Mi vida no era perfecta, ni mucho menos, pero tenía mi rutina. Las cosas eran como se supone que deberían ser para una treintañera estudiante y trabajadora... Hasta que ocurrió algo y todo se fue al garete.
Estaba en mi último año de interna de medicina en el Hospital Médico Quirúrgico de San Salvatore, no era la primera de mi clase pero tampoco era la peor. Siempre había sido "mediocre", en todos los sentidos y, para seguir con la carrera, tenía que compaginar el estudio con trabajo para poder pagar las cuotas.
Actualmente ya tenía bastantes ahorros pero seguía trabajando a las noches de camarera en el bar rockero de un buen amigo mío porque así mataba dos pájaros de un tiro: el ganar dinero y el divertirme algunas noches.
Un día mi turno en el Hospital había acabado pronto, era Viernes noche, así que me iba a pasar por el bar para tomar algo, obviamente ya iba completamente vestida para la ocasión: mis new rock hasta las rodillas, unas medias negras rotas, un short vaquero, una camiseta de asas de Behemoth y mi chupa de cuero.
Con esas pintas salía de los vestuarios y estaba dirigiéndome a la salida de Urgencias cuando se armó un poco de revuelo.
Los de la ambulancia entraron con una camilla en la que había un señor que se estaba asfixiando en manos de mi compañera de guardia, la cual parecía incapaz de intubarlo para que respirase correctamente. Alrededor estaban un par de enfermeras nerviosas y 2 hombres: los acompañantes del señor. Estaba dispuesta a seguir mi camino hasta que escuché como a mi compañera se le caía el laringoscopio, así que me giré sin pensarlo siquiera y me metí en el box.
- Guantes pequeños y laringo del 4.- le pedí a la enfermera mientras me quitaba la chupa de cuero, dejándola caer al suelo y me colocaba al lado de mi compañera.- Déjame intentarlo a mí.
- Gracias.- me respondió ella, apartándose para dejarme sitio y colocarme en posición de intubación a la cabeza del señor que estaba casi cianótico.
- Tiene la vía casi cerrada. Parece un shock anafiláctico. ¡Necesito 0,5 de Clemastina!.- levanté la mirada hacia mi compañera, la cual no se había movido.- ¡Vamos!
Mientras ella reaccionaba, conseguí intubar al señor. ¡Por fin! Comencé a ventilarlo manualmente hasta que sus constantes se normalizaron y mi compañera le inyectó el antihistamínico que hizo efecto inmediato.
- ¡Vale! Parece que ya está mejor.- comenté sonriéndole a mi compañera.- Sigue tú y pregúntales a los acompañantes qué pudo comer para que le diera el shock.
- Ya me sé el protocolo.- me respondió ella, algo malhumora mientras cogía ella el ambú que yo había soltado y proseguía con la respiración artificial.
- Lo sé, ¡ok! ¡Bueno, me piro! .- dije, buscando mi chupa por el suelo hasta que me fijé en que uno de los acompañantes la tenía en sus manos. Era un chico algo mayor que yo, de pelo negro como la noche y ojos verdes, debía de medir sobre 1,80 y era atlético, resumen: no estaba nada mal. Me acerqué un paso y él me tendió la chupa.- ¡Gracias!
- A ti.- respondió con una voz suave y oscura que me hizo sentir un ligero escalofrío.- Gracias por salvar a nuestro...- hizo una pausa extraña.- padre.
El otro acompañante hizo una especie de ruido, no supe discernir si fue una risita o una tos así que lo miré extrañada.
- Sí, te lo agradecemos mucho.- añadió éste, mirándome fijamente, tenía los ojos azules súper claros que intimidaban bastante.
Media más o menos como el otro hombre pero era algo más delgado, tenía el pelo rubio oscuro recogido en una coleta y un bigote, como dicen ahora, pornstache.
No pude evitar pasar mis ojos del uno al otro, comparándolos. Llegué a la conclusión de que ambos estaban muy bien.
- Es mi trabajo.- les sonreí a ambos poniéndome la cazadora mientras salía del box.- Espero que se mejore vuestro... padre.
Y, sin más, me marché camino al bar para, después del largo día, tomar una buena cerveza y escuchar algo de música para relajarme.Llegué al bar, saludé a los habituales conocidos y a Rodi, el dueño del garito, el cual me abrazó antes de ponerme delante una de mis cervezas favoritas: Franziskaner; la cual apenas tocó la barra porque me bebí la mitad de un trago.
- ¿Un día duro, eh?.- me preguntó, sonriendo al ver cómo me relamía.
- ¡Bah! Lo habitual.- repliqué encogiéndome de hombros.- Por aquí está todo tranquilo hoy, ¿no?
- Sep, pero mañana te voy a necesitar un par de horas por aquí si puedes acercarte.- me comentó mientras él mismo bebía un trago de su cerveza.- Hay concierto en el Transyl y fijo que luego habrá movimiento aquí.
- ¡Claro! En principio cuenta conmigo.- le sonreí mientras chocaba mi puño derecho con el suyo.
Acto seguido se giró hacia el portátil, tecleó algo y comenzaron a sonar los riffs de mi tema favorito de Behemoth "Chant for Ezchaton 2000", yo sonreí mientras me bajaba el resto de la cerveza y me levantaba del taburete.
- ¡Ou yeah!.- grité al aire, comenzando a hacer headbanging como una loca al ritmo de la música.
Unas pocas cervezas después, cuando yo estaba ya bastante achispada, se pegó a mí uno de los habituales del bar. Era un tipo que siempre andaba por ahí pero que nunca se me había acercado: media melena, camiseta de Adidas y pantalones vaqueros. Un tío de lo más normal dentro de la "fauna" del bar.
Hablamos de un par de cosas sin sentido durante un buen rato y, cuando me quise dar cuenta, estábamos enrollándonos en su coche. Durante un pequeño momento mi sentido de la razón intentó detenerme de acostarme con él pero mis hormonas tomaron el control y acabamos teniendo un sexo decente en el asiento de piloto del coche.
Yo nunca había tenido pareja estable porque me gustaba ser libre, tener mi capacidad de elección y porque, en realidad, no había logrado conectar con nadie de esa manera especial que te corta la respiración. ¡Vamos ser la polilla que se acerca a la llama y se quema por necesidad!
Eso nunca me había pasado y, aunque parte de mí deseaba sentirlo con alguien,sabía perfectamente que no iba a ser en ese momento con el habitual del bar.
Así que, justo cuando acabamos la faena, yo me volví a vestir y salí de su coche mientras tiraba el condón usado.
El tipo intentó detenerme, llamándome por mi nombre e incluso saliendo del coche, pero yo ya había parado a un taxi y me subí sin mirar atrás.
Habitual POV: ¿Qué? ¡Ella no podía irse así! ¡Joder! Estaba hecho una furia, llevaba obsesionado con ella desde hacía meses y siempre iba al bar donde trabajaba para verla. Tras casi un puto año había conseguido atreverme a hablar con ella, me había lanzado a la piscina y había tenido premio. ¡Joder! La había tenido entre mis brazos, había estado en su interior y había sido maravilloso... Pero para ella fue un simple polvo más. ¡NO! ¡No lo iba a aceptar! ¡Ella será mía para siempre, aunque no quiera!
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Yami POV: A la mañana siguiente me despertaron los gritos de mi madre para que desayunase algo en vez de estar tirada durmiendo la mona... Nota mental de Yami: alquilar un piso e independizarme.
Soporté estoicamente su sermón mientras desayunaba bajo la mirada reprobatoria de mi padre.
Mi madre había sido ama de casa toda su vida, no había tenido ninguna experiencia fuera de las cuatro paredes de la casa; todo lo contrario que mi padre, un militar que apenas había pasado tiempo en casa hasta que lo metieron en la reserva hacía unos meses y que ahora se aburría más que una ostra.
- ... Y es que tu vida no tiene sentido, tienes que centrarte en finalizar lode medicina y dejar de frecuentar esos tugurios de mala muerte. Vas a acabar fatal como sigas así.- terminó el monólogo mi madre.
Inhalé aire lentamente y suspiré, levantando la mirada para contestarle una bordería pero mi padre me interrumpió.
- Ni se te ocurra responderle a tu madre y haz caso de una puta vez, que ya no eres una niña.- medio gruñó amenazadoramente mi padre.
Yo no estaba para soportar esas idioteces, todos los putos días igual y ya estaba cansada de que nunca me dejaran a mi aire. Nunca me habían entendido lo más mínimo, ni el uno ni la otra.
- ¡Mirad! Soy una jodida adulta y estoy haciendo todo lo que se supone que tiene que hacer una mujer de mi edad, ¿no?.- les respondí, levantándome de la silla.-Estoy estudiando y aparte tengo un trabajo así que dejad de tocarme las narices de una vez, no me apretéis las tuercas a mí cuando mi hermano pequeño se pasa el día tocándose los huevos a dos manos.
No me dio tiempo a pestañear antes de que mi padre se levantase de su silla y me cruzase la cara de un bofetón. Sabía que estando bajo su techo les daba igual que yo tuviera 30 o 50 años y que tocaba seguir sus normas de retrógradas dictaduras.
Me giré hacia mi habitación con la mano en mi mejilla, rumiando todo tipo de insultos hacia mis progenitores y cada vez más cabreada con todos. Decidido: iba a independizarme por fin.
Tras una siesta, una buena ducha y algo de comida, ya estaba preparada para un nuevo turno de 10 horas en el hospital. Horas que pasaron como siempre, con enfermos, lesiones varias y una cirugía que se llevó 4 de esas 10 horas laborales, lo que no estaba nada mal.
Sorprendentemente cuando acabó el día yo no me sentía tan agotada como suponía, así que avisé a Rodi de que iba para el bar y que me preparase una cerveza para cuando llegase yo.
Unos minutos después entré por la puerta del Mari, que estaba hasta los topes y vi como Rodi parecía suspirar aliviado cuando vio que yo traspasaba las puertas y me metía detrás de la barra con él. Fueron 3 horas muy intensas sirviendo copas, cócteles y cervezas, casi no me dio tiempo de tomarme mi birra pero no me importó ya que era 130 euros más rica y el tiempo había pasado volando.
En un momento, vi al tipo que me había tirado la noche anterior: estaba en una esquina del bar, mirándome fijamente. Ni siquiera le había preguntado su nombre... Una voz en mi cabeza me dio la alarma, él estaba ahí todo siniestro pero parecía inofensivo, así que miré hacia otro lado hasta que noté como se acercaba a la barra.
- Oye, ¿por qué te fuiste así ayer?.- escuché como me preguntaba con voz enfadada.
- Pues porque sí, yo hago lo que quiero.- le respondí sin mirarlo, imprimiendo en mi voz un tono firme.
- No vas a follarme y luego dejarme tirado como a un condón.- siseó entre dientes.
- Pues eso es precisamente lo que hice.- contraataqué, mirándolo arqueando una ceja y me dispuse a alejarme de ese lado de la barra.
Él me agarró del brazo con fuerza, dando un tirón que me arrastró hasta que di con mi cadera contra la barra y eso me hizo pegar un grito de sorpresa, le di un bofetón en la cara con fuerza pero no me soltó sino que tiró más de mí haciendo que mi cuerpo pasase casi por encima de la barra.
- ¡Más te vale que vengas conmigo o te arrepentirás!.- medio gruñó entre dientes, su cara a unos milímetros de la mía.
- Serás tú quien se arrepienta si no la sueltas ahora mismo.- escuché como decía Jako, uno de mis mejores amigos del bar y mano derecha de Rodi.
El tipejo no tuvo tiempo de reaccionar antes de que Jako lo cogiese por el cuello de la camiseta, haciendo que me soltase por la sorpresa, respiré aliviada cuando lo arrastró fuera del bar con una patada en el culo ante los vítores del resto de clientes.
- ¿Todo bien?.- me preguntó Rodi, el cuál salía en ese momento de la trastienda del bar, había ido para coger unas cuantas botellas y vagamente se había enterado del percal.
- Sí, todo bien.- respondí, encogiéndome de hombros y haciéndole el corte de manga a la puerta.- Jako es Dios.
- ¡Me Jakonglatula!.- contestó éste con una gran sonrisa y volviendo a sentarse en su taburete.
Sonreí ante su respuesta y continué sirviendo bebidas a la gente.
Habitual POV: Desde la puerta oí como ella se regocijaba con sus amigos de haberme echado de ese tugurio, me sentí completamente furioso y herido, así que decidí darle una lección que nunca olvidaría. Sabía dónde ella vivía, así que decidí ir a su casa y ahí las cosas se me fueron de las manos.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Nota de la autora: este es el primer capítulo, aún no ha aparecido Papa ni nada así, lo sé pero esta introducción era necesaria.
ESTÁS LEYENDO
La Orden del Grucifix
FanfictionFanfiction. OC/ Papa Emeritus III. La historia nos narra como Yami, una chica espontánea y normal, se ve de repente en una mala situación. Al conocer al Papa Emeritus III y sus Nameless Ghouls todo su mundo se vuelve patas arriba.