Water POV:
Me pasé el día con la cabeza pensando en otros asuntos, sin poder centrarme realmente en lo que tenía entre manos: las cosas de la Orden.
Tras terminar papeleo que el inútil de T tenía por hacer me levanté del escritorio, estirándome y me froté la cara, tenía que recortarme el bigote. Suspiré, mirando por la ventana y luchando por no pensar en Yami. ¡Maldita sea! ¿Qué cojones me estaba pasando?
Quedaban pocas horas de luz y ellos todavía no habían vuelto de su escapada, así que dejé algunas cosas dispuestas y me fui a dormir.
A la mañana me levanté y fui al despacho pero él no estaba por ahí, abrí la puerta de su habitación y el muy condenado roncaba. Sopesé qué hacer, definitivamente era raro que él no estuviese ya despierto, opté por ignorarle y fui hacia el comedor. De camino, estaba en compañía de Earth y otro de los Nameless Ghoul, dándoles algunas instrucciones para el día pero ellos solamente comentaban que estaban emocionados por la Luna de Sangre y bla-bla-bla... Suspiré mentalmente ante lo muy cansinos que eran todos.
Todavía quedaban otras 5 semanas para ese evento, tanto bombo y tanta mierda para una fiesta más en la que T sería adorado y él soltaría otra de sus monsergas infumables. Yo ya había superado que me robase mi puesto, lo tenía superado y no quería darle más vueltas al asunto pero...
Vi a Yami arrastrando a Mary hacia uno de los bancos, parecía muy excitada y me picó la curiosidad, me separé de mis acompañantes haciéndoles un gesto de cabeza, acercándome a ellas subrepticiamente y viendo como Carol también espiaba la conversación.
- ¡¡¡Por fin os habéis acostado!!!.- la voz en grito de Mary resonó por el patio como un petardo.
¿QUÉ? ¡MIERDA! Me cago en su puta madre, maldito fuera. Apreté los dientes y los puños con fuerza, el muy rastrero lo había conseguido y con razón estaba roncando como un cerdo en su cama. Ni siquiera había esperado un tiempo prudencial a que ella estuviese recuperada del ataque...
Y hablando del ataque, giré lentamente mi cabeza hacia Carol, todavía no había pensado que hacer con ella. Ella estaba cabreada, se veía a la legua y parecía querer saltar para matar a Yami ahí mismo.
Sonreí ante mi idea, hacerle creer que yo también quería herir a Yami me podría ayudar en mi venganza, así que me acerqué a ella y le hice un gesto para llamar su atención.
Ella me miró fijamente con odio, le indiqué que me siguiera pero no se movió así que la agarré por el brazo, prácticamente arrastrándola a una esquina.
- ¿Qué diablos quieres Water?.- me preguntó, echando chispas por los ojos y soltándose.
- Creo tener la solución para tu problema.- dije yendo directamente al grano, mirando hacia Yami y Carol siguió mi mirada también.
- Quiero a esa zorra muerta.- gruñó entre dientes pero la escuché perfectamente, respiré hondo para no estamparle la cabeza contra la columna a esa puta loca.
- Tu ataque falló ,¿eh?.- comenté sonando tranquilo, ella me miró con cara de prepotencia.- Tranquila, no hace falta que digas nada pero, sabes que yo puedo ayudarte. De hecho, tengo la idea perfecta: yo puedo hacer que vuelvas a la cama de Papa incluso estoy pensando que te podría elegir para su cita en la Luna de Sangre y, cuando ella se entere, la destrozará.
Ella sonrió, arqueando una ceja que pretendía ser seductora en mi dirección aunque me pareció más la mueca de una víbora que otra cosa.
- ¿Y por qué harías eso?.- preguntó ella, llevando una mano a mi pecho, acariciándolo lentamente.
Mi primer instinto fue apartarme de ella asqueado, dar un paso atrás para alejarme de su pérfido contacto pero no, me forcé a estarme quieto en mi lugar.
- Creo que tenemos intereses comunes.- dije simplemente.
Llevé mi mano sobre la suya sin que se notase que la alejaba de mi cuerpo y me fui de allí, con mi plan venenoso en mente, iba a ser fácil, muy fácil: ya era hora de que Carol pagase.
Lo de venenoso iba a ser literalmente, de hecho, lo tenía desde hace tiempo y su uso dio sus frutos aquella vez, el viejo carcamal tuvo que dejar su trono pero la jugada me salió totalmente torcida no me eligieron a mí como el siguiente Papa. Ésta vez no cometería el mismo error.
Ahora eso daba igual, ser Ghoul era divertido a su manera mientras mi poder siguiera intacto ya que solamente 2 personas en toda la Orden sabían mi identidad y mi puesto en el Clero estaba ahí.
- ¡Water!.- una voz con falso acento italiano me llamó, gruñí un improperio y me giré para encararlo.- Has hecho muy bien tu labor en mi ausencia.
- Corta el rollo.- murmuré, comenzando a cabrearme imaginándome cómo se habría tirado a Yami. Negué con la cabeza para sacarme la imagen de mi mente.
- Alguien está gruñón hoy, ¿eh?.- me pinchó él, echándome un brazo por los hombros e intentando llevarme hacia el comedor.
Me deshice de su brazo, separándome para mirarlo fijamente, ladeé la cabeza para evaluarlo y descubrí que estaba confuso sobre mi comportamiento. ¿En serio?
- A ver si ahora que te has follado a Yami haces tu maldito trabajo, Papa.- siseé, haciéndole una pequeña reverencia jocosa.
Lo que no me esperaba fue su reacción, se puso tieso al instante cuando nombré a Yami pero rápidamente adoptó una actitud despreocupada.
- Una más para la lista.- dijo, haciendo un ademán de la mano.- Quizás había puesto demasiadas esperanzas en ese polvo mediocre.
Una ola de ira me inundó, apreté la mandíbula hasta que me chirriaron los dientes y avancé un paso hacia él.
- ¡Qué cabrón!.- escuché que alguien decía y ambos, Papa y yo, miramos a la derecha.
Apenas tuve tiempo para reaccionar, Yami se lazó sobre Papa y le soltó un bofetón, juro que me quedé atónito y apostaría a que la cara de T no distaba de la mía. Miré en derredor y gracias a Satán parecía que nadie lo había visto, el agredir así a Papa podría conllevarle un castigo grave a Yami o incluso su expulsión. La agarré del antebrazo para evitar que se fuese y la miré fijamente.
-Eso ha sido un movimiento muy estúpido, Hermana Yami.- dije con claridad y, sin apartar mis ojos de los suyos, continué hablando.- ¿Qué castigo debemos aplicar, Papa?
Su expresión pasó de la furia a la sorpresa y de ahí al pesar, intenté tragar el nudo que se había instalado en mi garganta, si fuera por mí me habría reído de T ante esa situación pero no, no podía hacerlo o él sospecharía que Yami me importaba más de lo que quería aparentar.
- ¡Déjala ir!.- intervino él.- No sé cómo siempre recogemos a las locas histéricas.
Dicho esto se fue hacia el comedor, los ojos de Yami se llenaron de lágrimas y la arrastré a la misma esquina en la que, minutos antes, conspiraba con Carol.
- ¡Suéltame Water!.- me gritó ella, intentando zafarse de mí, yo miré por encima del hombro para comprobar que no había nadie cerca y la abracé contra mí.
- ¡Joder Yami! De verdad que eso que hiciste fue muy estúpido, nena.- murmuré, apretándola fuertemente.- Él podría haberte echado de la Orden en el acto y yo no podría haber hecho nada para impedirlo.
- Tal vez es eso lo que quiero. Irme de aquí.- gruñó ella contra mí pero me devolvió el abrazo y se echó a llorar.
- Ssshhh. No malgastes lágrimas por él.- murmuré, acariciándole el pelo.- No es como si no supieras lo que iba a pasar después, ¿verdad?
- Sí, lo sabía.- respondió entre sollozos pero se apartó para mirarme.- Lo que no sabía es que se iba a comportar como un cabrón misógino después.
La verdad es que eso también me sorprendía a mí, quiero decir que pese a lo imbécil que él era, nunca trataba así a las chicas. Miré a Yami y le limpié las lágrimas con mis pulgares mientras negaba con la cabeza.
- ¿No habrás soltado mi nombre justo cuando te corrías y por eso se ha enfadado?.- le pregunté, divertido y excitado (para qué mentir) con la idea.
Ella soltó una pequeña carcajada, yo me reí con ella y mentiría si dijera que no me hizo sentir bien. Ya había llegado a la conclusión de que no solamente quería follármela pero ésto lo confirmaba. Estaba jodidamente perdido.
- Eso fue justo lo que pasó.- dijo ella, encogiéndose de hombros. La miré sorprendido y ella soltó una risita cantarina.- Ya te gustaría, Water.
¡Ah, me había pillado! Sonreí tras la máscara como un bobo, me alegraba ver que ella estaba mejor.
- Bueno Yami, tengo cosas que hacer, si me necesitas para lo que sea ya sabes dónde encontrarme.- me despedí guiñándole el ojo.
Fui a mi habitación con paso apurado, abrí el baúl donde tenía algunas cosas muy importantes y luego rebusqué el pequeño cofre, sabía que tenía por ahí lo que necesitaba. No tardé en encontrar el blíster con las diminutas pastillas, cogí una y la metí en una bolsita. Guardé todo y volví a salir.En los comedores estaba casi todo el mundo terminando de desayunar, entre ellos estaba Carol con su grupito de zorras. Le hice un gesto disimulado a Carol y ella se acercó a la mesa, simulando servirse café, yo le pasé la pastillita con disimulo.
- Dásela a Papa mañana a la noche en la Fiesta, eso lo dejará a tu merced.- susurré, sirviéndome yo una taza de té negro.
- ¿Lo matará?.- preguntó, mirándome pálida.
- No, hará que puedas meterte en su cama de nuevo.- contesté secamente, cogí una tostada y me fui a la mesa de los Ghouls.
Estuve un rato entretenido charlando con Air y Alpha, tras eso fui a la biblioteca a hacer que leía mientras esperaba que Yami apareciera para hacer sus tareas, sí, lo sé, podría considerarse acoso en muchos lados pero a mí me importaba bien poco, solamente quería verla otra vez.
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La Orden del Grucifix
Fiksi PenggemarFanfiction. OC/ Papa Emeritus III. La historia nos narra como Yami, una chica espontánea y normal, se ve de repente en una mala situación. Al conocer al Papa Emeritus III y sus Nameless Ghouls todo su mundo se vuelve patas arriba.