Su vida parecía estar resuelta. Joven, apuesto, con una hermosa familia pero no todo lo que brilla es oro en esta vida. Su depresión lo llevó por diferentes caminos hasta que encontró a alguien que lo puso en el camino correcto, su vida cambió drást...
¿Quién hubiera dicho, en el pasado, que un simple chico de Las Vegas pudiera tener tanto éxito? Pero no solo es el éxito de la banda, estoy casado con la mujer más maravillosa de este mundo. Aja y yo estamos casados hace unos seis años, tenemos una adorable hija llamada Arrow, la cual es la luz de mis ojos y gracias a ella sigo luchando día a día. Cada día me levanto y pienso en la nueva oportunidad que me da Dios para seguir.
El último año fue bastante duro para mí, supe que tengo una enfermedad autoinmune: espondilitis anquilosante, está provoca que una o más vértebras se fusionen causando dolor crónico, miles de cosas pasaron por mi mente pero siempre tenía a Aja a mi lado aunque en el último tiempo la he visto más alejada de mi; como si no le importara nada, también había muchas discusiones por cualquier cosa y eso me generaba estrés; ya muy poco quedaba de la mujer que amé en su momento. Había cambiado tanto que no la reconocía, aquella mañana había tomado el medicamento para la enfermedad y luego pasaría por el estudio para hacer algunas grabaciones
—¿Otra vez te irás?— me preguntó mi esposa con un tono que no supe comprender, estaba desayunando y al oírla simplemente perdí el apetito
—Amor, no tengo ganas de pelear hoy— contesté dejando la taza sobre la mesa
—No estoy peleando Dan, simplemente estoy preguntando si vas a irte. Arrow demanda más de tu atención— me reprochó sin sentido, para mi pequeño angelito tenía todo el tiempo del mundo ¿por qué decía que Arrow demandaba más de mi atención?
—Cariño ¿qué sucede? ¿Por qué en el último tiempo buscas cualquier excusa para pelear?— pregunté inocentemente, ella tornó sus ojos y ahí comprendí que volveríamos a discutir
—No sucede nada Daniel, siempre que tenemos una conversación preguntas lo mismo. Estoy cansada de siempre el mismo discurso una y otra vez. Maldición pareciera que no puedes comprenderme— respondió un poco más alterada, no me sentía tan bien como antes, ya no quería seguir discutiendo con ella... no me agradaba el que me dijera tantas cosas dolorosas como alguna vez lo hizo. A veces pareciera que no tenía un poco de empatía, estaba depresivo y el aumentar que me sintiera mal no era de gran ayuda. Aja parecía hacerlo a propósito o era lo que empezaba a pensar luego de oír al volver a la realidad
—Estoy cansada Dan, no soporto más esta situación— dijo como si fuera algo tan común y mi mundo se vino abajo de inmediato.
La mujer que amaba estaba diciendo que ya no soportaba esta situación, eso rompió mi corazón y sobre todo hirió mi alma. Me levanté de la silla en completo silencio, sin mirarla salí de la cocina y caminé por la casa en busca de las llaves de mi auto; no iba a hablarle luego de oír eso. Salí de la casa sin rumbo fijo, estábamos en Las vegas... me conocía prácticamente toda la ciudad así que conduje sin preocuparme que alguien pueda reconocerme quería quizás recorrer mi ciudad natal por última vez.
Se sabe que no es bueno dejar a un depresivo solo, puede intentar miles de cosas y una de ellas es el suicidio.. me detuve en una cafetería con la idea de tomar ese café que tanto me gustaba y luego seguiría mi eterno viaje. Lo había decidido, no era la primera vez que lo pensaba... en verdad lo había pensado miles de veces pero me decía a mi mismo que no podía hacerles eso a Aja y a Arrow, pero de qué me servía vivir teniendo una enfermedad autoinmune con todo lo que eso conlleva y enfrentar la realidad de que todo lo que creía ya no existía, solo el amor de mi hija. Descendí del auto e ingresé al lugar, todo era muy rustico o al menos eso parecía.
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