capítulo 22

573 18 0
                                    


Capítulo 22:

Empezó abrir sus parpados lentamente, aun le pesaban demasiado, pero pudo percatar que era de noche y que solo dominaba la oscuridad en la habitación, habitación que había estado durmiendo durante estos días. Echaba de menos su cama, la del barco. Pero se tendría que conformarse con eso.

No sabía la hora que era, pero estaba ajusto que no le importaría dormir durante días, incluso puede que meses. Se removió un poco dándose la media vuelta de forma lateral mirando hacia la ventana que estaba abierta revelando el hermoso cielo estrellado y la luna presumiendo de su luz azul.

Enfoco mejor su vista hasta distinguir una sombra sentada bajo la ventana, alarmándola y que se incorporará violentamente. Delante de sus narices se encontraba Zoro sentado con los brazos cruzados y sus espadas como compañeras fieles en las batallas.

No sabía si estaba despierto o dormido, pero sus dudas desaparecieron cuando el elevo la cabeza para conectar con los ojos azules de Robin de una forma que cortaba la respiración, su mirada transmitía decepción y furia, pero más que nada tristeza. Quemaba y a la vez intimidaba.

Se acercó hasta estar enfrente de ella y no se atrevía a decir nada, porque sobraba las palabras, lo decía todo con cada movimiento y gesto que eran casi imposibles de percatar. ¿Qué habría ocurrido?

Se sentó en la cama a su lado pero evitando contacto visual, ya estaba destrozado, ella lo percato a ver sus ojos hinchados. ¿Pero de qué? ¿De llorar? Imposible.

Abrió la boca para pronunciar una frase, puede que una palabra, pero nunca salió por la voz ronca de Zoro.

-¿Por qué el?- no entendió nada pero un pequeño olor a alcohol le inundo sus fosas nasales dándole una pista.

-Zoro…-intento tocarle con las yemas de sus dedos pero el de forma brusca se lo impidió.

-¡NO ME TOQUES, MALDITA MUJER!– estaba ebrio, no podía ser, Zoro tenía mucho aguante al alcohol que con todo lo que consumía en las fiestas tumbaría a una ballena y el estaría como una rosa. Asustada rechazo la idea de intentarlo. ¿Qué había ocurrido para que el llegara tal estado? En ese instante el peliverde se sintió culpable. En serio, ella le hacía más débil pero tenía motivos para beber. -¿Por qué te enamoraste de él?

-Zoro no te entiendo.- le agarro del mentón para que le mirara y analizar en primer grado el estado del peliverde. Saco la conclusión de que iba de alcohol hasta las cejas.

Tampoco le dio tiempo a entender nada, aunque tuviera una pequeña idea de que se estaba refiriendo, pero lo negaba por las veces que le había dicho que le amaba, pero como decía, no le había dado tiempo a entender nada, porque el chico se abalanzo besándola con violencia y agresividad.

Ella se negó y opuso resistencia porque le estaba haciendo daño y más la forma de morderla los labios para que los abriera y meter la lengua en su boca que tanto deseaba explorar, pero ella se lo negaba consiguiendo que fuera más brusco. La agarro de las manos inmovilizándola por completo. Movió las piernas intentando salir de su cárcel y de sus labios. Estaba agotada para utilizar sus poderes, además pensó que no era adecuado utilizarlo más sin saber la reacción que tenía Zoro bajo los efectos del alcohol, era impredecible.

Se separó de sus labios para con un simple movimiento arrancarle la ropa a la morena convirtiéndolo en un montón de cachos de ropas inservible. En ese momento empezó a poner resistencia pegando al peliverde en el torso. Pero él era más fuerte que ella. Utilizo toda la fuerza que tenía ella era lo misma fuerza que tenía Zoro en un brazo.

¿Quien eres tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora