada entrenamiento durante estos dos duros meses. Solo de recordarlo sentía una punzada en mis músculos a causa de las agujetas. Necesito urgentemente un masaje y ya tenía a alguien en mente.

El entrenamiento era extremadamente agotador tanto físico como mental. Él me decía un montón de veces de que los entrenamientos que estaba realizando lo había superado mi capitán por los pelos. Cuando lo decía entendí de que en cierto modo me motivaba diciendo de que podía ser más fuerte que Luffy. Me contaba un montón de sus entrenamientos y eso me daba fuerzas para encarar de frente los obstáculos imposible que me imponía.

Recordar a mis nakamas me daba la fuerza suficiente para levantarme y no rendirme, en especial, cuando recordaba a él. Sentía una punción cuando le recordaba y más en estos últimos días y en especial cuando me despedí de él. Pero tenía que hacerlo, no podía verle sufrir, verle con esperanza conmigo cuando yo ya estaba muerta.

Pensaba todo el día en él, cada segundo, y cuando me daba unos minutos para descansar pensaba en el sufrimiento de que debía pasando por mi culpa. Realmente lo pasaba mal.

Mentiría si dijera que las pesadillas cesaron cuando llegue allí, fue todo lo contrario empeoraron, cada noche era aún peor que la anterior y por desgracia cuando me levantaba de esas terribles pesadillas no podía ver sus ojos negros como la noche que transmitía seriedad y cariño, no me abrazaba entre sus brazos protectores que me encantaba quedarme horas allí hasta que me dormía del cansancio.

Los echo de menos, a todos, pero aunque suene egoísta le echaba de menos al él, no tenía el lujo de olvidarle por un segundo,y lo que era antes miedo y terror por él, ahora se había convertido en nostalgia y que mi corazón gritara por coger un barco y buscarlo por el enorme mar aunque me costaras vidas pero no me detendría.

Pero aún no estaba preparada para reunirme con ellos. En estos dos meses entrenando aprendí lo básico del Karate Gyojin, me quedaba mucho camino para estar a la altura de mi capitán, pero era lo suficiente para defenderme perfectamente sin necesidad de utilizar mis poderes. También aprendí como controlar que mis sentimientos para que no me dominaran en una situación, es decir, no dejarme llevar por mis impulsos como había pasado en varia ocasiones. Rafael no podría hacer nada contra mí, aunque no podía cantar victoria, realmente era una caja de sorpresa, que me sorprendió el límite de utilizar esa sucia jugada.

¿Quien eres tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora