Papa POV: Ella se fue corriendo antes de que me diese tiempo a reaccionar, me quedé en el escenario paralizado por la sorpresa del ataque de la psicópata de Carol a Yami. Quizás había sido demasiado descarado respecto a ella, tenía que tener más cuidado de ahora en adelante si no quería ponerla en peligro... ¡Si el Clero se enterase! Tragué saliva y me obligué a tranquilizarme, a partir de ahora me acercaría a ella con más sigilo y delante de los demás me mostraría como con todo el mundo.
- Los ánimos están por las nubes, ¿eh?.- comenté a la gente, negando con la cabeza.- No os preocupéis por las peleas de gatas y seguid disfrutando de esta hermosa noche.
Hubo algunas risas dispersas, la mayoría asintió y continuaron festejando.
- Yo me voy.- informé a Alpha y Water.
- De acuerdo Papa.- dijeron ambos a la vez.
Water mantuvo mi mirada un par de segundos más, echándome en cara en silencio lo que había pasado. Con rapidez y pasando casi desapercibido salí del gran Salón para seguir a las chicas, a lo lejos vi a Omega esquivando los sapos y culebras de la arpía de Carol. Sonreí pensando en la que había logrado esquivar con ella y me centré en mi objetivo, Yami.
Yami POV:
- ¿Qué ha pasado?.- preguntó Mary falta de aliento mientras me perseguía por los pasillos del monasterio.
- ¡Yami! ¡Frena!.- pidió Sara con voz ahogada y jadeando.
Respiré profundamente por la nariz, bajando las marchas tanto de mi cerebro como de mi cuerpo y tragué saliva.
- ¿Os parece si hablamos en mi habitación?.- les pregunté, mirándolas de reojo.
Ambas asintieron, ambas guardaron silencio hasta que llegamos a mi habitación.
- ¡Vale!.- dije al cerrar la puerta y suspiré.- Creo que esa loca está, como decirlo, ¿celosa?
- No sería raro.- dijo Mary, suspirando.- Ella también ve como Papa te mira y eso la pone furiosa.
- Y no intentes negarlo porque estábamos presentes.- comentó Sara, pasándome un brazo por los hombros.
- ¡No es mi culpa!.- exclamé con un puchero.
- Ya pero Papa nunca presta tanta atención a nadie de esa forma.- comenzó a decir Mary y ante mi cara de pocos amigos explicó.- Sí, claro que se acuesta con nosotras pero es eso, no nos hace mucho más caso fuera de esas 4 paredes.
- Contigo es diferente, siempre está con un ojo puesto en ti.- siguió Sara y me miró a los ojos, frunciendo el ceño.- ¿Se ha acostado contigo?
- No...- murmuré, deshaciéndome de su abrazo.
- ¿Y él nunca se te ha acercado para camelarte, por decirlo así?.- preguntó Sara, sentándose en mi cama junto a Mary.
- Hmmm... No, tampoco.- respondí, sentándome yo en el suelo.- Pero eso no me importa, es decir, ¿qué tiene que ver eso? Papa no es mío, no es de nadie y es de todas, ¿no?
- Ya...- murmuró Mary, evasivamente.
- ¿Tú sabes lo que pasó con él y Carol?.- le pregunté, mirándola a la cara y ella evitó mi mirada.
- No se puede hablar de eso Yami.- respondió Sara.- Ella y su grupo son las ovejas negras de la orden pero siguen aquí, el Clero lo estimó así.
El Clero otra vez, ellos eran los que designaban los nuevos Papas, un grupo de personas que el primer Papa Emeritus nombró por encima de él. Eran gente poderosa que también financiaban la Orden y nuestras actividades, que creían en el propósito de Papa pero que también tenían voz y voto sobre lo que se hacía en la Orden.
- ¿Por qué?.- pregunté confusa.
- No lo sabemos.- me dijo Sara.
- Tú quieres que Papa se fije en ti, ¿no?.- preguntó Mary, asentí.- Entonces haz lo opuesto que haga esa desquiciada.
Nos quedamos las tres en silencio, cada cual pensando en sus cosas hasta que me acordé de que Alpha y Mary habían hablado y que Sara y Earth también.
- ¿Y vosotras con vuestros novios qué?.- les pregunte, sonriendo malignamente.
Sara sonrió también pero Mary se puso colorada y se mordió el labio.
- Earth no es mío tampoco pero me gusta espolearlo de vez en cuando.- comentó Sara con una ligera carcajada y miró a Mary.- Lo de ella con Alpha es más complicado.
- Sí, lo es.- murmuró ella, mirando al suelo.- Yo, bueno, estoy enamorada de él... Y él de mí pero, esta Orden no es para hacer parejas, no estaría bien que comenzásemos una relación, ¿entiendes?
- Y eso os está corroyendo a los dos, comprendo.- dije, levantándome para abrazar a mi amiga.
La abrazamos entre Sara y yo, ella al final soltó una carcajada y nos abrazó de vuelta.
- Con vosotras dos es imposible sentirse sola.- dijo entre risas.- Por cierto, ahora fijo que te cambiarán de habitación, estarás más cerca de nosotras.
- ¿Tendré habitación con baño propio?.- pregunté esperanzada.
- ¡Sí!.- contestaron a la vez.
- ¡Ou yeah!.- celebré contenta, olvidando el incidente e ignorante de que a pocos metros Papa había escuchado toda la conversación.
A la mañana siguiente me despertaron unos toques en la puerta, era bastante temprano ya que los Lunes la Orden no se despertaba hasta el mediodía, así que me levanté medio dormida y abrí la puerta, casi ahogándome al encontrarme a la Hermana Pecadora en mi puerta.
- ¡Buenos días Hermana Yami!.- saludó ella con una sonrisa divertida ante mi incomodidad.- Vengo a avisar de tu cambio de localización en la Orden, así que debes dejar esta habitación y venir conmigo a tus nuevas dependencias.
- ¿Ahora?.- pregunté bastante confusa.
- Sí, prepara ya tus cosas.- me respondió ella autoritariamente.
Entré en la habitación como un tornado, hice la cama rápidamente y me vestí en un tiempo récord. Suerte que solamente tenía mi mochila así que creo que no tardé 5 minutos en salir de mi exhabitación, siguiendo a la Hermana Pecadora hasta una nueva habitación que casi era vecina de Sara y Mary; la habitación era prácticamente reflejo de las de ellas, con su baño incluido.
- Por cierto Hermana Yami.- comenzó la Hermana Pecadora.- Hoy cambiaremos tu rutina. La Hermana que cuida de nuestro amado Papa Emeritus II está enferma, así que tú la sustituirás.
- De acuerdo.- accedí hablando lentamente, asimilando el cambio.- ¿En qué consistiría mi función?
La Hermana Pecadora asintió complacida ante mi reacción, sonrió un poco pero de forma natural y me sorprendí al descubrir que era muy guapa.
- Nuestro Emeritus Segundo tiene problemas para andar, deberás ayudarle a levantarse y asearse.- dijo, observándome atentamente.- Luego deberás darle su desayuno y procurar que esté cómodo. Ya te despedirá él, ya que tampoco le gusta demasiado estar en compañía de Hermanas tan jóvenes como tú.
- Entendido, solamente tengo una pregunta.- dije, asintiendo.- ¿Dónde está su habitación?
- En el ala este solamente hay dos habitaciones y dos habitantes.- respondió la Hermana Pecadora, encaminándose por el pasillo.
¡Vale Yami! Dos habitantes. Mi corazón comenzó a latir a galope, el otro sería nuestro actual Papa... ¿Y si entraba en su habitación por error? ¡Ay Satán!
- Por cierto, ya vas a llegar tarde.- me espoleó la Hermana Pecadora con voz severa.
Me sobresalté, cerrando la puerta con rapidez y salí corriendo hacia el ala este. Al llegar allí me sentí casi en pánico pero me había enfrentado a cosas peores, vi a un Nameless Ghoul a pocos metros y me acerqué a él corriendo pero frené en seco al reconocerlo: Water.
- Buenos días Yami.- me saludó con familiaridad.- ¿Y tú por aquí?
- Yo...- respondí insegura, carraspeé negando con la cabeza para sacarme su imagen acariciándome en el gran Salón.- ¿Podrías indicarme la habitación del Papa Emeritus II?
Por respuesta él ladeó la cabeza, mirándome fijamente.
- ¿Por favor? Debo cuidarlo hoy pero no me indicaron dónde era su habitación.- respondí, a la desesperada.
Él asintió riéndose ligeramente, se acercó a mí y con una mano me acarició la mejilla mientras que con la otra señalaba hacia unas grandes puertas de roble.
- Son esas puertas de ahí, las del fondo negras son las de nuestro actual Papa.- me informó, mirándome con sus ojos celestes y con mucha intención. ¡Oh, vaya! ¡Recibido!
- Muchas gracias Hermano Water.- le respondí algo confusa por su actitud y me separé de su toque.
Él asintió, me di media vuelta y me acerqué a las puertas de roble, puse la mano sobre el pomo demorándome un segundo, inspiré profundamente por la nariz y abrí la puerta.
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La Orden del Grucifix
FanfictionFanfiction. OC/ Papa Emeritus III. La historia nos narra como Yami, una chica espontánea y normal, se ve de repente en una mala situación. Al conocer al Papa Emeritus III y sus Nameless Ghouls todo su mundo se vuelve patas arriba.