Su vida parecía estar resuelta. Joven, apuesto, con una hermosa familia pero no todo lo que brilla es oro en esta vida. Su depresión lo llevó por diferentes caminos hasta que encontró a alguien que lo puso en el camino correcto, su vida cambió drást...
Estaba preparándome para ver una película cuando me llegó un mensaje, creí que era de Dean pero en verdad era Dan pidiéndome hablar... le había dicho que cuando lo necesite me llamara, no iba a salir ahora que estaba cayendo el sol así como tampoco iba a permitir que él se enfermara entonces sin pensarlo dos veces le envié la dirección de mi casa.
En el tiempo que esperé entre que le mandé el mensaje a Dan con mi dirección y que éste llegara, mi novio me llamó por teléfono
—Amor, esta noche debo trabajar. Perdón por cancelar la noche de películas— dijo, se oía un poco triste
—Esta bien amor, no te preocupes. Ya podremos tener nuestra noche de películas— hablé animándolo para que no se sintiera mal por "cancelar" la cita
—Gracias amor, te recompensaré... lo prometo— dijo luego con más ánimo que antes
—De nada, ten cuidado por favor— dije con algo de miedo, temía que algo le sucediera
—Si amor, ya debo colgar. Te amo, nos vemos en unas horas— respondió del otro lado de la línea
—Te amo más— llegué a responder y luego colgó. De inmediato sonó el portero eléctrico, fui hasta él sabiendo que era Dan así que bajé a abrirle la puerta, me sorprendí al verlo... era realmente alto,
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desde el otro lado del mostrador en la cafetería no se notaba mucho pero estando allí era muy evidente
—Hola, pasa...— dije abriéndole la puerta para que no se congele, al pasar junto a mi me percaté que con mi estatura le llegaba al pecho... a su lado me sentía muy pequeña ya que a Dean le llegaba por el hombro
—Buenas noches, perdón por molestar pero no sabía con quien más hablar —dijo de repente, lo cual me parecía extraño ya que por lo que sabía tenía tres amigos más— y mis amigos están ocupados en la sala de grabación— agregó luego como si me hubiera leído la mente
—Pero si vas a decirles algo no creo que se molesten— dije comenzando a caminar hacia el elevador
—No es eso, no me gusta llevar problemas al trabajo o que ellos se preocupen por lo que me sucede— respondió siguiéndome
—Pero son tus amigos, aunque no quieras... ellos se preocupan por ti— hablé tratando de que entienda que no está solo
—¿Cómo sabes que decir siempre? ¿eres psicóloga?— me preguntó con algo de curiosidad mientras esperábamos subir al elevador que ya estaba en el hall del edificio
—No, solo escucho a las personas— dije simplemente pero no era esa la verdad
—Selene... ¿tú...?— preguntó pero se quedó callado al ver que llegamos al tercer piso, descendí y él una vez más me siguió a paso firme; suspiré al comprender que esperaba una respuesta a lo que preguntó
